La Niña Agradecida

3 min de lectura

¿Cómo le enseño a mi hija malagradecida a ser agradecida?

P. Acabo de pasar la semana pasada orquestando una fiesta de cumpleaños para mi hija de 11 años. Ella es muy detallista y la fiesta tiene que cumplir con todas sus exigencias. Invertí tiempo y esfuerzo, y la fiesta salió realmente bien. ¿Pero acaso escuché un “gracias” de ella? ¡Ni una sola palabra! Quiero decirle a mi hija que nunca más la ayudaré con un evento. ¿Qué es lo que aconsejas?

R. Estimo tu frustración. Invertiste energías en un proyecto, y te gustaría que tus esfuerzos fueran apreciados. Todos deseamos apreciación; deseamos que la gente reconozca que compartimos nuestro precioso tiempo y nuestro dinero ganado con tanto esfuerzo. A nadie le gusta ser tomado por sentado, especialmente no por sus amigos y parientes.

Tú esperaste que tu hija apreciara tus esfuerzos, y te sientes herida y desilusionada.

¿Podemos asumir que los niños, o de hecho cualquiera, mostrará gratitud como una respuesta automática? Y si es algo que se puede aprender, ¿tu hija ya lo aprendió? ¿Cómo puedes ayudarla a aprenderlo?

La falta de gratitud parece ser la norma, y la apreciación apropiada es una respuesta refinada y aprendida. Podemos mirar en la Torá y ver que la ingratitud aparece en nuestro primer ancestro, Adam, cuando se queja ante Dios por Eva, en lugar de enaltecer sus virtudes (Génesis 3:12; Talmud Avodá Zará 5b).

¿Significa ésto que estamos todos condenados a continuar con este error humano, y nunca dar, y tampoco recibir una correcta gratitud? No, pero significa que si queremos elevarnos por sobre la predisposición humana a la ingratitud tenemos que trabajar en reconocer cuando alguien ha invertido en nuestro beneficio, y luego expresar nuestra apreciación.

Como madre, tu sientes la responsabilidad de guiar a tus hijos para refinar sus rasgos de personalidad y probablemente has hecho esfuerzos en el pasado para enseñarles gratitud.

Enfoquémonos en dos puntos:

a. Cómo responder a la falta de agradecimiento de tu hija por su fiesta.

b. Cómo redoblar tus esfuerzos para criarla como una adulta agradecida.

No me extendería demasiado en los resultados de esta fiesta. Deja que la fiesta sea recordada como un éxito, sin dejar una sensación amarga en tu hija. Felicítate a ti misma por preparar una fiesta exitosa, aunque no haya sido apreciada adecuadamente. Ésto no significa que no puedas mencionarle a tu hija que estuviste decepcionada por su falta de agradecimiento, pero tus palabras deben ser planificadas cuidadosamente para que no dejen una sensación amarga.

Espera hasta que te calmes un poco, y luego piensa en un comentario que exprese con precisión tu frustración, sin condenar a tu hija. Puedes empezar con algo así:

"Como eres una hija tan sensible y cariñosa, estoy segura que notaste cuánto invertí en esta fiesta, y estoy segura de que sientes gratitud, pero como no puedo leer tus sentimientos, es importante que los expreses".

Fíjate que hay algunas facetas importantes de criticismo correctivo en este comentario.

1. Un tono de voz placentero.

2. La asunción de que la persona es ejemplar.

3. La verbalización de una acción concreta que puede rectificar la situación.

4. Una pizca de humor.

Una respuesta calmada y pensada es muy preferible a una diatriba emocional. Imagina cómo se sentiría tu hija si reaccionaras impulsivamente: “Tú nunca me aprecias. No sé lo que será de ti. Eres una vergüenza para mí, eres una hija despiadada. Después de todo lo que he hecho por ti…

Tu objetivo es enseñarle a tu hija a ser más apreciativa. Los comentarios positivos ayudan a ese objetivo mientras que los negativos te desvían del mismo. Nota que en la primera respuesta citada arriba, defines a tu hija como una cariñosa y sensible niña que se descuidó por un momento.

Aquí hay varias recomendaciones para enseñar gratitud:

1. Alienta a tu hijo a querer dominar el rasgo de la gratitud, y a desarrollar su percepción para ser una persona agradecida. Comenta cuán felices son porque todos en la familia se esfuerzan para expresar gratitud.

2. Sé un modelo a seguir. Comparte con tus hijos historias personales en las que has expresado gratitud.

3. Muestra que valoras la gratitud. De manera indirecta y sin sermonear, comenta lo lindo que es cuando la gente muestra gratitud. “Viste que Yaakov te envió inmediatamente una tarjeta de agradecimiento”.

4. Percibe cuando tus hijos hacen algo bien, y felicítalos. “Estoy impresionada porque pensaste en agradecerle a la abuela por el regalo antes de que yo te lo dijera”.

5. Los niños más pequeños pueden ser recompensados por decir “gracias” sin que se les diga.

6. Deja que tus hijos escuchen constantemente cómo expresas tu gratitud a Dios por Sus abundantes regalos –un hermoso cielo, los regalos de una buena salud, prosperidad y seres queridos. La lista es infinita.

Te deseo lo mejor mientras continúas haciendo de tu adolescente una persona agradecida.

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