Diversión v/s Alegría

4 min de lectura

Encontrando las claves para la felicidad este Janucá.

"He decepcionado a mi familia y me arrepiento de aquellas transgresiones con todo mi corazón. No he sido fiel a mis valores, no me he comportado como mi familia se merece… lucharé por ser una mejor persona, por ser el esposo y padre que mi familia se merece".

(Tiger Woods en su sitio de Internet, tigerwoods.com)

Parece como si cada mes trajera otro escándalo que involucra a alguien famoso que aparenta tenerlo todo. ¿Por qué poner todo en riesgo por un placer temporal? ¿Qué están buscando? ¿Por qué algunas personas que deberían ser felices no lo son?

Aquí hay un hombre súper talentoso, con una esposa hermosa, una familia maravillosa, y una fabulosa fama y fortuna viviendo un aparente "sueño americano". Sin embargo no pudo mantenerse a flote.

Debemos tomar conciencia. No hay nadie tan perfecto ni una circunstancia de vida tan perfecta que esté lejos de la tentación.

Corriendo sin Destino

Recuerdo una deprimente conversación telefónica que tuve una vez con un hombre cuya esposa se había distanciado. Esta pareja tenía todo lo que podían desear. Hermosos hijos, una casa digna de una revista de arquitectura, y un supuesto matrimonio de cuento de hadas lleno de viajes a lugares exóticos. La esposa decidió que ella "simplemente no era feliz" y me informó que le iba a decir a su esposo que quería el divorcio.

"Nuestra definición de felicidad estaba distorsionada y ahora estamos pagando el precio".

"¿Sabes qué es lo que me da más pena?", me preguntó su angustiado esposo cuando le dije que no me quedaba nada más que hacer. "Hemos pasado años tratando tan duro de pasarlo bien, buscando placer y entusiasmo, pero hemos descuidado nuestras almas. Nuestra definición de felicidad estaba distorsionada y ahora estamos pagando el precio".

Él tenía razón. La definición de felicidad de nuestra sociedad está distorsionada. Tenemos maravillosas familias, preciosos hijos para criar y amar, pero cometemos un error muy grande. En vez de apreciar todo lo que tenemos, mantenemos la vista en aquello que creemos que nos está faltando. Nos volvemos miserables e insatisfechos.

Estamos corriendo constantemente, persiguiendo lo nuevo y lo más actual, esperando que finalmente seamos felices. Corremos al centro comercial, corremos al gimnasio, corremos al destino de vacaciones más popular. Corremos a todas partes menos a casa. Creemos que cada placer nuevo rectificará nuestra infelicidad.

Sin embargo, de alguna manera, seguimos sin poder encontrar felicidad real. Tenemos este persistente descontento, un vacío que parece nunca llenarse. Tristemente, no logramos darnos cuenta de que la felicidad está adentro.

La Vida de "Si tan sólo"

Miramos a las personas alrededor y pensamos para nosotros que la vida sería mejor si tan sólo. "Si tan sólo me hubiera casado con ella, si tan sólo tuviera un esposo comprensivo como él, si tan sólo tuviera ese trabajo, esa casa, esos hijos, entonces sería feliz". Vemos las vidas de otras personas e imaginamos que si nosotros viviéramos como ellos, finalmente sentiríamos la alegría. Nunca estamos contentos con lo que tenemos, asumiendo que seríamos felices si tan sólo nuestras circunstancias fueran diferentes.

Nos engañamos pensando que una solución fácil o un placer instantáneo nos traerá la felicidad que deseamos tan desesperadamente. Y nuestros hijos crecen e imitan nuestra insensatez.

"Si tan sólo tuviera ese Nintendo Wii, ¡sería tan feliz!".

"Solamente necesito ese Playstation, y ¡nunca más te pediré nada!".

Cuando pasamos nuestros días persiguiendo falsos sueños de felicidad perdemos de vista nuestro potencial de vivenciar alegría cada día. Mientras anticipamos placeres futuros perdemos la alegría de la vida familiar.

Soñamos con el mañana sin darnos cuenta de que estamos desperdiciando el hoy. No podemos imaginar que esos momentos comunes y corrientes que pasamos juntos crean preciadas fotografías de nuestras vidas. En realidad, es a través de las cosas cotidianas que creamos santidad extraordinaria dentro de nuestras vidas.

Momentos invaluables se nos escapan entre los dedos. Lentamente, sin entender nunca lo que hemos hecho, nos volvemos infelices y decepcionados. Hemos perdido la alegría, hemos renunciado a nuestras bendiciones.

Diversión v/s Alegría

Increíblemente, no hay una palabra para "diversión" en la Torá. La Torá habla de alegría, goce y felicidad, pero nunca diversión. La diversión es fugaz. La Torá habla de lo eterno. La alegría, por otro lado, trasciende el tiempo.

La diversión es fugaz. La alegría es eterna.

Si buscas felicidad que sea duradera, tienes que entender la diferencia entre "diversión" y "alegría". Diversión es ver un popular espectáculo de Broadway, pasar un día en el Spa, o ir a comer a un restaurante popular. Alegría es ver a tu bebé dar su primer paso, ver que tus dos hijos finalmente se llevan bien, o acompañar a tu hijo/hija a la jupá.

El momento en que decidimos redefinir nuestra definición de felicidad y finalmente reconocemos las verdaderas bendiciones que hay en ello, la alegría se convierte en nuestro compañero de toda la vida. Aprendemos a valorar aquello que es eterno. Descartamos el "Si tan sólo" y lo reemplazamos por la dicha de "Soy tan feliz". Y nuestros hijos crecen en hogares felices sabiendo qué es lo que realmente importa en la vida.

La Luz de Janucá

Janucá, el festival de las luces, ya está aquí. Recordamos el milagro de la janukiá y nuestra inimaginable victoria sobre los griegos.

Los griegos no querían matarnos; ellos solamente querían que nos asimiláramos. “Busquen el materialismo, adoren sus cuerpos, estudien filosofía y olvídense de todo ese discurso de ser un pueblo espiritual. Las leyes de la naturaleza comandan el universo. Sean científicos y lógicos y dejen atrás sus mitzvot”. Los griegos crearon edictos y leyes para que no pudiéramos honrar el Shabat, las fiestas, y el nuevo mes. Su mensaje era claro: No piensen que pueden crear santidad e invitar a Dios a sus casas. La alegría viene de adorar al cuerpo; deben ignorar su alma.

Nosotros los judíos creemos en la luz del alma. Las mitzvot nos permiten tomar lo físico y elevarlo al plano espiritual. El matrimonio se vuelve santo. Los niños que traemos al mundo son santos. Shabat llena nuestros días de santidad. Los hogares se convierten en un lugar de descanso para la presencia de Dios donde residen la paz y la bendición.

¿Puede haber una alegría y una satisfacción mayor que el saber que la vida de uno está llena de santidad? ¿Por qué buscar en otros la felicidad cuando la felicidad más deliciosa está justo aquí?

Este Janucá, mientras enciendas las velas, tómate un momento para reflexionar sobre el triunfo del alma. Nuestra misión es descubrir el pequeño frasco de aceite, los pequeños momentos ocultos. Tienes que saber que tienes el poder de crear luz y de disipar la oscuridad. Cada vela te da la oportunidad de reconocer y sentir gratitud por las numerosas bendiciones que tienes. Infunde tu vida con santidad viviendo de forma judía. Si eres capaz de vencer la oscuridad encontrarás que la alegría te acompaña a lo largo de tu vida.

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