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No transformes cada discusión en un referéndum del estado de tu matrimonio.
"Es tan frustrante. Cada mañana cuando bajo a leer el periódico, es un desastre. Las secciones están todas mezcladas y a menudo hay una parte mojada en donde mi esposo derramó algo de leche y cereales. Si me amara, sería más considerado, ¿cierto?".
Incorrecto. No cada discusión es un referéndum del estado de nuestro matrimonio y nos hacemos un gran daño a nosotras mismas y a nuestros esposos tratándolos de esta forma.
Las conductas diferentes a las nuestras o las acciones frustrantes, pueden simplemente expresar diferencias de personalidad, asuntos de hombre-mujer, restricciones de tiempo (que tomó desayuno corriendo) o simplemente perspectivas únicas de vida – sin tener nada que ver con el amor o el compromiso.
En realidad terminamos dañando nuestros matrimonios si tratamos todo con grave importancia.
Dañamos nuestros matrimonios si tratamos todo con grave importancia.
Muchos problemas pueden ser resueltos a través de estrategias prácticas. A veces el amor no tiene nada que ver.
¿Acaso es posible que un esposo sea extremadamente considerado y sensible y se preocupe de que el periódico quede perfectamente doblado nuevamente y que las manchas sean limpiadas cuidadosamente antes de salir corriendo por la puerta temprano en la mañana? ¡Cualquier cosa es posible! Pero no es probable y no es una expectativa particularmente realista. Así que ¿Qué tiene que hacer una esposa exhausta?
Tú también estás esperando con ansias esa taza de café, disfrutar tranquila los cinco minutos con el periódico antes de que descienda el caos, y enfrentar este desastre del “periódico mojado” arruina toda tu mañana. Si arreglar el periódico tú misma e ignorar las partes mojadas es demasiado difícil para ti (en realidad no estoy haciendo juicio aquí), tengo una solución que no involucra el concepto de "Si realmente me amaras, tú…"
¡Compren dos periódicos! Sí, leíste bien. Compren dos – el de él y el de ella. ¿Extravagante? Sí, pero es bastante más barato que un consejero matrimonial.
Hay muchas situaciones como esta en las que un poco de dinero y creatividad “ahora”, pueden ahorrar mucha irritación “más adelante”.
Cada noche después de la cena es una lucha por quién va a lavar los platos. Ambos están agotados. Finalmente no lo puedes soportar más. Así que vas hacia el lavaplatos refunfuñando esas fatídicas palabras, "Si realmente me amara, él…"
Demos un paso hacia atrás. Hay muchas posibles soluciones a este dilema, ninguna de las cuales involucra la palabra amor. Pueden utilizar platos desechables. Sí, yo sé que eso puede ser más costoso (aunque hay varias opciones económicas disponibles) pero al final es más barato que… ¿entiendes la idea?
Hagan una tabla y establezcan turnos. Sí, yo sé que no tienen ocho años y no estoy proponiendo estrellas doradas, pero tener un sistema establecido puede funcionar. Ya no es más una batalla cada noche.
Y la tercera posibilidad (¿me atrevo a decirla?) es irse a la cama con el lavaplatos lleno de platos sucios (¡prometo no contarle nada a sus madres!) y lavarlos en la mañana cuando te sientes rejuvenecida y con energía nuevamente.
El amor no es siempre la pregunta – o la respuesta.
Este acercamiento práctico a muchos problemas del matrimonio saca la emoción de los lugares a los que no pertenece. Mientras que cada uno de ustedes puede realizar ciertas tareas como un acto de bondad hacia el otro (ya sea cocinar, limpiar o pagar las cuentas), no hacerlas no es un reflejo de una falta de la misma. No lo traten así.
Cuando mis hijos eran pequeños, yo solía sentir que la única forma en la que podía salir de la casa era si mi esposo se quedaba con los niños. Nadie más era suficientemente bueno. Esto ponía una tremenda presión sobre él y frecuentemente terminábamos discutiendo y diciendo: "Si tú realmente me amaras". Hasta que me di cuenta que era cosa mía y que era injusto para él. Los niños estarían bien durante el breve periodo de tiempo en que yo estaba afuera con alguna de las chicas adolescentes del barrio (quienes en realidad tenían más experiencia con niños pequeños que mi esposo o yo). Y la presión sería removida de la unión marital.
El matrimonio supone el proceso de encontrar soluciones a los desafíos de la vida – grandes y a menudo pequeños – juntos. A veces las soluciones prácticas son las mejores. No es un “romance de secundaria” en el que estás constantemente tomándole la temperatura a la relación. Es un proyecto a largo plazo en el que trabajar juntos es lo que cuenta, en donde el compromiso es lo que importa y en donde “el amor” no es siempre la pregunta o la respuesta.
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