Saber Delegar

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Itró (Éxodo 18-20 )

Itró, el suegro de Moisés, fue a ver a Moisés después de escuchar acerca de los milagros que Dios había realizado con el pueblo judío. Itró vio que había una larga línea de personas esperando para hablar con Moisés para resolver sus problemas. Itró le dijo a Moisés:

“¿Por qué te sientas tú solo con toda esta gente desde la mañana hasta la noche?... Ciertamente te desgastarás... así como [también se desgastará] este pueblo que está contigo; el trabajo es muy pesado para ti”. (Éxodo 18:14-18)

Una Lección de Vida

Itró pensaba que Moisés no era la única persona capaz de dar consejo al pueblo judío. Itró sabía que esta falta de jerarquía estaba destinada al fracaso. Así que le aconsejó a Moisés que estableciera un sistema en donde los judíos consultaran en primera instancia a otras personas sabias, y que sólo acudieran a Moisés para los casos más complicados.

Este método de delegación funciona en casi todas las compañías, ejércitos y gobiernos alrededor del mundo. De hecho, es vital para que cualquier organización de gran tamaño opere de manera efectiva.

Ahora bien, a pesar de que el poder de “delegar” puede ser igual de efectivo en nuestras propias vidas, para muchos de nosotros es difícil delegar ciertas tareas importantes. La razón de esto, es que en el momento en que le pedimos a alguien que haga algo por nosotros perdemos inmediatamente la sensación de control. Y a pesar de que existe gente muy capaz a nuestro alrededor, muchos de nosotros vivimos con la creencia de que “el mejor resultado” sólo se puede alcanzar cuando nosotros mismos hacemos las cosas.

Pero irónicamente, lo opuesto es verdad. La única manera de alcanzar la grandeza es cuando sales de “ti mismo” y eres lo suficientemente humilde como para aceptar que hay personas extremadamente capaces que incluso pueden hacer un mejor trabajo que tú. Además, dejar que otras personas te ayuden inmediatamente incrementará tu propia autoestima, ya que la egocéntrica creencia de que tú eres “el mejor de todos” se desvanecerá y te darás cuenta que eres capaz de confiar en otros. Y no sólo eso, sino que tendrás más tiempo libre para hacer las cosas que sólo tú puedes hacer.

Adicionalmente, hay veces en las que realmente deseamos delegar un tarea, pero la otra persona carece del conocimiento necesario para llevarla a cabo. Por lo tanto nos decimos a nosotros mismos: “Es más fácil si yo lo hago”. Nuevamente, esta es una creencia debilitante. Si bien es cierto que al comienzo puede tomar un poco de tiempo enseñarle a alguien una nueva destreza, invertir unos cuantos minutos ahora puede ayudar mucho en el futuro.

Así que combate el impulso negativo y delega tareas importantes, pídele a alguien que haga algo que usualmente sólo tú harías. Esto ayudará a prevenir que te “desgastes”, y te permitirá enfocar tus energías en las cosas que realmente sólo tú puedes hacer.

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