Encontrando Libertad

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Saliendo de nuestro propio Egipto.

El marido y la mujer se sientan uno al lado del otro, pero podrían haber estado sentados tranquilamente en diferentes continentes. Pidieron encontrarse conmigo después de una conferencia para discutir sus ‘asuntos’. Podrías cortar la tensión en el aire con un cuchillo. Ni siquiera se podían mirar. Esta pareja que había traído hijos al mundo y que pasó 13 años construyendo una vida juntos, ahora difícilmente podían tolerar respirar el mismo aire.

“Él se olvidó de mi cumpleaños. De nuevo. Viene a casa tarde y a duras penas tiene algo para decirme o para decirle a los niños”.

“Ella se sienta con su Blackberry cada vez que salimos. Cruzo la puerta y se comporta con desinterés. Me denigra frente a los niños”.

“Déjenme que les pregunte algo”, les dije a ambos. “¿Se aman? ¿Quieren hacer que esto funcione?”.

Hay un silencio. Pasa un momento. La calma en el cuarto se siente pesada y opresiva.

“Yo lo amo”, dice ella finalmente. “Quiero que esto funcione. ¿Pero qué hay sobre él? Necesita cambiar”.

Veo como su mandíbula se aprieta. “Quiero estar casado”, dice él. “Y quiero que nuestros hijos crezcan en un hogar lleno de amor. ¿Pero por qué soy el único que debe cambiar? ¿Qué hay sobre ella?”.

¿Es posible salir de esta escena dolorosa con un matrimonio aún intacto? ¿Están el marido y la mujer destinados a sufrir para siempre, incapaces de vivir juntos en paz?

Esta pareja ha estado viviendo su propio Egipto. A través de sufrimiento y profunda desilusión, ¿cómo podrían los dos salir alguna vez de este embrollo como una unidad?

Removiendo el Jametz

Pesaj está acercándose. ¿Sobre qué trata realmente esta festividad? ¿Por qué debemos limpiar nuestros hogares de toda levadura, mejor conocida como jametz, antes de que comience la festividad?

En la noche anterior al Seder, realizamos una búsqueda a la luz de una vela. Buscamos en todo rincón y grieta, exploramos arriba y abajo, hurgamos en cajones y debajo de las camas, asegurándonos de haber sacado de nuestras casas todo rastro de jametz.

Después de la búsqueda, decimos una plegaria:

“Todo tipo de levadura que pueda estar todavía en mi posesión, que no he visto o quitado, o de la que no estoy al tanto, que sea considerada anulada y sin dueño, como el polvo de la tierra”.

A la mañana siguiente toda la levadura remanente en la casa es sacada y quemada, incluyendo toda levadura encontrada en la búsqueda la noche anterior. Tiramos el jametz a las llamas y nos acercamos a Pesaj libres de él.

Necesitamos buscar en los rincones y en las grietas de nuestros corazones y ser totalmente honestos con nosotros mismos.

La festividad tiene una energía espiritual increíble. No es sólo el jametz físico de lo que nos tenemos que librar y quemar. Si queremos experimentar genuinamente la libertad que trae Pesaj, comenzamos erradicando los rasgos negativos que nos han agobiado. Nuestro ‘jametz espiritual’ son los defectos que han dañado nuestras relaciones y que nos han impedido conectarnos con los demás y con Dios. Se nos encarga buscar en los rincones y en las grietas de nuestros corazones y ser totalmente honestos con nosotros mismos:

¿Soy egocéntrico?

¿Soy despiadado?

¿Soy sarcástico y negativo?

¿Me enojo con facilidad?

Nuestros cuerpos son hogares para nuestras almas. Pesaj nos trae la fortaleza y la oportunidad para limpiar y para comenzar de nuevo.

Pero hay un rasgo que imposibilita nuestra ‘limpieza espiritual del alma’.

Pan Vs. Matzá

El pan, que leuda, representa al individuo cuya arrogancia se ha llevado lo mejor de él. Esta es la persona que cree que no se equivoca. Es constantemente superior. Cree que el error siempre está en la otra persona.

“Mi esposa es una amargada, mi esposo es imposible, mis hijos son difíciles, mi jefe está demente, y mi suegra me vuelve loco”. Es curioso como el error nunca es encontrado en ‘mí’.

Para salir de nuestro Egipto personal y llegar a saborear la libertad de Pesaj, debemos liberarnos de los defectos en nuestro carácter que nos agobian. Podemos hacer esto tomando la lección de la matzá.

Cuando nos enfrentamos con nuestros defectos con honestidad y reconocemos nuestras deficiencias, podemos comenzar el proceso de ‘limpieza del alma’.

Plana y sin pretensiones, la matzá nos enseña a ser humildes. La humildad es la clave para limpiar de nosotros el jametz espiritual que se ha colocado en nuestros corazones. Cuando somos capaces de enfrentar nuestros defectos con honestidad y reconocemos nuestras deficiencias, podemos comenzar genuinamente el proceso de ‘limpieza del alma’.

Eliminando las Migajas

“Escuchen”, le digo a la pareja. “Los dos quieren que esto funcione. Eso es grandioso. Pero los dos quieren que esto funcione culpando al otro. El matrimonio implica trabajo duro y dedicación, pero debe ser tu trabajo, tu dedicación. Haciendo simplemente una lista de todas las quejas y tirándole la responsabilidad al otro, no habrán logrado nada. Es arrogante creer que sólo el otro está equivocado. Necesitamos hablar sobre cómo cada uno de ustedes puede traer amor y paz de nuevo a este matrimonio”.

Por primera vez en la noche, el marido y la mujer se miraron entre sí y sonrieron.

“Entonces, ¿por dónde comenzamos?”, preguntó ella.

“Pesaj es la clave,” contesté. “¿Saben que antes de que Pesaj comience necesitamos vaciar nuestros bolsillos de todas las pequeñas migajas que pueden haberse ubicado allí?

“Hoy a la noche, vamos a vaciar nuestros bolsillos. Han estado llevando esos pequeños conflictos, esas migajas que se han situado en su interior. Relajémonos y empecemos de nuevo. Luego hablaremos sobre lo que cada uno de ustedes puede hacer para construir confianza y comprensión. Pero primero deben perdonar y relajarse. ¿Acaso el amor no se trata de eso?”.

Este Pesaj, démonos el regalo de la libertad. Libérate a ti mismo de todos estos rasgos negativos que te han agobiado. Aproxímate al día con la humildad para escuchar a quienes has amado pero también herido. Busca en cada rincón y en cada grieta de tu corazón y elimina de ti el jametz espiritual que te ha hecho desconectarte. Vacía tus bolsillos de esas migajas molestas. Es la hora de dejar Egipto y entrar a la Tierra Prometida.

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