Gran Santidad en Iom Kipur y en las Relaciones Personales

6 min de lectura

Ajarei Mot (Levítico 16-18 )

¡Era el enfrentamiento del milenio! Un duelo entre un profeta de Dios y 400 sacerdotes del ídolo Baal. Eliahu desafió a los judíos que estaban alineados con el malvado rey Ahab: O elegían al Dios de Israel o elegían al ídolo Baal. Porque ya no podían mantenerse neutrales (es decir, rezar con Talit y Tefilin y ¡luego adorar a los ídolos de la riqueza y el poder!).

El desafío consistía en el sacrificio de un toro joven para Dios y uno para Baal. El que lograra que bajara un fuego del cielo y consumiera su ofrenda, ganaba. ¡El perdedor perdía todo!

Mientras se elegía a los toros, el que fue elegido para Baal se negaba a moverse. Los 400 sacerdotes de Baal juntos no pudieron moverlo ni un centímetro. Cuando Eliahu interfirió, el toro abrió su boca y se quejó: “Mi hermano y yo somos gemelos nacidos de la misma vaca. Crecimos juntos y somos idénticos. ¿Por qué él merece santificar el nombre de Dios y yo debo ser ofrendado a un ídolo de fantasía? ¡No es justo!”.

Eliahu contestó, “No te preocupes. Tal como el nombre de Dios será santificado por tu hermano, así también será santificado a través de ti”.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Eliahu, el toro se negó a moverse – y Eliahu tuvo que cargarlo por sí mismo y llevarlo a los sacerdotes de Baal.

Los 400 sacerdotes lloraron y gimieron toda la mañana, tratando de que descendiera un fuego del cielo. (Los comentaristas dicen que ellos cavaron un túnel secreto bajo su altar y que uno de los sacerdotes iba a encender un fuego desde abajo. ¡Pero fue mordido por una serpiente!) Ellos se cortaron a sí mismos con cuchillos y realmente se esforzaron. Pero no sirvió de nada.

Al mediodía, Eliahu se burló de ellos, “¿Por qué no gritan más fuerte? ¿Acaso su dios está dormido? ¡Parece que se fue de vacaciones y no está disponible en este momento!”.

Antes de la puesta de sol, Eliahu sacrificó su toro, lo puso en el altar y luego mojó completamente la madera y el altar con agua, tres veces. Eliahu proclamó “¡Dios respóndeme!”. Inmediatamente bajó un fuego y consumió el sacrificio, evaporando toda el agua. El pueblo se inclinó y proclamó: “Dios es el Eterno! ¡Dios es el Eterno!” (Reyes I 18, basado en el Midrash).

La parashá Ajarei Mot habla acerca de los detalles del servicio de Iom Kipur en el Sagrado Templo y del “chivo expiatorio” que era elegido por sorteo (parecido a los toros de Eliahu). La lección para nosotros: todos tenemos libre albedrío para ir en cualquiera de las direcciones. ¡Lo principal es que nuestra meta sea santificar el nombre de Dios!

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Después de la Muerte de los Hijos de Aarón

La parashá empieza con la muerte de los hijos de Aarón (ver parashá Shminí) como una advertencia para los Cohanim de lo que pasa si desobedecen las leyes del Templo. Hay una gran diferencia si el doctor simplemente dice,”No comas esta comida” o si agrega “¡Para que no mueras como le sucedió a Jack!”. El Santo Sanctorum está fuera del alcance de todos excepto del Sumo Sacerdote que entra una vez al año en Iom Kipur. (De aquí deducimos que uno de los pecados de los hijos de Aarón fue entrar inapropiadamente al Santo Sanctorum).

La mayor manifestación de santidad (cercanía a Dios) es en Iom Kipur. A pesar de que otras religiones tienen muchos días santos, nada puede compararse a Iom Kipur, ya que el día mismo es tan especial que con un poco de remordimiento puede borrar el pasado y empezar una nueva cuenta con Dios. Realmente no “ayunamos” en Iom Kipur, sino que nos concentramos tanto en Dios que ¡quién puede pensar en comida!

Si a Shabat se le llama un “Sabor del Cielo”, entonces Iom Kipur es ¡el cielo mismo! (Rabino Shlomo Wolbe) En este día, nos conectamos con Dios como ángeles sin lo físico. En este día el Sumo Sacerdote, como representante del pueblo judío, se eleva a tan alto nivel que él puede entrar al Santo Sanctorum para pararse delante de Dios.

* * *

El Trabajo del Sumo Sacerdote en Iom Kipur

(A) El Chivo Expiatorio: Aarón elegía a la suerte entre dos cabritos. El que salía a la suerte “para Dios” era sacrificado como una ofrenda de pecado. El que salía a la suerte “para Azazel” (chivo expiatorio) era llevado al desierto y tirado desde un barranco. Los Sabios explican que siempre moría antes de llegar al fondo (probablemente de un ataque al corazón).

Un pañuelo rojo (“lengua carmesí”) se ataba a los cuernos del chivo expiatorio y también en el techo del Templo. En el momento que el cabrito era lanzado, los dos pañuelos se tornaban blancos, una señal del cielo de que nuestros rezos habían sido escuchados.

El simbolismo del chivo expiatorio, explica el Rabino Hirsch, es el concepto del libre albedrío absoluto. Los dos cabritos eran de igual tamaño, valor y se veían parecidos (similar a los dos toros en la historia de Eliahu en el Monte Carmel). Podemos empezar con exactamente las mismas cosas y aún así, tenemos la opción de acercarnos a Dios o elegir la opción opuesta, lo cual implica una vida desperdiciada. En Iom Kipur, el pueblo tenía que contemplar las increíbles decisiones de vida que afectan a cada uno de nosotros.

(B) Entrando al Santo Sanctorum: Después de sacrificar la ofrenda de pecado en el altar, el Sumo Sacerdote se cambiaba su uniforme regular de 8 prendas (ver la parashá Tetzavé) y se ponía 4 prendas de lino blanco para entrar al Santo Sanctorum: Estar tan cerca de Dios, vistiendo prendas que contienen oro sería un recuerdo demasiado fuerte del Becerro de Oro. Luego él tomaba un puñado de incienso, junto con la cacerola llena de carbones incandescentes del altar exterior y una vez dentro del Santo Sanctorum ponía el incienso sobre los carbones.

La nube de incienso resultante llenaba todo el cuarto con humo. Luego salía a hacer los sacrificios restantes (que en Iom Kipur eran realizados sólo por el Sumo Sacerdote), y más tarde volvía a tomar la cacerola. En cada entrada y salida, él se cambiaba de 8 a 4 prendas y viceversa, lo que requería la inmersión en la mikve (baño ritual) y el lavado de manos y pies en el lavatorio entre cada cambio de ropas.

* * *

Moralidad

La siguiente sección de la Torá advierte al pueblo judío sobre no emular a las sociedades Egipcias ni Canaanitas dentro de las cuales vivían. Los egipcios eran el ejemplo de una sociedad degenerada – capataces crueles que esclavizaban a otros. Los canaanitas, por su parte, eran moralmente decadentes – se unían en formas bestiales y sacrificaban a sus propios hijos al dios del fuego, Moloj. Parece que gente de bajo carácter siempre ha rodeado a los judíos para que la altura del pueblo judío se ponga a prueba y sea real.

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Relaciones Sexuales Prohibidas

La Torá prohíbe el incesto, el adulterio y la homosexualidad – todo es parte de la búsqueda de “santidad”.

Para que el hombre despierte su lado espiritual, él debe controlar sus deseos físicos más fuertes. Si el hombre es manejado por la lujuria, no puede relacionarse con Dios. Por otra parte, el judaísmo no tiene una actitud negativa hacia el sexo como ciertas religiones. Nosotros no percibimos el sexo como algo “negativo” en sí mismo, el pecado original, etc. En vez de eso, ¡el sexo en el contexto adecuado es una unión sagrada entre el hombre y la mujer que puede traer nueva vida a este mundo en sociedad con Dios!

Mal utilizar este poder con el sólo fin de obtener satisfacción personal es considerado “sacrilegio”. Tomar algo sagrado y especial, reservado para el lugar y el momento apropiado y simplemente, “tirarlo a la calle” es considerado una deshonra. ¡Es como utilizar la “Mona Lisa” como una alfombra para limpiarse los pies! Cuando el sexo se utiliza adecuadamente en el contexto del matrimonio, hace que la relación se unifique y puede ser la armonía máxima entre los aspectos físico, emocional y espiritual de nuestras vidas.

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Las Leyes de Matrimonio

La idea de la Torá de que una mujer casada vaya a la mikve es altamente incomprendida. El hecho de que los judíos observantes tengan una de las tasas de divorcio más bajas en el mundo (menos del 10%, opuesto a más de 50% en la población general) no es una coincidencia. Tenemos un “preservador de matrimonios” ordenado divinamente. Las leyes de matrimonio – que exigen separación física total durante e inmediatamente después del ciclo menstrual de la mujer – contribuyen enormemente a la armonía matrimonial. El hecho de que aproximadamente 2 semanas al mes su relación no puede ser física, fuerza a la pareja a comunicarse en formas no físicas.

Las ventajas de esto son:

    1. Esto los prepara para más adelante en la vida donde el deseo físico juega un rol menor. (“¡Nos desenamoramos!”)

    2. Forja una relación “real” basada en el compartir y en el dar, amor y consideración tanto como comunicación verbal – opuesto al impulso físico que es frecuentemente impredecible.

    3. Más importante que todo, cuando se acaba el período de separación, la esposa se sumerge en la mikve y la pareja reanuda su relación física. Es tan intenso, ¡como tener una luna de miel cada mes! Nunca se torna aburrido o rutinario, siempre es excitante y siempre es algo esperado.

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