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Una carta a mis padres abusivos.
Les escribo a ustedes, pero esta carta es en realidad para mí. Para clarificar las cosas adentro. Para intentar entenderme mejor a mí misma. Para comprender la complejidad del corazón humano.
No puedo siquiera dirigirme a ustedes como debería. Duele demasiado. ¿Debería comenzar con preguntas? ¿Debería comenzar diciendo lo que pienso? ¿Lo que ha estado pesando en mi corazón probablemente desde que nací? ¿Quizás incluso desde que me llevaste en tu vientre? No sé como te sentiste cuando me llevaste en tu vientre, pero supongo que no fue de los sentimientos más saludables. Lo que si sé es que no quisiste verme durante los primeros minutos de mi vida.
No sé cómo escribir esta carta. Todo está tan profundamente oculto en mi corazón, en los lugares más recónditos. Yo tenía mucho miedo de entrar a estos lugares. No tenía la fuerza emocional de ir ahí. Ustedes me han provocado mucho dolor. He sido un ser humano lisiado debido a ustedes. Nunca he sido una niña debido a ustedes. Nunca he sabido lo que significa confiar en alguien porque ustedes me han quitado eso. He aprendido a tener miedo de la gente, porque ustedes me hicieron tener miedo de ellos.
Aprendí a ser inmune al dolor y a los insultos, porque ustedes lo han hecho tantas veces.
Desde entonces he aprendido que carecer de una madre y de amor son cosas que realmente nunca se pueden llenar. Vivo ese vacío cada día. Aprendí que cuando alguien te ama, no debes permitir que eso se filtre. Aprendí a ser inmune al dolor y a los insultos, porque ustedes lo han hecho tantas veces. Era simplemente parte de la vida, parte de levantarse en las mañanas y atravesar otro día.
Ustedes me enseñaron a escapar a mi propio mundo, el cual en si mismo no es muy agradable, porque ustedes estaban en su propio mundo cuando yo era una niña. He aprendido a ver al mundo exterior como una amenaza, como si las personas estuvieran persiguiéndome. Aprendí a alejarme de los gestos amables y no sé cómo salir de situaciones dolorosas porque ustedes han alternado entre las dos, demasiado a menudo. He aprendido a tan sólo apretar mis dientes cuando me critican, porque eso es lo único que escuché de ustedes. No sé cómo aceptar cumplidos, porque nunca los merecía. Nunca aprendí a reír, porque nunca me dejaron hacerlo. Nunca aprendí a decir que no cuando era necesario, porque ustedes nunca me dieron esa opción. No sé cómo ser un miembro productivo de la sociedad, porque ustedes me demandaron producir demasiado.
Soy joven en años pero vieja en resistencia. Demasiado vieja. Aprendí a eludir responsabilidades, porque ustedes nunca las tomaron. Aprendí que los castigos llegan sin importar las intenciones, porque nada era suficientemente bueno para ustedes. Aprendí que es más simple culpar a otros por tus defectos, porque eso es lo que siempre escuché de ustedes.
Aprendí que emociones extinguidas son mejores y más seguras, porque ustedes nunca me dejaron expresarlas, y no podía darme el lujo de sentirlas. Aprendí que está bien estar sola en este mundo, porque ustedes no permitieron que nadie entrara en mi mundo. Aprendí que es más seguro esconderse, porque si estaba por ahí, ustedes siempre me alcanzarían. Aprendí como estar ahí, pero invisible, porque si era vista, las cosas nunca terminaban bien. Aprendí que nunca debes admitir tus errores, porque siempre fui culpada por los errores de ustedes. Aprendí que si te hieren, te lo mereces, porque eso es lo que ustedes siempre me dijeron.
Aprendí a dejar a las personas pasar por encima mío, porque creía que si lo permitía, finalmente ganaría la aprobación y el amor de ustedes… Aprendí que el amor es condicional, porque ustedes pusieron condiciones muy severas. Aprendí que los valores no tienen valor, porque ustedes no tenían ninguno. Aprendí a rogar por lo que necesito, porque esa era la única forma en que conseguía cualquier cosa.
Aprendí demasiadas cosas como para enumerarlas. La mayoría de ellas fueron negativas. Pero una cosa positiva que la vida me ha enseñado es que cuando siento que ya no puedo continuar, Dios me manda otra dosis de energía.
Rezo para ser capaz de tomar la adversidad con la gracia de un adulto, no con la pena de una niña.
Solamente desearía haberlo aprendido de una forma diferente. Desearía haber tenido padres de los cuales estar orgullosa, y que mi infancia no hubiera sido derrochada. Solamente desearía que no me hubieran afectado tanto sus malas enseñanzas. Desearía haber conocido una vida diferente, y haber sido capaz de distinguir entre el bien y mal a través de sus enseñanzas. Conozco los males, pero no conozco los bienes.
Quiero ser capaz de decirles todo esto, pero no estoy preparada, y puede que nunca lo esté. Quiero darle a mis hijos, quiera Dios, todo lo que yo no recibí, pero ¿cómo lo hago? Quiero saber donde está el balance entre amor y disciplina, pero nunca lo vi. Quizás son una sola cosa. No se puede disciplinar sin amor.
Espero que algún día estén orgullosos de mí, aunque me ha sido difícil saber que les doy najas. Pero me doy cuenta que lo más importante es que tengo que estar orgullosa de mí misma.
Rezo para que mi vida sea una lección en mis años futuros. Que aprenda solamente cosas buenas de mi pasado. Que tome la adversidad con la gracia de un adulto y no con la pena de una niña. Que no me apoye en mis impedimentos, sino que los use para empujar hacia delante y hacia arriba.
Espero que algún día sea capaz de pararme orgullosa y decir que al final de cuentas todo salió bien, a pesar de mi pasado. O quizás por mi pasado.
La escritora está utilizando un seudónimo.
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