Mi Hijo, el Indisciplinado

6 min de lectura

Encontrando el delicado balance entre amor y disciplina.

Querida Rebetzin Twerski,

Nuestro hijo de 11 años tiene una personalidad maravillosa y es muy sensible. Sin embargo, tenemos varias dificultades con él para las rutinas de la noche y de la mañana. Él se va a acostar muy tarde y naturalmente le cuesta mucho levantarse temprano. He intentado repetidamente hacer tablas, planes intensivos, incluirlo en sesiones de ‘brainstorming’ sobre cómo podemos implementar una rutina más efectiva. Pero a medida que él crece, yo me estoy frustrando cada vez más con su conducta, y todo es en vano. Me estoy convirtiendo en esa madre que levanta la voz y se pone chillona para ver algún progreso. Esto se ha vuelto una rutina tan arraigada con él, que temo que tendremos pocas posibilidades de éxito.

Mi esposo, a quien recurro cuando necesito ayuda, se involucra, pero también termina teniendo mano dura y siendo impaciente con él. Nuestro hijo parece entretenerse y demorarse mucho. Siento que él está haciendo esto para conseguir atención negativa. Debo decirte también que este es un niño que recibe suficiente atención positiva diariamente ya que es un niño muy querido y bondadoso, generoso y muy talentoso. Sin embargo, estoy realmente preocupada sobre cómo esto está afectando nuestra relación con él, dado que es una ocurrencia diaria. A medida que él crece, también me preocupa que esta falta de entusiasmo se convierta en un terrible hábito, Dios no lo quiera.

¡Cualquier sugerencia, idea o modificación de conducta que yo pueda implementar será muy apreciada!

Sinceramente,

KF

Mi querida lectora,

Como consuelo te puedo decir que tu situación es muy común, causando a muchos padres frustrados sentimientos similares de angustia e impotencia. Sin embargo, a pesar de que estos dilemas aparentan ser similares, cada joven es diferente, y los padres deben evaluar y responder en formas apropiadas y convenientes para su propio hijo.

Habiendo dicho eso, aquí hay algunas observaciones generales:

1) Todo ser humano es motivado por la necesidad básica de valor propio. Todos necesitamos sentir que importamos y que tenemos algo que ofrecer. Cuando ese sentimiento es eclipsado por un mal desempeño en la escuela, una falta de aceptación por parte de los amigos, expectativas irreales (ya sea muy altas o muy bajas) por parte de padres o maestros, o insuficiencias auto-percibidas, el individuo recurrirá a casi cualquier cosa para llenar ese hoyo negro dentro de él.

El extremo patológico sería un estado mental marcado por un corte con la realidad, que produciría delirios de grandeza – pensar de uno mismo como un soberano, rey o Mesías. El pensamiento de los psicólogos es que a menudo el origen de este desafortunado estado mental es un intento desesperado, incluso al costo de la sanidad de uno mismo, por ganar una sensación de autoestima. No se puede existir o funcionar cuando uno siente que no tiene valor y que la vida no tiene sentido.

2) Lo que sigue al primer punto es lo que el Baal Shem Tov, maestro del movimiento Jasídico, le aconsejó a un padre que buscó su consejo sobre un hijo caprichoso. El Baal Shem Tov le recomendó que lo “amara más”. Normalmente esto parecería contradictorio, pero en vista de lo anterior, no queremos confirmar la mala opinión de un niño sobre sí mismo, ni hacerle pensar que a nuestros ojos él es irredimible o una causa perdida. Por lo tanto, debemos abstenernos o al menos no manifestar visiblemente una sensación de decepción o desesperación en nuestras interacciones con él.

Crear un ambiente seguro y sin prejuicios es una meta imperativa.

3) Sea lo que sea que hagamos, el objetivo para tener en mente debiera ser mantener las líneas de comunicación abiertas. Por más doloroso que sea contener la frustración, la última cosa que queremos es que nuestro hijo sienta que la casa y los padres no son un lugar seguro para compartir lo que está ocurriendo en su vida. Crear un ambiente seguro y sin prejuicios es una meta imperativa. Por lo tanto, las conversaciones abiertas deben ser bienvenidas.

Toma en consideración a David, su madre lo trajo a mi oficina para discutir sus preocupaciones sobre conductas recientes. En privado David compartió que él no podía comunicarse con sus padres porque ellos hablaban de él, no a él. No lo estaban escuchando. Ellos tenían ideas preconcebidas e impresiones de lo que estaba ocurriendo y no permitieron la apertura en un lugar acogedor. Él no podía compartir sus sentimientos con ellos. Además, se sentía marginado. Él comentó que ellos no reconocían en ningún momento las cosas que él estaba haciendo bien. La situación actual, según su opinión, cancelaba cualquier bien a los ojos de ellos. Ellos lo veían, según él, exclusivamente como una “pieza de trabajo negativa”.

4) Al mismo tiempo, queremos registrar nuestra desaprobación sobre las conductas inaceptables. Esto debe ser hecho sin excesivo drama. Las conversaciones deberían enfocarse en evaluar los aspectos prácticos de la situación. Debería ser una exploración de hacia dónde conducirán probablemente estas conductas – las consecuencias futuras, la inevitable autodestrucción y las oportunidades perdidas producto de acciones no pensadas. Debe mantenerse un balance muy delicado. Debemos tener cuidado de que el efecto creado por nuestra interacción sea uno que transmite el mensaje de: “Tú eres demasiado bueno, tu potencial es demasiado grande, tienes tanto que ofrecer para rebajarte a este tipo de conducta, sin importar lo que los demás están haciendo”.

Mi suegro de bendita memoria crió a cinco hijos ejemplares. A uno de sus hijos le preguntaron cuál fue la formula mágica de su padre. Él respondió que su padre nunca denigró a sus hijos. Cuando ellos hacían algo inapropiado, él los convocaba y los reprendía con las palabras, “Es past nisht” – no es apropiado para ustedes. Se registraba la desaprobación, pero la dignidad quedaba intacta. Un voto de confianza es una herramienta muy poderosa para forjar relaciones positivas. La estimación de mi suegro por sus hijos les proveyó amplia motivación a ellos para enfrentar la vida y atravesar sus varios desafíos sin sentir que traicionaban o decepcionaban la confianza de su padre.

5) Debes ser conciente también, mí querida lectora, de que tu hijo, como adolescente, está buscando su identidad. El fenómeno de los años de adolescencia es estar en esa difícil y casi insostenible posición de ser aún un niño, conectado con los padres, y de buscar desesperadamente separarse y encontrar el lugar propio bajo el sol. Puede parecerte a ti como si nada de lo que dices deja huella, dada la mirada esquiva y los hombros encogidos. Sin embargo, ten por seguro que las palabras que dices inevitablemente penetrarán y serán parte de la sabiduría innata que moldeará la vida de tu hijo. Con esperanza, eso ocurrirá antes de que se haga mucho daño.

Las palabras que digas inevitablemente penetrarán y serán parte de la sabiduría innata que moldeará la vida de tu hijo.

Nuestros sabios explican el versículo de la Torá que dice, “Y estas palabras (enseñanzas de la Torá) pondrás sobre tu corazón”. Ellos hacen la obvia pregunta. ¿Por qué el versículo no dice “dentro de tu corazón” sino que dice “sobre tu corazón”? después de todo, las directivas de Dios parecen ser para que nosotros las integremos y las asimilemos dentro de nuestro corazón y no sobre nuestro corazón. La explicación que se da es que la condición humana es tal que hay momentos en que no estamos preparados o somos totalmente resistentes a la verdad, sin importar cuan convincente pueda ser. Bajo estas circunstancias las palabras no pueden entrar o penetrar en nuestros corazones. Por lo tanto, es aconsejable simplemente ponerlas ahí sobre nuestros corazones para que a futuro nuestros corazones se abran y la sabiduría esté allí, lista para filtrarse.

Similarmente, querida lectora, no desesperes. Tus palabras de guía, dadas en un contexto de amor, preocupación y afirmación de valor, en el futuro resonarán en el corazón de tu hijo.

6) Nuestros sabios aconsejan que al lidiar con niños que requieren disciplina “la mano izquierda debe alejar y la mano derecha debe acercar”. Nuevamente se trata de equilibrio. La mano izquierda que disciplina, debe establecer límites. Nuevamente, cada caso es individual, pero los padres tienen derecho y deberían tener reglas en casa. Ellos pueden incluir cosas como prohibido fumar en la casa, toques de queda, etc. Lo que sea que pienses que puedes imponer sobre tu hijo sin alejarlo, debes hacerlo. El objetivo primordial en todo momento debe ser mantenerse conectado.

7) Busca ayuda profesional como apoyo para lidiar efectivamente con la situación. Desde luego será beneficioso si tu hijo está abierto a hablar con una persona objetiva, ya sea un profesional o un mentor al que él admira.

Como padres, también pueden hacer conexiones. Hay muchas organizaciones que se especializan en tratar temas de niños potencialmente en riesgo.

Como en todos los desafíos de la vida, el rezo es lo más poderoso. Verter nuestros corazones a Dios y conseguir Su ayuda tiene un doble propósito. Será terapéutico para ti, te ayudará a entender y reconocer que no estás sola. (Así como todos nosotros cuidamos a nuestros hijos, y tú cuidas a tu hijo, nuestro Padre en el cielo nos cuida a todos nosotros, Sus hijos). Y en segundo lugar, ¡Él es el ser omnipotente que puede hacer que todo ocurra!

¡Te deseo mucho éxito!

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