Alma encendida

3 min de lectura

Este Januca, aprovecha la luz.

Stephen me llamó un día inesperadamente.

"Tú le presentaste una mujer a un amigo mío a través de uno de tus programas para solteros y ahora él está felizmente casado. Él dijo que no habría ningún problema si yo te llamaba. ¿Puedo pedirte una reunión?".

En todos mis años de enseñanza y de trabajar con personas nunca había tenido una experiencia como aquella. Stephen llegó cargando un maletín. Lo abrió y sacó una brillante fotografía de 20x30 de una hermosa mujer.

"Tienes seis meses para encontrarme una mujer judía o me caso con ella".

"Los años están pasando y estoy ansioso por continuar con mi vida. Me gustaría tener una esposa e hijos. Soy un hombre de negocios exitoso y lo único que me falta es una familia. Estas fotos son de una mujer con la que he salido. Ella es una exitosa actriz de Hollywood, inteligente y agradable. Ella me ha dicho que está lista para casarse conmigo. A mí me gustaría estar casado pero no se si ella es el amor de mi vida. Somos buenos amigos y la pasamos bien juntos. Ella no es judía. Este es el trato. Tienes seis meses para encontrarme a una mujer judía o me caso con ella".

Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Me sentía como si estuviera en Misión Imposible.

Le expliqué a Stephen que no podía hacer tal promesa pero que haría mi mejor esfuerzo para presentarle a su alma gemela. Y la carrera contra el tiempo comenzó.

Me gustaría poder decir que le presenté a su alma gemela esa semana.

Pero bueno, no ocurrió esa semana, ni la semana después.

Stephen llamaba y me recordaba que el tiempo estaba pasando rápido.

Luego de unas cuantas semanas de citas infructuosas y enorme presión, tuve una idea. Invité a Stephen para Shabat.

Él nunca antes había experimentado las luces de Shabat. Yo esperaba que la santidad del día entrara en el corazón de Stephen y despertara su alma. Quería que él se sintiera conectado con nuestro pueblo.

Shabat llegó. Stephen se sentó en nuestra mesa y lo vi mirando toda la habitación. Las velas de Shabat bailaban mientras los niños hacían fila para su bendición de viernes por la noche. Mientras mi esposo ponía sus manos en la cabeza de cada niño y susurraba los rezos yo vi a Stephen disfrutarlo todo.

La velada pasó y Stephen se sentó en silencio. Él no dijo mucho y yo no tenía idea qué estaba ocurriendo dentro de él.

Llegó el domingo en la mañana y no tuve noticias de él. Yo estaba un poco preocupada. Él no había dicho mucho y yo sabía que estábamos llegando al final del camino.

Stephen llamó al final del día y explicó su silencio.

"Voy a decirte la verdad. Yo nunca en toda mi vida me había sentido en contacto con mi alma hasta que estuve en tu mesa de Shabat. Me quedé sin palabras. ¿Cómo puede ser que yo nunca haya tenido eso? ¿Por qué no supe de eso? Yo quiero eso en mi vida… ¡yo necesito eso! Y quedé tan asombrado que no pude hablar hasta ahora".

"Tengo solamente una pregunta", dije yo. "¿Esto significa que el plazo se cancela?".

"Definitivamente", él se rió.

Yo no le encontré su esposa.

Pero él si encontró a su bashert. La semana pasada, Stephen me envió unas hermosas fotos. Eran de sus tres pequeñas niñas paradas orgullosas al lado de su mami y de sus candelabros de Shabat.

Un alma fue encendida. Una familia nació. Ellos son un eslabón en la cadena que se remonta hasta Sinaí.

Este Januca, mira más allá de las llamas.

Estas luces están llamándote. Nunca te des por vencido. No por tu pueblo y no por ti mismo.

Tómate un tiempo y contempla la fuerza espiritual de nuestro pueblo, la lucha por sobrevivir a pesar de las probabilidades. La voluntad de indagar muy adentro y descubrir una luz que pensamos que había sido extinguida. Es el "pintele yid", la chispa eterna que arde en nuestros corazones y en nuestras almas. Es el parpadeo de una luz, una pequeña llama.

Pero está viva, y está esperando ser re-encendida.

Nuestros sabios nos enseñan que durante los ocho días de Januca las mismas luces espirituales que fueron creadas por milagro están una vez más accesibles para cada alma judía.

Aprovecha la luz.

Estas no son simplemente velas. Estas luces están llamándote.

Ellas están aquí para que puedas mirarlas y llenarte de santidad.

Nunca te des por vencido. No por tu pueblo y no por ti mismo.

Si lo deseas, la chispa que está dentro tuyo se convertirá en un fuego que encenderá tu espíritu.

Este Januca reconéctate con tu pueblo. Reconéctate con tu alma.

Somos una nación de milagros.

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