Perfiles
4 min de lectura
6 min de lectura
Ayudar a otros es un pilar del judaísmo.
Rabí Akiva se refirió al versículo "Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Levítico 19:18) como un "importante principio de la Torá" (Talmud de Jerusalem – Nedarim 9:4).
¿Cómo cumplimos la mitzvá de amar al prójimo? Muy simple. Así como cada uno de nosotros tiene necesidades y hace lo posible por satisfacerlas, así también deberíamos ver las necesidades de otras personas como si fueran nuestras. Ya sea que las necesidades sean grandes o pequeñas – ya sea hospedar a alguien en tu casa durante una semana o sostener la puerta para un amigo – si tomaste consciencia de la situación, esa es una señal para que ayudes.
Piensa en alguna ocasión en la que alguien realmente se preocupó por ti y se acercó a ti con amor incondicional. Piensa en el lazo que se creó e imagina cómo se vería el mundo si actuáramos de esa forma todo el tiempo.
También hay un lado más profundo en esto. Dar a otros fue la premisa de Dios para crear el mundo. Después de todo, Dios es infinito y por definición no tiene necesidades. Así que la creación fue una expresión pura de entrega altruista.
Cada ser humano merece profundo respeto.
Nuestro propósito en la vida es emular a Dios. Una de las formas más poderosas en que hacemos esto es dando. Cuando damos a alguien, reconocemos el factor común entre nosotros – nuestro estatus compartido de “almas creadas a la imagen de Dios”. Cada ser humano – ya sea rojo, negro o con una perspectiva religiosa diferente a la mía – fue creado a la imagen de Dios y por ende merece profundo respeto. Cuando nos conectamos con la Divinidad interna de otras personas, trascendemos las barreras físicas que parecen dividirnos.
Entregar nos acerca, añadiendo otra gota de amor y unidad entre nosotros. Esta es la base para crear una familia amorosa; y es igualmente crucial para crear una nación unida.
La unidad judía fue una condición previa para entrar en el pacto en Sinaí. La unidad judía – compartiendo nuestros diversos talentos y fortalezas – también es clave para alcanzar nuestro destino nacional de crear un mundo más perfecto y espiritual.
Eso no significa que todos debemos ser idénticos. Más bien, unidad significa respetar a cada individuo y apreciar su contribución única al todo colectivo. De acuerdo al Midrash, existen "setenta caras para la Torá" y cada una de las Doce Tribus tenía su propia "puerta en el Cielo" por donde entraban sus rezos. Todos estamos en el mismo equipo – y cada uno de nosotros agrega positivamente a la mezcla.
Especialmente en estos tiempos difíciles, es crucial que construyamos unidad entre los judíos realizando actos de bondad y demostrando preocupación y tolerancia. El Talmud dice que el odio injustificado entre judíos fue lo que provocó la destrucción del Templo de Jerusalem. Solamente a través de amor incondicional será reconstruido.
¿Y cómo lo hacemos?
Aquí hay cinco formas prácticas e inmediatas para cumplir el imperativo de "Ama a tu prójimo como a ti mismo":
1. Busca formas de ayudar.
Maimónides (Hiljot Deot 6:3) escribe que una persona debe preocuparse de las necesidades espirituales, emocionales y materiales de las otras personas, tanto como uno está preocupado de sus propias necesidades.
Haz un esfuerzo especial por ayudar a otros. Ofrece un oído paciente y atento (con el teléfono celular apagado) cuando alguien necesita hablar. Haz sugerencias cuando alguien está intentando encontrar un trabajo o una pareja para casarse. Ofrece hacer las compras para darle un descanso a tu pareja.
Comprométete a realizar un acto de bondad diario. Ponlo en tu agenda diaria junto con todas tus otras metas, y preocúpate que se cumpla. Al final de la semana, reflexiona y deléitate por haber logrado algo importante.
La clave es ser pro-activo. Yo estaba recientemente caminando en Jerusalem y vi a un hombre luchando con un mapa para encontrar su camino. Aunque él no pidió ayuda, yo le ofrecí. Lo llevé caminando en la dirección que necesitaba y conversamos durante unos minutos. Él estaba tan agradecido, y yo sentí que realmente agregué una gota de bondad en la mezcla global.
Y no hagas cosas solamente por "personas que te caen bien". El Talmud dice que es incluso más grandioso ayudar a aquellos con quienes tienes una relación tensa. Eso es porque el acto de dar construirá amor entre ustedes y ayudará a enmendar el distanciamiento.
Video Relacionado: Tenemos Que Vivir Juntos
2. Otorga el beneficio de la duda.
No conoces a una persona hasta que has estado en sus zapatos. En otras palabras, nunca puedes saber realmente cuáles son sus motivaciones. Cada uno tiene sus desafíos; cada uno está moviéndose a su propio ritmo. Este es el significado del imperativo Talmúdico: "Sé paciente en el juicio" (Pirkei Avot 1:1).
¿Mantienes un estándar de observancia diferente que el tipo de al lado? No juzgues. El Talmud dice: "Nadie sabe quien tiene la sangre más roja". Nadie puede juzgar el valor de otra persona porque nadie sabe dónde está el otro situado en la escalera de la vida – dónde comenzó y cuántos peldaños ha escalado. Algunas personas pueden haber nacido más inteligentes, y algunas con más talento en un área u otra. Pero eso no hace a un individuo "mejor". Quizás un ladrón, dadas sus circunstancias de vida, está tomando decisiones de vida más grandes y más difíciles que el mejor rabino.
Trata de enfocarte en ver a otros con un buen ojo. Asume que ellos "están haciendo lo mejor que pueden con lo que tienen".
3. Enfócate en lo positivo.
Todos tenemos días malos en los que estamos tensos o decepcionados. Aunque puedo tener ganas de dejar salir una ráfaga de críticas, trato de revertirlo – trato de tomar ese momento de interacción potencialmente negativa y utilizarlo para decir algún elogio o un comentario simpático. Algo que levantará a la otra persona y que construirá nuestra relación. Es tan solo un tema de accionar el interruptor, una decisión de unificar en vez de dividir.
Cuando alguien te ayude, expresa gratitud y no asumas que la otra persona "sabe" que es apreciada. Todos (¡incluso la persona más desagradable!) tienen algo positivo. Ofrécele un cumplido genuino y alienta sus buenas cualidades. Todos necesitan escuchar alabanzas – especialmente alguien con baja autoestima. Una palabra amable en el momento adecuado puede inspirar, levantar, e incluso cambiar una vida.
Establece un contacto visual genuino que comunique, "Tú eres importante".
El sabio del Talmud Shamai nos exhorta a "saludar a cada persona alegremente" (Pirkei Avot 1:15). No, no falsamente. Sino que, estableciendo un contacto visual genuino que comunique "Tú eres importante" – y con una sonrisa.
Otro aspecto de esto es cómo reaccionamos ante el éxito de otras personas. Si todos estamos juntos en esto, entonces estaré encantado con el éxito de otra persona.
Un corolario de esto es no hablar negativamente sobre otros (Levítico 19:16). Los chismes son la bomba atómica verbal de las relaciones. Destruyen matrimonios, negocios y amistades. Solamente porque es cierto no significa que debes decirlo. Las personas grandes hablan sobre ideas, las personas promedio hablan sobre cosas, las personas pequeñas hablan sobre personas. Sé grande.
4. Respeta a los ancianos.
Hubo una época en que la sociedad otorgaba honor a los ancianos. Hoy en día, cuando el valor de alguien parece estar basado en la habilidad de dominar la última tecnología, la "vieja generación" simplemente no puede competir.
El judaísmo enseña que cada persona anciana tiene una sabiduría especial que viene con la experiencia de vida. Los seres humanos están hechos de dos partes, física y espiritual. A medida que una persona envejece, el cuerpo se debilita, permitiéndole de esta forma al lado espiritual actuar en un grado mayor. El Talmud establece la edad de 80 como la cumbre de la fuerza espiritual - ¡la flor de la vida!
De este modo la Torá nos instruye específicamente a "honrar a los ancianos" (Levítico 19:32). En los autobuses públicos en Israel, por ejemplo, la primera corrida de asientos está marcada con un cartel que cita esta frase.
5. Comparte sabiduría.
Uno de los regalos más grandes que puedes otorgar es el regalo de la sabiduría.
Rav Noaj Weinberg escribe: Cada vez que aprendas algo – de libros, conferencias o experiencias de vida – hazlo con la intención de compartirlo con otros. Si fue fascinante, ¿Cómo te cambió? ¿Qué te enseñó sobre la vida? y ¿Cómo puedes pasar esta idea a otros? Si vale la pena estudiar algo, vale la pena compartirlo.
Digamos que tu amigo está teniendo problemas en su matrimonio. Si tú tienes una idea de cómo lograr armonía matrimonial, compártela. Invita a tu amigo a tomar un café y, sin ser crítico o agresivo, imparte la sabiduría que sabes.
La ignorancia es una enfermedad. La ignorancia puede causar sufrimiento incalculable – maltrato infantil, recursos desaprovechados y sufrimiento en un trabajo sin posibilidad de avance. Todo por ignorancia. Algunas enfermedades sólo pueden ser tratadas por un doctor, pero la ignorancia puede ser curada por cualquiera que tome la sabiduría seriamente. Cuando reduces la ignorancia en el mundo, incluso un poquito, le ofreces un gran regalo a la humanidad.
No tienes que ser perfecto para compartir. La clave es que te importe lo suficiente y que hagas tu mejor esfuerzo. Conéctate con otros considerando sus necesidades como tuyas. El Rey David declara: Olam jesed ibané – el mundo se construye a través de la bondad. Esa es la esencia del judaísmo.
Comienza a construir unidad a través de la bondad. Utiliza la sección de comentarios más abajo para compartir tus éxitos y desafíos.
Nuestro newsletter está repleto de ideas interesantes y relevantes sobre historia judía, recetas judías, filosofía, actualidad, festividades y más.