Ester y la luna

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Purim y el misterio del nombre no-judío de Ester.

El nombre Ester proviene de la palabra aramea sihara, que significa luna. El Talmud dice que las naciones del mundo llamaron Ester a la heroína de Purim porque era tan bella como la luna (Meguilá 13a). Hay muchas formas de describir la belleza, ¿por qué Ester es comparada específicamente con la luna?

Más aún, el rabino Yonatan Eybeshitz pregunta cuál es la importancia de que las naciones no-judías comparen a Ester con la luna. Nosotros aceptamos el nombre a tal punto que también la llamamos Ester y utilizamos ese nombre para la Meguilá, a pesar de que su nombre real era Hadasa. ¿Por qué nos importa tanto lo que piensan las naciones? (Iaarot Dvash 2:17).

Calendario solar y lunar

Si queremos entender la importancia de la luna, debemos explicar la prominencia que la luna tiene generalmente en el pensamiento judío y en particular en el contexto del calendario lunar. El primer mandamiento de la Torá es “hajodesh hazé lajem”, literalmente “este mes es para ustedes”, que es el mandamiento de la Torá de establecer el calendario lunar judío (Éxodo 12:2). La palabra jodesh, que significa mes, deriva de la palabra hebrea jadash, que significa nuevo. A diferencia del calendario solar, que está conectado a la órbita anual de la tierra alrededor del sol, el calendario lunar está basado en el crecimiento y el menguado de la luna. Desde nuestra perspectiva, la luna nace de nuevo cada mes, crece hasta que está completamente llena y luego mengua hasta desaparecer, mientras que el sol está siempre presente. El sistema lunar está repleto de renovación y deja lugar para la providencia, algo que es imposible en un sistema basado estrictamente en causa y efecto.

La luna renace cada mes, pero "no hay nada nuevo bajo el sol".

En contraste, el sol representa un sistema de tiempo que no tiene un principio ni fin observables. El refrán "no hay nada nuevo bajo el sol" es un versículo de Eclesiastés (1:9). Describe un ámbito de tiempo que no tiene ni principio ni fin observables, y que no parece llevar a ningún destino. El Talmud asocia el sistema de tiempo de las naciones no-judías con el sol (Sucá 29a), y el calendario juliano que es utilizado hoy está basado en el sol.

Reflexión

Un repaso a la historia de la creación nos brinda una idea sobre lo que representan el sol y la luna en un nivel más profundo. Los cabalistas explican que Dios creó el mundo para que éste recibiera Su luz, la que brinda el máximo bien posible. Sin embargo, el mundo físico no fue posicionado para recibir esa luz completamente. Por lo tanto, el mundo no logró transformarse en la manifestación material del mundo espiritual que hubiese podido ser si hubiese recibido esa luz de manera apropiada.

El fracaso del mundo en ser un receptor adecuado tiene un paralelo celestial. La Torá nos dice que Dios inicialmente creó las dos grandes luminarias. E inmediatamente procede a describir a la luna como la luminaria pequeña y al sol como la grande (Génesis 1:16). Rashi explica que se suponía que iban a ser iguales, pero la luna se quejó de que no hay lugar para dos grandes luminarias y Dios le dijo a la luna que se encogiera (ver Rashi allí).

La luna esencialmente refleja la luz del sol, y ese era su propósito aún antes de encogerse. La palabra hebrea para luna es levaná, que viene de la palabra laván, blanco. El blanco refleja todos los colores del espectro y es el símbolo más grande de la reflexión. Sin embargo, mientras que la luna original hubiese podido reflejar toda la luz del sol, la luna disminuida no tiene esta capacidad y el resultado es la gran distinción entre la noche y el día que atestiguamos hoy.

Purim

Sabiendo esto, ahora podemos volver a Ester y al origen de su nombre. Ester es llamada así por la luna. Una mirada de cerca a la historia de Purim revela el mensaje de la unión entre el sol y la luna.

La historia de Purim se desarrolló mediante lo que pareció ser una serie de eventos fortuitos. Ningún mar se partió y ninguna plaga cayó sobre la casa de Ajashverosh ni de Hamán. En cambio, en un complot dramático repleto de paranoia, política, lujuria y avaricia, Ester sube al poder en contra de todas las posibilidades, y eventualmente induce al rey a revertir su decreto de matar al pueblo judío.

Pero en un nivel más profundo, no hubo nada natural sobre Purim. Como destaca el Zohar, el término melej (rey) en la Meguilá es una alusión encubierta a Dios (Zohar III p. 109a). Una re-lectura de la Meguilá con eso en mente revela que Dios está detrás de cada uno de los eventos, y de todo el milagro que nos salvó.

Todas las cosas en el mundo, incluso los eventos que parecen no tener ninguna relación entre sí, van en dirección a un objetivo más elevado.

La historia de Purim representa la fusión de dos sistemas. Por fuera es un mundo completamente normal, con las leyes de la naturaleza de causa y efecto actuando sin ninguna dirección en particular. Es el sistema en el que viven las naciones, el de la ciencia y el progreso secular. Pero detrás de la escena, cada aspecto de Purim es producto de la providencia oculta de Dios, una expresión de hajodesh hazé lajem – “este mes es para ustedes”, un sistema espiritual completamente nuevo diseñado para llevarnos a un destino específico. Al igual que la luna, está oculto.

Purim revela que al final no hay una dicotomía entre el sistema solar y lunar. Todas las cosas del mundo, incluso los eventos que no parecen tener ninguna relación entre ellos, son parte de una marcha en dirección a un objetivo más elevado.

Salvando las distancias

Por lo tanto, Purim resuelve el problema entre todo lo que hay bajo el sol, y el tiempo medido por la luna. Ester recibe su nombre por la luna específicamente porque las naciones no judías le llamaron así. En un nivel más profundo, entendieron que los eventos de Purim que emergieron de Ester eran el sistema oculto de providencia representado por la luna, a pesar de que fueron revelados de forma que pareció ser “bajo el sol”. En Purim, las naciones vieron la mano de Dios, y la Meguilá dice que muchos hasta se convirtieron al judaísmo (Ester 8:17). Las naciones del mundo observaron esto y asociaron a la protagonista con la luna. Esa observación fue adecuada, y el pueblo judío adoptó apropiadamente el nombre.

En un nivel más profundo, todo el mes expresa la conexión entre el sol y la luna. Mientras que nuestro calendario está basado en la luna, los festivales deben caer durante temporadas específicas que están gobernadas por el sistema solar. Sincronizamos los sistemas solar y lunar mediante la adición ocasional (siete veces durante un ciclo de 19 años) de un mes. El mes agregado que salva la distancia entre el sol y la luna es un segundo Adar, el mes de Purim.

Purim es singularmente asociado con el final de los días, y nuestros sabios dicen que es la única festividad que celebraremos por siempre (Midrash Rabá – Mishlé 9). El mundo de hoy está lleno de innovación y revolución, trayendo cambios políticos que eran considerados imposibles hace tan sólo unos meses. Esos eventos de un mundo bajo el sol parecieran tener poco que ver con nosotros. Sin embargo, Purim revela que de alguna manera toda la historia es parte de un plan y que todos los caminos nos conducen al destino que Dios elige.

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