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Ideas claras y concisas sobre la parashá de la semana.
Yosef fue vendido como esclavo. La esposa de su patrón intentó seducirlo, pero él se resistió a sus insinuaciones. ¿Y cuál fue su recompensa por esto? Fue depositado en la más profunda y oscura prisión existente, el equivalente a “La Isla del Diablo” de aquél tiempo. Finalmente, un destello de luz apareció: un sirviente del Faraón prometió llevar el caso de Yosef frente a éste. Pero transcurrieron dos años más y nada cambió. Si hubiera un momento en el cual un hombre podría llegar a desesperarse, claramente éste encabezaría la lista. Toda su vida se había dedicado a ser una persona buena y decente, ¿y qué había recibido a cambio? Odio, esclavitud, venganza e ingratitud.
Nuestros sabios nos enseñan que “la redención divina puede llegar tan rápido como el pestañeo de un ojo”. Y así ocurrió con Yosef: Dios decidió que el momento había llegado y todo se puso en marcha. El Faraón tuvo un sueño, pero nadie pudo interpretarlo; entonces su sirviente recordó al esclavo hebreo; Yosef fue convocado, los sueños fueron interpretados, y obviamente Yosef se convirtió en el hombre que se haría cargo de la situación: le fue otorgado el segundo puesto de poder de Egipto, justo por debajo del mismísimo Faraón. Yosef paseaba por Egipto vestido con ropas reales, y dondequiera que iba, las multitudes se le acercaban para saludarlo. Los sabios nos cuentan que su belleza era tal que las mujeres se trepaban en los techos de las casas para verlo.
Yosef pasó de ser el hombre más bajo y despreciado de todos, a ser uno de los más influyentes y poderosos del mundo… en cuestión de horas. Momentos antes de ser convocado, él no podía ni siquiera imaginar abandonar la prisión. Pero horas más tarde, tenía control sobre todo Egipto.
La desesperación no es un concepto judío, porque las cosas siempre pueden ser diferentes. Muchas veces determinada situación parece no tener esperanza y no podemos imaginar una salida, pero las circunstancias pueden cambiar; y generalmente aquel cambio es instantáneo. Los judíos deberían saber esto más que cualquiera. Durante dos mil años de exilio y sufrimientos, hemos pasado por muchos momentos en los que podríamos haber caído en la desesperación. Pero siempre hemos ansiado y soñado con mejores tiempos; siempre supimos que a cuando todo parece estar mal, la redención siempre está a la vuelta de la esquina. Y generalmente así ha sido.
Hubiera sido fácil caer en la desesperación y rendirnos ante los griegos. Pero los macabeos optaron por la esperanza. Y gracias a la elección de un pequeño grupo de personas, el pueblo judío sobrevivió hasta el día de hoy.
Vivimos en una época que presenta un gran desafío para la continuidad judía. Pero la redención se encuentra tan sólo a la vuelta de la esquina, si nos importa lo suficiente como para elegir que así sea.
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