4 Formas de enseñarle a tus hijos a ser agradecidos

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Cómo enseñarles a dominar sus impulsos consumistas y apreciar lo que tienen.

Los padres a menudo se sorprenden por la falta de agradecimiento de sus hijos. Y cuando llega Januca y los niños reciben muchos regalos, su conducta consentida y creída puede ser incluso más notoria.

Los padres preguntan confundidos: “¿Por qué mis hijos no están felices con lo que tienen?”; “¿Por qué tienen esta incesante necesidad de tener más?”; “¿Por qué son tan malagradecidos?”.

Querer y desear cosas es una característica sumamente humana. Tenemos impulsos básicos y uno de ellos es el impulso de adquirir. Este impulso es el que causa que seamos curiosos sobre nuestro mundo; alimenta nuestras ambiciones y nos hace ser apasionados por la vida. Pero si dejamos a este impulso solo y no hacemos ningún intento por controlarlo, puede llevarnos a sentir infelicidad y falta de satisfacción en la vida.

Nuestra labor como padres es canalizar los deseos de nuestros hijos hacia proporciones normales por medio de no darles todo lo que piden.

Esto es lo que vemos en nuestros hijos: el impulso de adquirir en su forma más pura. Es bastante normal que los niños quieran cosas, y debido a su pobre control de impulsos necesitan tenerlas de inmediato. Nuestra labor como padres es canalizar sus deseos hacia proporciones normales a través de no darles todo lo que piden.

¿Qué hay de los adolescentes? ¿No deberían haber terminado ya esta etapa?

Los adolescentes siguen en el proceso de aprendizaje sobre cómo dominar su impulso de adquirir. Y no sólo eso, sino que hay varios estudios que han demostrado que mantener un diario de gratitud ayuda a la mayoría de los adultos e incluso a los estudiantes universitarios a sentirse más felices y agradecidos. Pero cuando esos mismos estudios fueron realizados en adolescentes, no hubo un incremento significativo en su felicidad o en su capacidad de estar agradecidos por lo que tienen.

Los expertos sugieren cuál sería la razón que hay detrás de esto. Estar agradecido por lo que uno tiene significa que estás en deuda con la persona que te dio; en el caso de los adolescentes, estas personas son sus padres. Los adolescentes están en el proceso de individualización, intentando encontrarse a sí mismos, y esto a menudo implica alejar a sus padres. Su necesidad de independencia implica que ellos preferirían sentirse autosuficientes antes que sentirse agradecidos con los adultos en su vida.

Entonces, ¿cómo podemos enseñarles efectivamente a nuestros hijos a apreciar lo que tienen?

He aquí 4 formas simples que nos pueden ayudar a enseñarles a ser agradecidos:

1. Respeta su lucha y aprende a decir no:

Cuando los niños y los adolescentes nos piden el juego electrónico, juguete o animal de peluche más novedoso del mercado, no debemos alterarnos por sus interminables e insaciables deseos. Es normal. Debes entender esta “hambre” que exhiben tus hijos. En vez de enojarte cuando comienzan con sus quejas y peticiones, tenles compasión: es muy difícil querer cosas que no puedes tener. Sin embargo, debemos recordar que no debemos ceder ante sus súplicas urgentes. Nosotros somos los responsables de ayudarlos a canalizar sus deseos hacia proporciones normales. Podemos y debemos decir no. Si ellos escuchan que tú realmente te preocupas por cómo se sienten, entonces podrán aceptar tu “no” de mejor forma.

Puede sonar algo así:

Hijo: “¿Por qué no puedo tener el nuevo iPod? ¡Todos mis amigos lo tienen! ¡¿Por qué yo siempre tengo que ser el raro?!”.

Padre: “Suenas frustrado, realmente te gustaría ese nuevo iPod. Puede ser difícil querer cosas y no recibirlas. Desgraciadamente no recibirás un nuevo iPod”.

2. Redirige la conducta inapropiada:

“¡Me compraste un cuaderno verde! ¡Yo pedí uno rojo!”.
“¡Pero este no es mi sabor favorito de helado!”.
“¡Te dije que me recogieras a la 1 p.m. y llegaste tarde!”.

A pesar de que puedan sonar malcriados y consentidos, queremos evitar etiquetar a nuestros hijos de forma negativa. Debemos reconocer que a la mayoría de los niños y adolescentes les cuesta trabajo entender los sentimientos del otro, lo cual los hace parecer egoístas. A ellos tampoco les es fácil regular sus sentimientos, por lo que cuando están decepcionados —por no recibir su helado favorito o el cuaderno rojo— es posible que dejen escapar exactamente lo que están sintiendo.

Debemos entrenar a nuestros hijos a actuar de forma apropiada y respetuosa hacia nosotros. También debemos enseñarles a expresar su decepción y necesidades de forma educada. También podemos señalarles cómo su conducta afecta a otros.

Enséñales a ser agradecidos en lugar de que crean que se merecen todo. Puedes decir suavemente: “Yo espero que cuando te compro un cuaderno, incluso si no es del color que te gusta, me digas gracias”.

Enséñales a expresar su decepción y sus necesidades. Puedes demostrar empatía, afirmar sus expectativas y ser un modelo de cómo usar un lenguaje respetuoso: “Suenas muy decepcionado por el helado. Sin embargo, cuando alguien te compra algo tienes que decir gracias. La próxima vez que esto ocurra puedes decir, ‘Gracias mamá, la próxima vez que vayas, ¿me podrías comprar de chocolate?’”.

Enséñales a entender cómo su conducta afecta a otros. Puedes hablar sobre tus sentimientos, mostrar empatía y ser un modelo a seguir sobre cómo usar un lenguaje respetuoso: “Me siento frustrada cuando me hablan de esa forma. Lo siento por llegar tarde, estoy segura de que te preocupaste. La próxima vez puedes decir: ‘Mamá, me preocupo cuando no llegas a tiempo. Por favor avísame si vas a llegar tarde…’”.

Asegúrate de enseñarles a tus hijos chicos a decir gracias. Si ellos se resisten frente ante parientes dominantes o el vendedor de la tienda, hazlos a un lado y diles suavemente, “Yo sé que es incómodo decir gracias, pero también sé que quieres ser educado y esta es la forma de serlo”.

Debido a que mi esposo es el principal sustentador en nuestra familia, cuando salimos de compras con mis hijos hago que ellos llamen a mi esposo para decir gracias por lo que han comprado. Les explico: “Papi trabaja duro para que nosotros podamos comprar las cosas que necesitamos; llamémoslo para decirle gracias”.

3. Habla sobre las cosas por las que estás agradecido:

¿Les has dado alguna vez este sermón a tus hijos?: “Ustedes debieran apreciar lo que tienen, ¡hay personas muriéndose de hambre en África! ¡Hay niños que están felices de jugar con palos y piedras!”. Esta táctica solamente hace que los niños se sientan culpables, se pongan a la defensiva y terminen expresando enojo, no agradecimiento.

Es más efectivo si hablamos sobre nosotros mismos y lo que apreciamos.

El otro día, recibí una llamada de alguien que estaba juntando tzedaká para una familia que está pasando por momentos difíciles. Corté el teléfono visiblemente preocupada y mi hija preguntó que pasaba. Le conté que hay una familia que estaba teniendo problemas y que necesitaban tzedaká. “Cuando escucho historias como esta solamente le agradezco a Dios por todo lo que tenemos”, le dije. “Estoy tan agradecida de nuestra amorosa y sana familia”.

La lección indirecta que damos a través de nuestras acciones y palabras pega mucho más fuerte que una lección de moral.

4. Sé un ejemplo a seguir:

Los niños hacen lo que nosotros hacemos, no lo que decimos. Primero debemos revisar nuestras acciones. ¿Estamos actuando de forma agradecida?

¿Haces las siguientes cosas?:

  • Le dices gracias al cartero, al vendedor de la tienda y a tus amigos.

  • Le agradeces a tu pareja por preparar la cena, sacar la basura, destapar un desagüe o por llamar a la tía Ethel, algo que realmente no querías hacer.

  • Te quejas por todas las cosas que no tienes.

  • ¿Corres a comprar el último artefacto electrónico o accesorio de moda?

  • Disfrutas la simple belleza que hay a tu alrededor y la compartes con tus hijos. Las puestas de sol, el sol brillando en la nieve, bebés riéndose y árboles floreciendo.

Crear un ambiente en tu hogar en el cual los niños vean un ejemplo viviente de gratitud es una herramienta muy útil para enseñarles a apreciar lo que tienen.

Januca es una época de milagros. Sí, puede parecer imposible, pero los niños pueden aprender a ser agradecidos por lo que tienen cuando nosotros aprendemos a respetar su lucha y a decir que no, redirigiendo su conducta inapropiada, evitando sermonearlos y siendo un modelo a seguir sobre cómo apreciar lo que tenemos.

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