Camino #10: Honrando a la persona sabia

7 min de lectura

No leas sobre sabiduría en un libro. ¡Busca un experto y ve cómo trabaja!

Imagina que te contratan para construir un gigantesco puente. Te proveen de todas las herramientas, equipamiento y mano de obra, y te ofrecen un exorbitante salario de 10 millones de dólares. Pero hay una sola condición: Tú eres el único ingeniero que puede participar en el trabajo. Sin embargo, tú no sabes nada acerca de cómo construir un puente, y a la humanidad le tomó miles de años dominar las técnicas necesarias para esto. ¿Cómo harías para lograr tu objetivo?

“Bueno, planeo ir a ver distintos puentes. Los voy a mirar, y voy a caminar por sobre ellos. Y luego voy a intentar un poco de prueba y error, quizás si entierro algunos palos en la tierra...”

Obviamente esto es ridículo. Podrías pasar los siguientes 50 años experimentando e igualmente no llegar a nada. Sería más inteligente decir: “Dame un año en una buena universidad. Voy a estudiar duro, contratar tutores privados y voy a leer todos los libros de ingeniería que pueda. Luego construiré ese puente”.

Nadie se embarca en un proyecto importante sin estar entrenado. Entonces, ¿por qué elegimos una carrera profesional, nos casamos y criamos hijos sin ningún tipo de entrenamiento? Nos defendemos diciendo que “voy a tomar las decisiones sobre la marcha”, pero luego, cuando las cosas salen mal, nos lamentamos y comenzamos otra vez desde cero. ¿Es esta la forma de vivir?

La vida es infinitamente más complicada que la construcción de un puente. Si quieres construir una vida significativa, deberás encontrar gente que tenga la sabiduría necesaria y deberás estar dispuesto a tomar un curso insensivo.

El Camino #10 es be shimush jajamim, que significa literalmente 'sirviendo al sabio'. Esto significa: (a) aprender de él, y (b) asistirlo. Para tener éxito en la vida, debes desear tener sabiduría e ir tras ella con entusiasmo. Rodéate de gente sabia y ve cómo aplican ellos su sabiduría a la vida. Haz muchas preguntas, y sigue preguntando todo el tiempo que ellos puedan responderte.

La sabiduría es lo más importante en el mundo; es la clave para tener una vida significativa. Nunca pensarías en utilizar el sistema de prueba y error en una sala de operaciones. Entonces, ¿por qué guiar tu vida personal en base a conjeturas?

Aprende sobre la vida

A los seres humanos nos gusta la independencia. Odiamos admitir que necesitamos a otros. La mayoría de la gente preferiría aprender de sus propios errores antes que aprender de otros. Creemos que “sabremos qué hacer” cuando sea necesario. “Sé que soy inteligente. Puedo arreglármelas”.

La vida es demasiado corta para eso. De cualquier forma cometeremos algunos errores. Entonces, ¿por qué no prevenir los errores que podamos? Como dice el dicho, “un tonto aprende de sus propios errores y un sabio aprende de los errores de los demás”.

Vemos gente que hace esto todo el tiempo. Los estudiantes universitarios viajan por Europa para “aprender de la vida”. Puede que conozcan mucha gente en la calle, pero hay maneras muchísimo más eficientes para aprender de la vida. Si realmente lo deseas, entonces harás un plan y buscarás quien te enseñe.

Imagina que pudieses viajar en el tiempo 10 años hacia el pasado, y que pudieses enseñarte a ti mismo una lección importante. ¿Escucharías la lección? ¿Sería un error no escucharla?

Ahora, ve y conversa con alguien que sea 10 años mayor que tú. Pregúntale: “¿Alguna vez cometiste un error?”. Él seguramente ha aprendido de la vida. ¿Hace sentido eso?

Date cuenta que tienes un recurso de sabiduría en casa: tus padres. Ellos no son los “viejos anticuados” que tú crees que son. Como solía decir Mark Twain: “Cuando fui a la universidad, mi padre era un tonto. Cuando volví, cuatro años después, ¡estaba sorprendido de cuán sabio se había vuelto!”.

¿Quieres darle un poco de placer a tus padres? Pídeles un consejo sobre algún tema importante – como por ejemplo sobre matrimonio o sobre tu carrera profesional. Eso los hará realmente felices. Y a la vez, tú podrás obtener sabiduría que te habría tomado 20 años alcanzar por ti mismo.

Una forma de comenzar este proceso es pensar en la siguiente pregunta: “Si pudiera conocer a alguien que esté vivo hoy en día, ¿a quién sería y qué le preguntaría?”.

Ahora haz el proceso inverso y busca a alguien que pueda ayudarte a lograr tu propósito en la vida. Y no dejes de buscar sabiduría hasta que la alcances.

Asiste al sabio

Si el presidente de los Estados Unidos fuera a visitarte, tú te pararías, le ofrecerías algo para beber, y estarías listo y dispuesto para ayudarlo de cualquier forma que fuese posible. Le pedirías consejos y lo escucharías atentamente. (Incluso si no votaste por él, ¡aun así es el presidente de los Estados Unidos!)

Nosotros deberíamos hacer lo mismo con una persona sabia. Pararnos cuando entra al cuarto, ayudarlo, prestarle atención. Como dicen nuestros sabios: “servir al sabio es incluso más grandioso que estudiar Torá”, más que cualquier clase o libro de estudios.

Sé un aprendiz. Sigue a tu mentor a todas partes. Acompáñalo a sus reuniones y cuando tenga que hacer diligencias. Fíjate en todos los detalles. Puedes leer sobre ello en un libro, pero la mejor educación es observar a un experto en acción.

Servir a tu mentor te hace ser más cercano a él. Vas a estar más alerta y dispuesto a escuchar sus consejos. Vas a tener más respeto por su sabiduría. Vas a entender qué es lo que hace que tu mentor sea distinto del resto.

Y por sobre todo, vas a aprender y vas a crecer.

Prepárate para absorber sabiduría

Si aprendieras todo de todos, serías una de las personas más sabias del mundo. Pero eso no es práctico, por lo que debes priorizar tus “necesidades de sabiduría”.

Comienza con una lista de temas importantes en la vida, como matrimonio y crianza de los hijos. Luego agrega temas más globales.

Ahora sal de compras con tu lista. Pregúntale a la gente: ¿Eres un experto en este tema, o sabes de alguien que lo sea? Lleva tu lista contigo, de forma que siempre estés preparado para preguntarle al sabio.

Aquí hay algunas ideas con las que puedes partir:

  • ¿Qué significa ser una “buena persona”?
  • ¿Cómo puedo ser bueno con los otros sin que se aprovechen de mí?
  • ¿Cómo puedo controlar mi enojo?
  • ¿Cuál es la clave para alcanzar grandeza?
  • ¿Cómo puedo maximizar mi tiempo?
  • ¿Qué hace que un matrimonio sea exitoso?
  • ¿Cómo puedo utilizar todo mi potencial?
  • ¿Cómo puedo superar la flojera?
  • ¿Cómo puedo ser más alegre?
  • ¿Cómo puedo tener más paciencia con mis hijos?
  • ¿Cómo puedo ser un mejor hijo/a?
  • ¿Cuáles son mis responsabilidades con mi comunidad?
  • ¿Cuál es el significado de la existencia?
  • ¿Qué quiere Dios de mí?
  • ¿Hay vida después de la muerte?
  • ¿Cómo se puede lograr la paz mundial?

Eligiendo un maestro para la vida

En la escuela primaria, uno generalmente tiene una maestra nueva cada año. Tan pronto como te familiarizas con una maestra, es tiempo de pasar de grado y conocer a la siguiente maestra.

En nuestra vida adulta, tenemos que adoptar una postura diferente. Idealmente, deberías intentar encontrar un solo mentor que te acompañe a lo largo de tu vida.

Para encontrar al mentor adecuado, no tomes simplemente al experto más cercano, al que vive en tu calle. Busca inteligentemente. Pide referencias. Chequea sus antecedentes. Revisa si él vive de forma honesta y consistente con su sabiduría. Prueba su sabiduría con preguntas. Averigua quiénes son sus propios mentores. Asegúrate que él es parte de una comunidad respetada.

La clave para encontrar un buen mentor es desarrollar una confianza fuerte y una buena comunicación. Es difícil aceptar críticas, pero ciertamente es más fácil hacerlo cuando las críticas vienen de alguien en quien confías, alguien que tiene conocimiento y sabiduría, alguien que sabes que busca solamente tu bien. Elige a alguien que te entienda, y que conozca tus antecedentes y tu historia familiar.

Por sobre todo, asegúrate que el mentor esté disponible para ti. Porque puedes tener el mejor mentor del mundo, pero si no puedes hablar con él, no sirve de nada.

Si no puedes encontrar a la persona adecuada, encuentra un “maestro interino” con quien puedas discutir ideas y a quien le rindas cuentas. El Rey Shlomó fue la persona más sabia que haya vivido, pero aún así tenía un maestro. La tradición dice que el Rey Shlomó nunca cometió un error mientras su maestro estuvo vivo; pero una vez que el maestro murió, el Rey Shlomó erró. Tener un consejero objetivo es tan crucial que incluso si eliges a alguien que es “menos inteligente” que tú, aún así vale la pena.

Siempre debes estar en búsqueda y no debes rendirte hasta que encuentres al maestro adecuado.

El factor de la lealtad

Los seres humanos tendemos a aferrarnos a lo que “sabemos” y a defender nuestra posición. La sabiduría requiere que uno cambie, que uno se mueva hacia afuera de su zona de confort. Muchas veces buscamos evitar el dolor, y junto con eso desechamos la sabiduría.

Resístete a esta tentación. Al elegir un maestro, encuentra a alguien que te imponga desafíos y que te estimule a alcanzar la grandeza.

Sé fiel a tu maestro. Así serás menos propenso a salir en búsqueda de un nuevo mentor cada vez que éste te sugiera algo que no te guste. Si cambias constantemente de mentor, probablemente terminarías con alguien que será menos desafiante. Si tienes un buen doctor, confías en su opinión. Si tienes un buen maestro, apégate a él. No salgas en búsqueda de respuestas que te gusten.

Dile: “Si me ves haciendo algo mal, por favor dime. Prometo prestar atención”. Entonces, si él ve que estás haciendo determinado error por ejemplo, siendo improductivo— debes escucharlo. Incluso si no estás de acuerdo, no tienes permitido desechar lo que él te dice como diciendo “tú has de tu forma y yo haré de la mía”. Le debes respeto a tu maestro. Has aceptado esa responsabilidad.

Esto no quiere decir que debas seguir a tu maestro ciegamente. No tienes que estar necesariamente de acuerdo con él, pero sí estás obligado a intentar entender su posición. Trabajen juntos las discrepancias. Descubran quién es el que está cometiendo el error. Dile: “debes convencerme o estar de acuerdo conmigo”.

Ese es el poder de tener un maestro: el mensaje eventualmente penetrará tu muro de defensa. Podrás evitar unos cuantos errores graves.

Más aún, los humanos somos sumamente subjetivos respecto a nosotros mismos. Torcemos la realidad y no somos capaces de vernos realmente. Un maestro te da una visión objetiva. Él reduce tu capacidad de racionalizar. Sientes que debes rendirle cuentas a alguien y piensas dos veces antes de actuar. “¿Qué diría mi maestro si yo hiciera esto?”. Si no puedes obtener una buena respuesta a esa pregunta, entonces mejor no lo hagas.

Para comenzar, ve y pregúntale a tres personas: “¿Qué recomiendas que haga en tal situación?”. Obtén un consejo, y si no estás de acuerdo, discútelo respetuosamente. Inténtalo.

¿Por qué honrar a una persona sabia es un camino a la sabiduría?

  • Para aprender de la vida, necesitas un maestro, alguien que te guíe en un camino racional y consistente.

  • Los seres humanos somos subjetivos. Necesitamos que alguien nos ayude dándonos objetividad.

  • La independencia es parte de la naturaleza humana, pero si no la moderas, se va a interponer en tu crecimiento.

  • Sé un estudiante de la verdad. La enfermedad más destructiva es la ignorancia, el no estar conectado con la realidad.

  • Ponte en contacto con quienes entienden la vida y obtén información de ellos.

  • Ve a buscar un maestro ahora.

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