¡Almorcemos Juntos!

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"¿Cómo estás?", "¡Te llamo!, y otras palabras que usamos para crear la ilusión de que nos importa.

Las personas usualmente utilizan expresiones como "juntémonos pronto" o la infame "almorcemos juntos" como muletillas, sin ninguna intención de realizar la acción que está detrás de la expresión. Estas formas de hablar son conocidas como los rechazos estereotípicos.

El director del área de control de calidad de una empresa constructora, se quejó en un articulo del periódico Wall Street Journal, de que mientras él se siente obligado a entablar conversaciones amables en el lugar de trabajo, él "no está siempre de humor para escuchar sobre las penas ajenas, el tráfico, el clima, que se pinchó una rueda, el trabajo, proyectos, familia, escuelas y la salud, contemplando desde un dolor de cabeza hasta un dolor de dedo".

Con todos los "¿Cómo estás?" que hacen eco por las calles y los repetitivos "besos en el aire", nos hemos acostumbrado a las conversaciones sin sentido, a decir palabras que no tienen un contenido sustantivo tras ellas.

En la tradición judía, decir lo que se piensa no es solamente una buena idea – es obligatorio. (¡Sólo piensen en la gran ayuda al negocio de los restaurantes si todos realmente fueran a "almorzar juntos"!).

Un categoría especifica de habla prohibida se llama "gnivat daat", robar el intelecto de otra persona. Esta no es una visión antigua de una monstruosidad de ciencia ficción; esto es acerca de engañar a las personas con nuestras palabras. Si preguntamos sobre la vida de alguna persona y realmente no estamos interesados, eso es robar su intelecto. Estamos creando una ilusión de que nos importa.

Si invitamos a un conocido a cenar y a) realmente no teníamos la intención de que vinieran a casa ("¿Todavía estas remodelando tu cocina Doris?) o b) estamos seguros de que ellos no podrán concurrir, estamos robando su intelecto. Estamos tratando de cumplir con una obligación sin realmente... cumplir una obligación. Estamos intentando crear la impresión de amistad y buena voluntad, sin ninguno de los esfuerzos involucrados en las relaciones verdaderas.

Si la palabra de mi amiga no significa nada, ¿Cómo definimos exactamente una relación?

Nuestra familia visitó recientemente los estudios de filmación de Universal. La experiencia más interesante ahí no son los juegos de alta tecnología, sino las visitas tras bambalinas de los escenarios de muchas películas. Al guía le gusta destacar como es todo una fachada – solamente el frente del edificio y nada tras él. Desgraciadamente, muchos de nosotros hemos tomado eso como modelo para nuestras vidas.

¿Nos hemos acostumbrado tanto a tratar a otros de forma arrogante? Como sugiere el articulo del Wall Street Journal, "Esa es la triste verdad acerca del cotorreo de oficina: Nuestras bocas se mueven, pero a menudo no tenemos intención de decir lo que estamos diciendo".

"A menudo" es ponerlo de forma generosa.

Decimos aquello que es beneficioso para nosotros – ya sea en un contexto de negocios o social – importándonos poco o nada la persona a la que nos estamos dirigiendo. Tengo un gran número de conocidos que han hecho un hábito del no devolver nunca los mensajes telefónicos. A mí tampoco me gusta el teléfono, así que puedo identificarme con su hábito. Pero si no te gusta devolver mensajes, ¡no grabes uno! No uses tu contestador telefónico. De otra forma, estás engañando a tus amigos haciéndoles pensar que tendrán noticias tuyas.

A pesar que decir cosas que no tienes intención de decir es hecho a menudo como un intento por reforzar relaciones – "¡Te llamaré!" – resulta justamente en lo contrario.

Si la palabra de mi amiga no significa nada, ¿Cómo definimos exactamente una relación? Si su interés no es sincero, si sus invitaciones a cenar son, casualmente, cuando estoy ocupada ¿Qué hace que esto sea una amistad?

Si él no puede molestarse en devolver mis llamadas telefónicas, si hemos estado esperando dos años para fijar una cita para cenar que sea conveniente para los dos, entonces esta amistad no está muy alto en la lista de prioridades.

Piensa lo que dices y di lo que piensas – es una receta simple, pero es difícil de implementar. No tenemos que expresar todo lo que está en nuestra mente (especialmente si es algo negativo) pero cuando abrimos nuestras bocas, "tienes que ser sincero".

Personalmente, las personas que más me han influenciado no son los maestros brillantes y carismáticos, o los poderosos y ricos hombres de negocios, sino aquellas personas que emanaban sinceridad y honestidad, en quienes sabía que podía confiar. Y eso es por cierto, lo que quiero para mis hijos. No quiero que ellos estén "almorzando juntos" (¡aunque estoy abierta a invitaciones!); quiero que ellos se deleiten con la alegría de invitar amigos verdaderos a cenar, y que tengan una casa y una personalidad abierta a todos. Quiero que ellos crean en lo que dicen a pesar de que la tentación es hacer lo contrario. Es una parte importante de ser un "mench" (una persona decente), que es lo que todos queremos que nuestros hijos sean.

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