Judíos en Guerra

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Un soldado Israelí en la reserva militar describe lo que es librar una guerra perteneciendo a un ejército judío "único".

El día 29 de Marzo comenzó de una manera bastante normal. Después de haber hecho las compras en nuestro supermercado local, recibí un llamado telefónico en las horas del mediodía. "¿Está Kohn Elliot en casa?". Sabiendo que sólo en el ejército israelí soy conocido como Elliot, ¡supe que era un llamado del ejército!

"Tienes un llamado de emergencia. Estoy en tu barrio. Firma el papel y preséntate en la escuela de Ramla en una hora con tu ropa".

"¿Cuánto tiempo estaré allí? ¿A dónde me van a enviar?".

"Esto es una guerra" - me dicen - "Nadie sabe nada todavía".

Y de esta manera yo me encaminé ese viernes en la tarde para unirme a otros 2000 soldados de la reserva militar en nuestra base en Petaj Tikva. "¿Cuántos soldados respondieron al llamado de emergencia?" - yo le pregunté al oficial. "Hasta ahora 95 por ciento de la unidad se ha presentado - todo dentro de las tres últimas horas. ¡Increíble!".

"Pero tenemos un problema" - me dice - "Todo un grupo de voluntarios que dejaron la unidad años atrás - algunos en sus cincuenta - ¡no quieren irse a sus casa! ¡No hay espacio suficiente para ellos!".

Mientras comenzaba Shabat, grupos de soldados se juntaron en el gran salón que iba a ser nuestra casa durante los próximos tres días. Sin que una sola palabra fuera dicha nos acercamos al medio del gran salón 300 soldados que instintivamente sentimos la necesidad de rezar juntos. El espíritu de ese "Lejá Dodí" (la canción de bienvenida del Shabat) es difícil de describir. Fue el rezo de aquellos que están por salir a la guerra.

Salvando Vidas Judías

Al día siguiente, Shabat, aún no sabíamos a dónde íbamos a ir. Pasamos el día en el campo de tiro. Fue la primera vez en mi vida que rompí Shabat. Fue un sentimiento muy extraño, pero era un asunto de pikuaj nefesh - salvar vidas. Esto es una guerra y tenemos que estar preparados y listos para eso.

En la tarde, tuvimos una hora libre. Yo saqué un libro de Maimónides para estudiar las leyes judías referentes a la guerra. Algunos soldados se unieron a mí, entre ellos también algunos no religiosos. Aprendimos que estábamos a punto de formar parte de una miljemet mitzvá - una guerra obligatoria - pues salvar judíos de sus enemigos entra dentro de esta categoría.

¿Puede haber una mitzvá más grande que ésta - después de las bombas en Netania, Jerusalem, Haifa y Tel Aviv?

Yo pienso en Maimónides, quien escribió esto casi 1000 años atrás, sin un estado judío y sin un ejército judío. Yo pienso en el Holocausto 60 años atrás, sin un estado judío y sin un ejército judío. Estas leyes no tenían sentido en ese entonces. Pero yo tengo el privilegio de estar en un estado judío con un ejército judío que está a punto de defender a sus ciudadanos.

Shejeianu vekihimanu veiguianu lazman haze - "Bendito eres Tú Dios, Quien nos dio la vida, nos hizo existir y nos hizo llegar hasta este momento".

Una Clara Misión

El Shabat estaba terminando y se nos dijo que nuestro comandante nos hablaría a las 23:00hs. La tensión en el grupo comenzó a surgir. Yo miré a los 500 soldados en nuestra tropa. La mayoría en el florecimiento de su vida, entre 25 y 40 años, y casi todos casados con hijos. Todos de la reserva. Todos sabían que a donde sea que irían estarían en peligro, y aún así, todos estaban allí - religiosos y no religiosos, ashkenazim y sefaradim. Todos parte de la nación judía, motivados para defender a su prójimo judío.

¡Cuán errados están los adivinos que describen la caída de nuestro pueblo! Am Israel Jai Vekaiam - El pueblo judío vive y prospera".

A las 23:00hs. nuestro comandante anuncia que vamos a conquistar la ciudad árabe de Tulkarem. Nuestra misión era destruir los lugares que los terroristas habían instalado allí para planificar sus ataques. Él fue muy claro acerca del "blanco": "Aquellos que tienen armas y tratan de matarnos. No debemos herir a nadie que no está involucrado con el terror. Debemos resguardar nuestro tzelem enosh - nuestro respeto por vidas humanas inocentes".

Una lágrima corrió por mi mejilla. ¡Qué ejército, qué pueblo maravilloso es el pueblo al cual pertenezco! Imagina si los roles se cambiaran - ¿los árabes tendrían tanta simpatía por nuestros ciudadanos, o los matarían primero? Dejo la pregunta sin contestar...

El domingo en la noche nuestra unidad dejó Tulkarem. Mientras escribía esto, muchos de los soldados todavía estaban buscando - de casa en casa - terroristas con armas. Gracias a Dios, yo regresé sano y salvo a casa.

Cuando pienso acerca de la última semana, las personas con quienes me encontré, las experiencias que tuve, me despiertan un gran sentido de optimismo para el futuro. A pesar de todas las tragedias que hemos sufrido en los últimos meses, nosotros somos un pueblo fuerte y orgulloso, que sobrevivirá a cualquier cosa que nuestro enemigo nos haga.

Recemos a Dios para que cuide a Sus sagrados soldados y los traiga a casa sanos y salvos, muy pronto.

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