Shwarma: Una Historia de Amor

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Algunas veces una persona necesita meditar y pensar acerca de las cosas. La mayoría de las veces, sólo necesita comer algo atestado de calorías.

La mayoría de mis amigos músicos en la universidad o tomaban fuertes drogas o meditaban. Ellos estaban buscando la manera de crear la misma sensación que se obtiene en los espectáculos pero en otras áreas de la vida.

Yo elegí la ruta espiritual; opté por el sabor oriental.

El problema era que después de tantos años de ser seriamente adicto al café, se me hacia imposible quedarme quieto por mas de cinco minutos. No podía meditar, daba brincos por las paredes, mis ojos parpadeaban rápidamente y mi nariz se movía de forma nerviosa.

Pero no estaba dispuesto a aceptar mi impotencia espiritual. Le eché la culpa al mundo que me rodeaba.

"Odio a los hippies", le comente a un amigo.

"¿Por qué? ¿Qué te hicieron?".

"Arruinaron mi paz interna".

"¿De qué manera?".

"Es esa maldita esencia de pachulí. Aleja la paz de mí".

Yo verdaderamente sabia que la meditación no era para mí. Yo pretendía que me gustaba porque a mis amigos les gustaba.

Yo seguí tratando. Los años pasaron. Llegue a un punto en mi vida en donde estaba empezando a experimentar un despertar en el judaísmo. Compre un libro de meditación judía intentando justificar el crecimiento de interés por el judaísmo con una necesidad de parecer buena onda ante los ojos del "mundo artístico". Trate de concentrarme en las letras del alfabeto en hebreo. Pensé sobre varias interpolaciones de los diferentes nombres de Dios. Me volvió loco.

"¡No puedo encontrar el espacio detrás de mi cabeza!" le conté a un amigo.

"¿De qué estás hablando?".

"El libro dice "enfócate en el espacio detrás de tu cabeza". Yo sigo pensando en la caspa y en la calvicie. Esto no es espiritualidad, es una locura".

Discutí mis problemas abiertamente.

"Quizás dios es un bromista", le dije a un amigo.

"¿Por qué?".

"Los vehículos para la trascendencia son completamente innaturales. ¿Quién, con una mente cuerda, puede sentarse todo el día a limpiar su mente de estática?".

"Quizás estas buscando en el lugar equivocado".

"Quizás. Siempre tengo hambre".

Entonces, un amigo del Medio Oriente me llevó a comer mi primer shwarma.

"Ven, yo te voy a dar una experiencia nueva", me dijo.

"Perfecto".

El me llevo a un sitio israelí en donde todo se veía grasoso.

"Es casher".

"Y... ¿A quién le importa?".

El señor que estaba detrás de la barra me trajo algo que se veía como una tortilla con un poco de sobrepeso.

"Es una Laffa", me informó mi amigo.

"¿Qué rayos es eso?".

El señor detrás de la barra se tomo la molestia de explicarme, "Es como una pita gigante, pero no la llenas si no que la enrollas".

Mi amigo le agrego una extraña y gruesa pasta de garbanzos aplastados.

"Humus", me dijo.

"Yo lo sé".

Lo llenó con una ensalada de pepino y tomate picado, papas fritas y una misteriosa sustancia de carne.

"Cordero", me dijo.

"¿Cordero?".

"En realidad es pavo cubierto con grasa de cordero. Delicioso".

El lo enrolló y me lo entregó.

Le di un mordisco. La grasa corría de mi mano hasta mi brazo.

"Esto es increíble" le dije.

"Sabía que te iba a gustar".

El sentimiento se quedó en mí por casi una semana. Estaba en mi cabeza. Estaba en mi aliento. Sabía que me aproximaba a algo grande.

Elogié a los cuatro vientos las virtudes del shwarma. Era mi único tema de conversación.

"¿Qué? ¿No has comido shwarma? ¡No has vivido!", le decía a las personas.

Me acerque a unos de mis amigos de meditación. "¿Cómo pueden pasar todo el día sentados en posición de loto? Tienen que ir a comer shwarma".

"Estamos conectándonos con un nivel superior", me dijeron.

"Yo también. Se llama shwarma".

Lo había encontrado. Yo pensaba que para poder experimentar la espiritualidad, tenía que hacer algo "espiritual". Estaba equivocado. La verdadera trascendencia no se trata de huir a un mundo artificial. Se trata de encontrar la espiritualidad en el aquí y ahora.

Empecé a enseñarles a las personas sobre una alimentación elevada.

"Hay dos maneras de comer shwarma" comencé. "La primera manera es tragarse la comida. Abrir la boca y tragar. Es similar a la forma que los perros comen".

"¿De verdad?".

"La segunda manera es tomar una pausa por un momento y decir: "No es grandioso poder vivir en un mundo donde puedo tener una experiencia como el shwarma" y después traga".

"No lo entiendo".

"La primera manera es comer shwarma porque es shwarma. La segunda manera es usar el shwarma como un vehiculo espiritual. Es darse cuenta que esta comida es una oportunidad para conectarse con Dios, enchufarse y experimentar la trascendencia. ¿Por qué meditar sólo una hora al día? Puedes estar constantemente alerta para una experiencia espiritual".

Había descubierto el secreto para una vida más elevada; elevar lo físico. Todo en la vida puede ser una herramienta para conectarse con algo más elevado. Algunas veces una persona necesita meditar y pensar acerca de las cosas. La mayoría de las veces, sólo necesita comer algo atestado de calorías.

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