Lecciones de Libertad

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La esencia de la esclavitud es la preocupación por uno mismo. Al comer matzá en Pesaj, dejamos ir a nuestro ego y alcanzamos la liberación.

Pesaj es tan preciado e inquietante como una reliquia familiar. La Hagadá, ya sea leída en hebreo o español, es difícil de entender: Cuatro Preguntas, respuestas vagas e incongruentes, contar y recontar las plagas que algunos dudan que hayan ocurrido, historias de antiguos sabios despiertos durante toda la noche deliberando sobre... ¿qué?

En realidad, el Seder de Pesaj es una producción dramática con libreto y accesorios. La Hagadá es el libreto. La matzá, el agua salada, y el plato del Seder son los accesorios. (Muchas familias embellecen el drama vistiendo disfraces o actuando escenas de esclavitud, etc.) Nosotros somos los actores. A diferencia de la mayoría de los dramas, cuyo propósito es indirecto, el objetivo del Seder es cambiarnos. Aquí hay algunas notas del programa.

Cada festividad judía es una oportunidad de crecimiento y auto-descubrimiento. Pesaj es el momento de experimentar la libertad que proviene de estar en una relación con Dios. En la noche del Seder, "cada judío debe sentir que él mismo salió de Egipto". La libertad no se adquiere de una sola vez. Necesita ser continuamente aprendida y readquirida.

La esencia de la esclavitud es el preocuparse sólo por uno mismo. La preocupación por mi mismo, mis éxitos o fracasos, mi comodidad, y la opinión de los otros sobre mí, me despoja de mi libertad esencial. Me convierto en un esclavo de la ansiedad, del temor, de la compulsión y la inseguridad.

Bruno Bettelheim remarca que en la Segunda Guerra Mundial los ricos sufrieron más en los campos de concentración, porque ellos estaban devastados por la perdida repentina de la posición social y el respeto. Su precaria sensación de "sí mismos" no pudo soportar la pérdida de estima de las demás personas.

¿Cómo podemos alcanzar la libertad interior? La Hagadá, nuestro libreto de la noche, relata como Dios redimió a los judíos de Egipto. La Hagadá repetidamente afirma: "Fuimos esclavos del Faraón en Egipto, pero Dios nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido". El primer ingrediente de la libertad verdadera es reconocer la acción de Dios en nuestras vidas.

En ésta afirmación está implícito el reconocimiento de Su cuidado directo y de Su participación en nuestras vidas. La Hagadá declara: "El Señor nos sacó de Mitzraim-no a través de un ángel, ni con un Serafín, ni con un mensajero, sino que el Santo bendito Sea, Él mismo nos sacó". Dios está directamente involucrado en nuestras vidas, y esto es una expresión de Su amor y cuidado.

El reconocimiento de este involucramiento nos proporciona la valentía que necesitamos para arriesgar la libertad. Cuando los judíos estaban parados frente al mar con los egipcios a sus espaldas, muchos de ellos pensaron que el fin había llegado. Dios le dijo a Moisés que ordenara a la gente continuar adelante y que Él iba a separar el mar para ellos. Un hombre, Najshón ben Aminadav, tuvo el valor de saltar al mar. Solamente cuando el agua alcanzó la nariz de Najshón, el mar se separó.

¿De dónde sacó Najshón el valor de saltar al mar? Los milagros de las plagas y el Éxodo habían convencido a Najshón que Dios interviene por su bienestar. No fue un asunto teológico para él, sino una experiencia inmediata, en la cual él pudo confiar y apoyarse. Su fe en el amor de Dios hacia él impulsó a Najshón a zambullirse.

Una parte significativa y usualmente olvidada de la Hagadá es la recitación de Halel. Halel es una serie de salmos que alaban y agradecen a Dios. Halel, el cual comienza antes de la cena y continua después de ella, es precedido por la declaración: "Por eso, es nuestro deber agradecer, alabar, glorificar, exaltar... a Aquél que hizo todos estos milagros por nuestros padres y por nosotros".

Una relación debe ser de ambas partes. Una vez que hemos experimentado la exaltación y la emoción por todo lo que Dios hizo, y hace, por nosotros debemos responder con reconocimiento, apreciación, alegría y amor.

La introducción a Halel termina con: "Cantaremos delante de Él una nueva canción". Dios no está interesado en canciones antiguas, ni en la repetición de los sentimientos de la generación anterior, ni en la recitación de agradecimientos del año pasado. Halel supone ser una manifestación efusiva de nuestro entusiasmo una vez que hemos reexperimentado el amor y la intervención de Dios en nuestras vidas:

Como proclama el Halel: "¿Cómo puedo pagar a Dios por todos Sus beneficios hacia mí?".

El efecto que el Seder debe producir está encapsulado en una frase de Halel: "Porque Su bondad nos ha abrumado". El Seder debe dejarnos con el sentimiento de habernos abrumado con el amor y la salvación de Dios:

"Si nuestras bocas estuviesen llenas de canciones como el mar y nuestras lenguas pudiesen cantar alegremente como las infinitas olas ... aún no podríamos agradecerte lo suficiente, Oh Dios, ... ni siquiera por uno de los miles de miles e innumerables favores que Tú has realizado por nuestros Padres y para nosotros".

De la confianza que tenemos en el amor de Dios, ganamos el valor de ser libres.

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