Nacimiento
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Sobreviviendo la adolescencia con dos palabras.
Por décadas, generaciones, siglos... bueno, probablemente desde siempre los adolescentes nos han confundido. Ellos tratan, se frustran, son incomprensibles, luchan, nos provocan, están confundidos, desconcertados, son irritantes – bueno, entiendes el punto. Dan mucho trabajo.
Nadie – ni Noaj, ni Freud, ni Lacan - han podido, ni van a poder entender a los adolescentes. Hay que aceptarlo. Nunca va a pasar.
Pero luego de sobrevivir a mis ocho adolescentes propios, yo quiero ofrecer un solo consejo de cómo pude manejarme con ellos, y puede ser resumido en dos palabras: No discutas.
Y esta es la razón de porqué.
A la gente le gusta decir que la adolescencia, para la mayoría de nosotros, es la etapa más difícil que pasamos en la vida. Yo no estoy de acuerdo. Y eso es porque la adolescencia no es realmente una etapa, es simplemente un enlace. Es el enlace entre la niñez y la adultez. La adolescencia no tiene un puerto, no te puedes quedar anclado en ese lugar. No tiene dirección, no puedes vivir ahí. No tiene una atmósfera verdadera, ni siquiera se puede respirar bien ahí.
Es nuestro trabajo, como padres de estos pasajeros perdidos, ayudarlos a navegar su viaje hacia la adultez lo más seguro y rápido posible.
Es una extraña sala de espera donde la gente se reúne hasta que les dicen adonde deben dirigirse. A mucha gente le dan direcciones apenas llegan, otros deben esperar lo que les parece un tiempo eterno, y otros nunca realmente se van. Están los que usan ese tiempo productivamente – leen, estudian, piensan (raro, pero es posible), pero hay muchos que simplemente miran al techo, leen la misma revista seis veces, o se quejan con cualquiera que está dispuesto a escucharlos.
Y así es con los años de la adolescencia. Y es nuestro trabajo, como padres de estos pasajeros perdidos, ayudarlos a navegar su viaje hacia la adultez lo más seguro y rápido posible.
El viaje que hacen de la niñez a la adultez es, usualmente, un viaje temeroso. Después de todo, ¿quién conscientemente cambiaría una vida de diversiones, cuidados, y cuentos a la hora de dormir por una vida llena de responsabilidades, problemas imprevistos, y pagos mensuales? Es cierto, ellos saben, de cierta manera, que no pueden ser niños para siempre. Pero como con todas las experiencias malas e inevitables, ellos preferirían demorarse lo más posible.
Entonces, ¿qué es lo que un niño saludable, normal, y aterrado de 13 o 17 años hace para evitar la inevitable cita con su destino de convertirse en un adulto? Discute con sus padres.
Mamá: "Yosy, hazme un favor y saca la basura".
Yosy: (mira a su computadora sin levantar la mirada).
Mamá: "Yosy, ¿me escuchaste? Te pedí que saques la basura".
Yosy: "Te escuche. Te escuche. No tienes que gritar".
Mamá: "Bueno, si no me contestas, ¿cómo puedo saber que me escuchaste? Aparte, no estaba gritando".
Yosy: "Sí lo estabas. Tú siempre gritas".
Mamá: "¡Yo no grito siempre! Tú eres el que siempre levanta la voz".
Yosy: ¿Ah sí? ¿Cómo cuando? Dame ejemplos de cuando he levantado mi voz (ahora sí levantando la voz)".
Mamá: "Bueno... no me puedo acordar un ejemplo en este minuto".
Yosy: "Seguro que no puedes. Tú siempre me culpas por cosas de las que tú misma eres culpable."
Y así sigue. Yosy no sólo está tratando de liberarse de sacar la basura. Él es un experto en eso, así como la mayoría de los adolescentes cuando se les pide hacer algo que no quieren hacer. Él podía haber logrado eso usando una sola palabra.
Mamá: "Yosy, hazme un favor y saca la basura".
Yosy: "Después".
Ahora, en el primer dialogo, él no sólo está evadiendo el favor, está usando la interacción como una oportunidad perfecta para discutir con su mamá. Y al pelear con su mamá, él solidifica su lugar seguro en el santuario de la niñez. Los adultos no pelean con sus padres, los niños lo hacen. Y la mamá, inocentemente, cayó justo en la trampa.
En su lugar, la mamá debió haber empleado la técnica disponible más poderosa: darse a la Fuga.
Cuando la mamá termine de leer este artículo, la misma escena debe verse así:
Mamá: "Yosy, por favor saca la basura".
Yosy: (mira a su monitor).
Mamá: "Te estoy pidiendo que saques la basura. Lo cual es tú trabajo.
(La mamá sale del cuarto de Yosy... y no regresa).
Pero qué pasa cuando, Yosy ignora la petición de su mamá y después de un rato no saca la basura. ¿Qué debe hacer ahora la mamá o el papá?
La respuesta es nada. Si Yosy realmente sacó o no la basura no es esencial para su desarrollo. Sería agradable, quizás hasta instructivo, pero no es esencial. Por supuesto, puedes escoger que haya algunas consecuencias cuando no sigue tus direcciones – como quitarle algún privilegio o reducir sus salidas. Sólo tienes que asegurarte que sea algo sobre lo que tienes control total, a diferencia de tratar de hacer que se vaya a dormir más temprano, lo cual está totalmente fuera de tu control.
No puedes forzar a tu adolescente a escucharte si él realmente no quiere.
Recuerda que, como padre, has hecho tu trabajo de mostrarle cual es su trabajo. Y a pesar de su respuesta, o la falta de una, él ha aprendido algo importante – que los padres deben enseñarle a sus hijos a participar en las tareas de la casa. No puedes forzar a tu adolescente a escucharte si él realmente no quiere. (Como hacer que te escuchen es otro tema para otro artículo). Darte a la fuga significa que cuando hay una oposición, tienes que hacer todo lo que esté a tu alcance para desconectarte. Y apenas reacciones, lo más probable es que se acerque una discusión. ¡Ten cuidado! Los adolescentes son expertos en trasformar una simple discusión en un campo de batalla nuclear. Ellos se especializan en buscar formas de darte en tus puntos débiles para que no puedas resistir reaccionar. ¿Por qué? No porque ellos realmente disfrutan pelear, sino sólo porque están tratando de sobrevivir. Ellos tienen miedo de no poder sobrevivir como adultos, entonces tratan de permanecer como niños. De eso se trata toda la batalla.
Se claro. No pelear NO significa que no puedes decirles lo que hacer, darles tareas, o no decirles nunca ‘que no'. Pero SÍ significa que no puedes ponerte en una situación de conflicto.
Sara: ¿Está bien si me llevo el carro hoy en la noche?
Papá: Disculpa, Sara, la última vez no lo trajiste a tiempo y yo te dije que iban a haber repercusiones.
Sara: ¿!Qué!? ¡Todas mis amigas me están esperando! ¡Ya les prometí!
Papá: Disculpa.
Sara: Pero papá, tú estabas dormido cuando yo llegué la vez pasada. Y de todas maneras no necesitabas el carro. Y había mucho tráfico y una de mis amigas tenía que recoger algo en el camino y...........
(No hay respuesta porque el papá ya se fue de la habitación).
Darse a la fuga puede parecer un poco brusco, maleducado, y hasta injusto. Puede que realmente sea todas esas cosas. Pero si lo es, es lo mejor. Y los va a ayudar a llegar a la adultez – el lugar donde necesitan llegar.
Padres del mundo únanse – no peleen.
Por lo menos traten esta noche.
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