¡Fascinante!

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Las relaciones exitosas se construyen haciendo que las necesidades del otro sean tan reales como las nuestras.

Escuchar verdaderamente es la base de cualquier relación exitosa. Y aún así es algo difícil de encontrar. Las relaciones de padres e hijos se destruyen frecuentemente porque los padres son retraídos, están distraídos, desinteresados o están absorbidos en sus propias vidas. Lo mismo se puede decir de matrimonios y amistades. A menudo, la gente no le presta tanta atención a las personas que según ellos son importantes – hijos, padres, pareja, amigos, etc.

En general, nos cuesta mucho esperar que la otra persona termine de hablar (¡y en general no lo hacemos!) para empezar a contar nuestra fascinante (y más importante) historia, o nuestro fascinante punto de vista.

Una noche en la universidad me quedé hasta tarde en la noche hablando con mi compañera de cuarto. Eso en particular no era nada fuera de lo común, sólo que en esta ocasión particularmente yo había decidido abrirme por completo. Le conté algunas historias muy personales de mi vida. Cuando finalmente terminé de hablar, esperé por su respuesta. ¡Todo lo que escuché era el suave sonido de su ronquido!

Yo estaba devastada. Pero no sólo porque ella demostró una inmensa falta de sensibilidad, sino porque entendí que yo también era culpable. Yo estaba tan entretenida contando mi historia que no noté que me había quedado sin público. Si ella hubiese pensado en mis necesidades, habría hecho un esfuerzo para quedarse despierta (¡o al menos me habría avisado que seguir despierta ya no era una opción!), y si yo hubiese estado al tanto de sus necesidades quizás habría acortado mi historia, o me habría fijado como estaba ella durante la historia, o habría demandado una participación más activa.

Afortunadamente esta relación no llegó más allá del primer año de universidad (no por la historia que les acabo de contar) entonces las consecuencias a largo plazo fueron mínimas. Pero escenarios similares se repiten todos los días en relaciones que si son importantes – entre parejas, padres e hijos, jefes y empleados.

No es que somos incapaces de recordar los detalles de la historia que nos contó nuestra pareja; es sólo que hemos decidido que no es realmente importante.

Ciertamente somos capaces de escuchar a otra personas; es sólo que nuestra vida y nuestros pensamientos son muchos más importantes para nosotros. No es que somos incapaces de recordar los detalles de la historia que nos contó nuestra pareja; es sólo que hemos decidido que su historia no es realmente importante.

Para tener relaciones exitosas, debemos tomar en cuenta las necesidades y los intereses de los demás así como lo hacemos con los nuestros.
A mi esposo le encanta explorar el origen de las palabras. (Le compré un diccionario etimológico para su cumpleaños – ¡y le encantó!) Yo, por otro lado... bueno, la verdad es que no me puede interesar menos. Pero como él estaba interesado, yo lo escuchaba. Y le respondía (o al menos trataba). Y no sólo con resentimiento o sin paciencia, sino con interés real. Porque yo me preocupo por él. Porque estoy interesada en él. Y porque así es como quiero que él me responda cuando yo le hablo de mis temas favoritos.

Escuchar verdaderamente también mejora y profundiza la relación entre padres e hijos – aún cuando, sin importar lo mucho que escuchemos, nuestros hijos adolescentes sientan que no los entendemos. Muchos padres no saben quiénes son los amigos de sus hijos, qué les gusta, en qué tienen dificultad, quienes son realmente. A veces no conocen a sus propios hijos porque se aferran a una imagen que ellos mismos han creado e ignoran sus reacciones verdaderas. Luego de varios intentos fallidos, el niño eventualmente deja de comunicarse. A medida que el niño crece esta situación es cada vez más difícil de revertir.

La mamá de mi amiga, Sharon, siempre estuvo distraída mientras ella crecía. Infeliz consigo misma y con su matrimonio, ella tenía una visión deprimente y derrotista del mundo y tenía poco tiempo y energía para su hija Sharon. Ahora mayor, más calmada y con más sabiduría, ella quería renovar la relación con su hija. "Mamá", le dijo Sharon tristemente, "no hay ninguna relación para renovar".

Para llegar a conocer a otro ser humano se necesita empatía verdadera. Esto significa salirte de ti mismo y tratar de entender a la otra persona. Las verdaderas relaciones se crean cuando apreciamos al otro y lo encontramos interesante y fascinante – cuando escuchamos así como a ti te gustaría ser escuchado.

Paradójicamente mientras más nos sacamos a nosotros mismos de la ecuación, más se siente a gusto la otra persona con nosotros. Me dijeron una vez que este es el secreto en una buena entrevista de trabajo – preguntar y luego escuchar, en vez de contestar y hablar. Y puede ser una muy buena técnica para motivar a los empleados.

Ser un buen oyente expande nuestro mundo; pasamos a formar parte de las vidas de todos los que se cruzan en nuestro camino y de esta manera todos nos enriquecemos. Ser un mal oyente contrae nuestro mundo; limita nuestras relaciones y al final nos quedamos solos.

A mi encantaba la frase en la obra de Oscar Wilde, "La importancia de ser formal", "Yo nunca viajo sin mi diario de vida. Uno siempre debe tener algo sensacional para leer en el tren". Un poco de amor hacia uno mismo es algo bueno; absorbernos en nosotros mismo nos destruye. Vivir en un mundo donde somos el centro de todo al principio puede ser gratificante pero es el camino hacia la soledad. ¡Si sólo nos concentramos en nuestras vidas, ciertamente se torna un poco aburrido!

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