Rezando Por Mi Soldado

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"Mi soldado" pasó a ser como mi hermano, y yo temía por su vida.

Viviendo en Jerusalem, los cohetes y los kassam son sólo noticias, no son el día a día. Gracias a Dios que mi familia y yo no escuchamos sirenas, ni corremos hacia los refugios. Siento como si mi vida continuara normalmente. Sin embargo, tan sólo a algunos kilómetros de acá, hay corazones llenos de miedo, y el simple hecho de ir de compras al almacén es una experiencia espeluznante. Los niños no pueden ir a la escuela y familias son despertadas en la mitad de la noche para correr hacia los refugios.

Hace dos semanas, fui a un salón de belleza y la mujer me estaba agradeciendo profusamente por el negocio. Con lágrimas en sus ojos, ella me dijo: "Llamaron a mi hijo anoche. Tuvo que viajar a Gaza a primera hora esta mañana, directo a la lucha. Él no puede llevar su teléfono celular. Mi cuerpo entero esta temblando. ¡Mi bebé, mi bebé!".

Me senté a su lado, sin saber lo que decir, sólo pensando en cuantas madres, esposas, hermanos y hermanas están preocupados por sus seres queridos que fueron llamados como reservistas para combatir en el frente de batalla.

Y aquí estaba yo, "continuando con la vida normalmente". Lágrimas comenzaron a correr por mi rostro.

¿Cómo podía ir yo calmadamente por la vida, cuando mis hermanos y hermanas enfrentan el peligro y la muerte?

"Así que muchas gracias por darme algo que hacer", ella concluyó, "así puedo distraerme un poco".

Nos sentamos en silencio por unos momentos, mientras yo intentaba mostrarle mi preocupación y compartir su pena.

Salí del salón sobrecogida, con el deseo de hacer algo. ¿Cómo podía ir yo calmadamente por la vida, cuando mis hermanos y hermanas enfrentan el peligro y la muerte?

Pero, ¿qué podía hacer yo?

Llegué a casa y revisé mi e-mail. Como un mensaje directo de Dios, había un correo sobre "Operación Tefilá (Oración), Torá y Tropas". Una iniciativa de un grupo de Rabinos para motivar a la gente alrededor del mundo a que se unan con un soldado israelí. Ellos toman la responsabilidad de rezar, estudiar Torá, y hacer actos de bondad en nombre de aquel soldado.

¿Puedo haber tenido una respuesta a mis pensamientos más rápido que eso? Rápidamente respondí el e-mail a la dirección y pedí el nombre de un soldado israelí. A partir de aquel día, añadí varios rezos y Salmos en mérito de "mi soldado". Mi esposo dedicó su estudio de Torá en merito de "nuestro soldado". Intenté hacer tantos actos de bondad extra como fuera posible, y siempre pensé en "mi soldado" cuando los hacía. El comenzó a ser cada vez más parte mía. Pensaba en él cada vez que leía las noticias y me preguntaba donde estaba él cada vez que escuchaba sobre un cohete cayendo o una operación del ejército en Gaza. En tan poco tiempo "mi soldado" pasó a ser como mi hermano: en mi mente, en mis pensamientos y en mis rezos todo el tiempo.

En el fondo de mi mente, había un miedo por el bienestar de mi soldado, mi hermano. Me quedaba petrificada viendo las noticias, con miedo de ver su nombre. Mis amigas se reían de mí, pero en mi cabeza, mi soldados era mi responsabilidad. Los sinceros rezos que ofrecía en su mérito eran mi contribución al pueblo judío.

El Nombre de mi Hermano

Luego de dos semanas de rezo, estudio de Torá y actos de bondad, me senté una mañana a revisar las noticias. Leí un artículo sobre alguien con el mismo nombre que mi soldado, que había sido herido mortalmente en un tiroteo y que murió camino al hospital. Sé que hay varios jóvenes con ese mismo nombre, pero sin embargo se me puso la piel de gallina.

Tenía que averiguar quién era esta víctima. Comencé a llamar y a mandar correos electrónicos a los periódicos preguntando si por casualidad conocían el nombre en hebreo de aquel soldado. No tuve suerte. Continué rezando fervientemente.

Al día siguiente, vi las noticias de nuevo y leí un artículo sobre el soldado que había muerto camino al hospital, esta vez, con su nombre en hebreo escrito. Mi corazón se paralizó. Mi soldado. Mi hermano. Quizás pude haber rezado más. Tal vez pude haber rezado más fuerte. Estaba sobrecogida con el sentimiento de culpa. Yo había tomado esta responsabilidad. ¿Había hecho yo un buen trabajo?

Mi corazón se paralizó. Mi soldado. Mi hermano. Yo había tomado esta responsabilidad. ¿Había hecho yo un buen trabajo?

La muerte de mi soldado hizo que la realidad de la guerra me golpeara en la cara. A pesar de todos los rezos sinceros, todavía estaba distante de conectarme genuinamente con la vida de nuestros soldados y con el riesgo de muerte que están enfrentando.

Me calmé a mí misma recordándome que Dios maneja el mundo; finalmente Él decide cuándo la vida comienza y cuándo acaba. Y quién sabe si en el mérito de mis rezos, mi soldado vivió una hora extra, o se salvo de la tortura de ser secuestrado. Sentí como si hubiera perdido a un hermano, a un amigo que, a pesar de no haberlo conocido, había pasado a ser parte mía.

Justo después, mientras las lágrimas caían por mi rostro, me di cuenta que lo menos que podía hacer, en mérito del alma de mi soldado, era continuar ayudando de la forma más activa posible: rezar por el bienestar de otros soldados, y otros ciudadanos en el sur.

Rápidamente escribí un e-mail a "Operación Tefilá, Torá y Tropas" – para pedir otro nombre.

Para inscribirte en Operación Tefilá, Torá y Tropas (Operation Tefillah, Torah & Troops), envía un correo a maortlmo@gmail.com. Para pedir el nombre de un soldado por teléfono o fax, llama al Consejo Nacional de Jóvenes de Israel (National Council of Young Israel) al 212-929-1525 x100, o manda un fax al 212-727-9526.

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