Mejor Que Skype

2 min de lectura

No estás molestando a Dios.

Recientemente hable con una amiga que estaba atravesando una difícil situación. Le pregunté si lo había discutido con Dios. Ella me miró intrigada y confundida, "No exactamente... es decir, no directamente".

De alguna manera no le parecía apropiado molestar a Dios con la trivialidad de su vida.

¿Acaso no tenemos todos dificultades en la vida? ¿Además de esto no queremos "molestar a Dios con nuestros problemas" y preferimos solucionarlos por nuestra propia cuenta? ¿Acaso pensamos que le estamos haciendo un favor a Dios al no atormentarlo con nuestra carga?

Un punto decisivo en la redención judía de Egipto fue cuando ellos gritaron y clamaron a Dios. Ellos entendieron que sólo Dios podía ayudarlos, ellos se dirigieron a Él, y ese llanto fue el catalizador para la salvación.

Así como los judíos en Egipto clamaron en conjunto en un momento de sufrimiento colectivo, así también cada individuo puede beneficiarse de la conexión con Dios en momentos de angustia personal. Esta lección es especialmente verdad en nuestra sociedad, donde la tecnología nos da mucho poder, pero nos hace dependientes.

No es un signo de debilidad admitir nuestra incapacidad de navegar a través de la vida por nuestra propia cuenta. El clamor a Dios no tiene que provenir de la desesperanza, en cambio puede provenir del hecho de reconocer que Él está aquí, de que Él puede ayudar, de que Él quiere ayudar, y de que está esperando noticias de nosotros. Él tiene el poder de liberarnos de muchas ataduras en la vida, ataduras que de otra manera son inextricablemente difíciles.

Vivimos en una generación en donde la comunicación inalámbrica ha alcanzado un punto sin precedentes, sin embargo la inclinación a utilizar "comunicación inalámbrica con Dios" no aumenta acordemente.

Quizás la estática está obstruyendo la transmisión. El ego y la ilusión de que somos capaces de hacer cualquier cosa por nuestra propia cuenta, pueden crear una barrera para los rezos.

Sólo depende de nosotros eliminar la estática y sintonizarnos con Dios.

No se necesitan satélites transmisores para establecer la conexión. No hay cargos asociados (es mucho mejor que Skype). La línea nunca está ocupada y Dios siempre está accesible para todos.

Este es un increíble, e inalienable derecho que fue otorgado a cualquier ser humano. Discute tus problemas con Dios. ¡Llámalo hoy mismo!

Si bien las respuestas pueden no siempre ser las esperadas, como Dios es pura bondad, nada puede salir mal.

Y al final de cuentas, forjar una profunda relación con Él es un logro enorme en si mismo.

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