5 estrategias para aumentar tu felicidad

3 min de lectura

Es hora de aumentar tu nivel de alegría, y así es como se logra.

Hace unos años, la empresa Gallup llamó diariamente a 1.000 adultos elegidos al azar y les preguntó sobre sus estados emocionales, su situación laboral, sus niveles de estrés y otras cosas sobre su calidad de vida. Estaban tratando de encontrar y medir los componentes de una “buena vida” para ponerlos luego en una fórmula que llamaron “El índice de bienestar de Gallup Healthways”. Dividieron las respuestas de acuerdo a las áreas geográficas y encontraron las zonas más y menos felices.

El periódico The New York Times le pidió a Gallup que elaborara una representación estadística de lo que se considera una persona feliz en los Estados Unidos. Por ejemplo, los hombres tendían a ser más felices que las mujeres, los mayores tendían a ser más felices que los de mediana edad, etc. Gallup halló un prototipo de felicidad: un norteamericano de origen asiático, alto, judío observante, de al menos 65 años, casado con hijos, vive en Hawai, tiene su propia empresa y un ingreso familiar no menor a 120.000 dólares anuales.

Luego encontraron a la personificación de esa mezcla: Alvin Wong. Mide 1.90m, tiene 69 años, es un judío de origen chino que respeta cashrut, está casado, tiene hijos y vive en Honolulu. Administra su propia empresa de salud y gana más de 120.000 dólares al año. Lo llamaron por teléfono y le dijeron que había sido elegido como “el hombre más feliz de los Estados Unidos”. Wong concordó en que era una persona muy feliz y dijo: “Mi filosofía de vida es: si no puedes reírte de ti mismo, tu vida será bastante difícil”.

Después de ser nombrado “el hombre más feliz de los Estados Unidos”, Wong se convirtió en un orador motivacional y les enseñó a los demás que la actitud —y no el escenario— es el verdadero vaticinador de la felicidad en nuestra vida.

Estamos en el mes hebreo de adar, mes en el cual es mitzvá aumentar nuestro nivel de felicidad. He aquí cinco estrategias que nos ayudarán a comenzar:

1. Cambia tu vocabulario. La forma en que hablamos —tanto a nosotros mismos como a los demás— tiene un tremendo impacto en nuestra felicidad. Si alguien nos pregunta cómo estamos y respondemos “bien”, así es como nos sentiremos: bien, neutrales o apáticos. Pero si respondemos “muy bien”, “espectacular” o “estoy muy entusiasmado ante las posibilidades que tengo” nos sentiremos excitados, apasionados y optimistas. Esto es cierto incluso si sólo nos decimos estas cosas a nosotros mismos.

Sorprendentemente, cambiar nuestro vocabulario puede cambiar nuestros estados emocionales, incluso si no creemos en lo que decimos. La próxima vez que estés enojado, trata de decirte “estoy un poco enojado” en lugar de “estoy furioso” y verás cómo, por sólo haber cambiado la intensidad emocional de tus palabras, estarás generando cambios en tu interior.

2. Disfruta tu vida. Aprecia los pequeños placeres que Dios nos da cada día. El aroma de una taza de café fresco. El color del cielo al amanecer. Los copos de nieve que observamos a través de la ventana. Y disfruta también de los grandes placeres. Los momentos hermosos que parecen tan ordinarios pero que, en realidad, si pensamos en ellos, son tan extraordinarios. La sonrisa que nos regala nuestro bebé. La voz de un amigo después de un día difícil. La bendición de comer juntos como familia. La comida que nos nutre. El sueño que nos refresca. El aire que nos da vida a cada momento.

3. Encuentra tu flujo. Identifica una o dos actividades que te excitan, que te desafían, que te hacen perder la noción del tiempo cuando las haces. Dales más prioridad en tu vida. No las pongas en la categoría de "cuando tenga tiempo las haré". Haz que los momentos que te “hacen fluir” sean una parte regular de tu día, porque imbuirán naturalmente energía a otras áreas de tu vida.

4. Busca sentido. Las personas más felices encuentran sentido en todo lo que hacen. Sus logros no necesariamente son más importantes que los de los demás, pero encuentran sentido en su trabajo y en sus relaciones. Continúa buscando cosas para aprender en el día a día. Encuentra el significado que hay en cada experiencia. Vincula tus objetivos a un propósito más elevado.

5. Crece. Incluso las mejores circunstancias no harán a alguien feliz si esa persona deja de crecer. No fuimos creados para permanecer estancados en el mundo. Una vez que llegamos a un nivel, anhelamos ascender hasta el próximo. Anhelamos volar más alto, ir más allá, ser mejores. Y quizás a esto se refirió Alvin Wong cuando dijo que la felicidad es “creada por la actitud”. Que creamos nuestra felicidad con las palabras que elegimos, las bendiciones que vemos, lo que hacemos y el sentido que buscamos para cada día.

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