Crecimiento espiritual
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Crecimiento espiritual basado en investigación científica.
A medida que se acerca Rosh HaShaná —el año nuevo judío—, les presento aquí cinco formas para generar cambios reales y hacer que el año nuevo sea un comienzo de cero.
En 1965, maestros de una escuela primaria de San Francisco recibieron listas de estudiantes que tenían muchísimo potencial de crecimiento para el año siguiente. Robert Rosenthal, un sicólogo de Harvard, había analizado a todos los niños y pudo informarles a sus maestros cuáles eran los niños que tenían más probabilidades de lograr grandes cosas en los meses próximos.
Al final del año, la experiencia de los maestros cuadró con el Dr. Rosenthal: los estudiantes que predijo que crecerían más, efectivamente lo hicieron, obteniendo un éxito intelectual por sobre la media en todas las áreas de la escuela.
Lo que los maestros no sabían es que la lista de nombres que recibieron al comienzo del año fue realizada de manera completamente aleatoria. No hubo un examen académico, cada maestro recibió una lista de nombres al azar. Sin embargo, el crecimiento de los estudiantes fue real. Cuando los maestros esperaron más de sus alumnos, los estudiantes respondieron aumentando su rendimiento en clases. El coeficiente intelectual de dichos estudiantes también aumentó, y obtuvieron resultados mucho más altos después del año académico que antes del mismo, y además, su aumento fue en una proporción mucho mayor que el de sus pares.
Este año, espera más de ti mismo. Tú también tienes muchísimo potencial de crecimiento. Date el regalo de creer en ti y de alcanzar tus más altas expectativas.
Cuando aprendemos nuevas capacidades utilizamos nuestra corteza prefrontal, la parte de nuestro cerebro a cargo del pensamiento intencionado y racional (piensa en aprender a manejar: quienes conducen por primera vez no pueden, por ejemplo, conversar, toda su atención está enfocada en lo que están haciendo). Sin embargo, una vez que dominamos una capacidad, ésta pasa a nuestros ganglios basales, una parte de nuestro cerebro asociada con la emoción y la memoria (es por esto que manejar nos resulta natural, permitiéndonos hablar o escuchar la radio con una parte del cerebro mientras utilizamos la otra para conducir). Finalmente, nuestro cerebro experimenta una tercera emoción: placer, cuando se completa un acto habitual.
Cuando estamos en nuestro entorno usual tendemos a realizar las actividades siempre de la misma forma, sin embargo, cambiar el entorno nos ayuda a romper el círculo de tres partes que gatilla los hábitos en nuestro cerebro. Cuando no están las cosas a las que estamos acostumbrados, es más fácil cambiar nuestro comportamiento.
Este año, piensa en formas de ir a un lugar nuevo, literalmente. Ser voluntario en un lugar nuevo, unirte a una nueva comunidad, acercarte a personas nuevas son formas de salir de nuestra zona de confort, de neutralizar las acciones que hacemos automáticamente y darnos espacio para transformarnos en alguien nuevo.
Las personas que nos rodean afectan de manera crucial nuestro comportamiento.
En un estudio reciente que monitoreó a estudiantes que se trasladaron a una nueva universidad, los hábitos preestablecidos como leer el periódico, ejercitar y mirar televisión fueron alterados; los estudiantes transferidos adoptaron rápidamente los hábitos de la nueva comunidad.
Las personas que nos rodean afectan profundamente la forma en que actuamos y también nuestras decisiones. Incluso las decisiones más íntimas pueden verse influenciadas por los integrantes de nuestra comunidad. Un estudio descubrió que enterarse de los detalles del divorcio de un amigo aumenta la probabilidad de divorciarse en un 75%; incluso oír sobre el divorcio de un amigo aumenta la probabilidad de divorciarse en un sorprendente 33%.
Ser parte de una comunidad también tiene efectos positivos. Hace dos mil años, el sabio judío Rabí Hilel reconoció la importancia de la comunidad en la formación de nuestra identidad. Les aconsejó a sus estudiantes: “No se separen de la comunidad” (Pirkei Avot 2:5). Todos somos más fuertes cuando nos acercamos a otros y compartimos valores y objetivos.
Este año, pon en la mira en tu círculo social. Pregúntate cómo puedes pasar más tiempo con quienes tienen valores y un estilo de vida que admiras. Fortalece tus lazos con la comunidad judía local y permite que el apoyo y la conexión con tu comunidad te enriquezcan.
Un estudio reciente demostró que pasar tiempo con personas que amamos afecta profundamente nuestro bienestar físico. En un estudio importante, las heridas físicas sanaron con mayor rapidez en las personas que tenían relaciones cercanas y positivas en su vida. Otro estudio descubrió que las personas que sienten que tienen relaciones cercanas son más productivas en el trabajo.
En el mundo híper ocupado en el que vivimos, puede que pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos parezca casi imposible. Afortunadamente, la tradición judía provee una oportunidad semanal para pasar tiempo de calidad con la familia y los amigos, ayudándonos a disminuir el ritmo de la vida diaria y reuniéndonos alrededor de la mesa en las comidas de Shabat. Además, desconectarnos de los aparatos electrónicos asegura que pasemos tiempo de calidad, cara a cara, en el hogar. Incluso hay un estudio que respalda los beneficios de esas comidas semanales: comer regularmente en familia está asociado con niveles menores de estrés tanto en niños como en adultos. Para los niños, comer en familia también está conectado con menores niveles de uso de drogas, con calificaciones más altas y mejor salud.
Decir gracias es una de las formas más efectivas para alejarte de los malos hábitos del pasado y transformar tu vida.
En un estudio revelador de hace poco más de una década, el Dr. Robert Emmons de la Universidad de California y el Dr. Michael McCullough de la Universidad de Miami le pidieron a un grupo de personas que escribieran en diarios sobre sus vidas diarias y a otro grupo que analizaran sus problemas y enojos en sus diarios de vida. A un tercer grupo de personas les pidieron que se enfocaran en escribir las cosas por las que estaban agradecidos.
Al final del estudio descubrieron algo sorprendente: los participantes que utilizaron sus diarios para registrar las cosas por las cuales estaban agradecidos reportaron niveles de felicidad y bienestar mucho más altos. Todo su comportamiento se vio afectado por el experimento. Mostraron niveles mayores de energía, determinación, estado de alerta, atención y entusiasmo. Todo esto se reflejó en acciones concretas también. Las personas que escribieron una lista de gratitud tuvieron una tendencia mayor a progresar en el camino hacia objetivos importantes.
No sólo escribir las cosas por las que estamos agradecidos puede tener este profundo efecto, los investigadores descubrieron también que asistir a servicios religiosos, rezar y estudiar religión también crea un sentimiento de gratitud que puede transformar nuestra vida.
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