5 Mitos Modernos del Matrimonio

4 min de lectura

Romance, felicidad y otras ideas falsas del matrimonio.

Mito #1: El matrimonio beneficia más a los hombres que a las mujeres.

Esta mentira destructiva ha llevado a que las mujeres vean su rol en la relación bajo una luz negativa, asumiendo que son mártires de las necesidades de sus esposos más allá de cualquier experiencia que lo contradiga. El poder de los mitos populares para cambiar las expectativas y percepciones de la realidad es asombroso.

Pero al parecer, pese a que informes anteriores indicaban lo contrario, en realidad tanto los hombres como las mujeres viven vidas más largas, más felices, más sanas y más enriquecidas cuando están casados (éste y los otro cuatro mitos están basados en estudios hechos por el ‘Rutger's National Marriage Project’).

Derribándose este mito, muchas más mujeres serían libres para admitir que realmente disfrutan de estar casadas, podrían apreciar mejor la experiencia, y podrían reconocer que el factor omnipresente que acompaña una relación sana y fuerte es el placer y no un sentimiento de carga. También ayudaría a reparar el desequilibrio potencial el hecho que las mujeres dejasen de percibirse a sí mismas como generosas donantes con sus esposos, ‘los únicos beneficiarios’.

Mito #2: Las claves para un matrimonio exitoso a largo plazo son la buena suerte y el romanticismo.

Contrariando a Hollywood, las parejas encuestadas citaron compromiso y compañerismo como los secretos de su larga duración. Más en detalle, explicaron que crear sus matrimonios requirió trabajo duro, dedicación y compromiso. “Las parejas más felices son amigos que compartieron sus vidas y tienen intereses y valores compatibles”.

Esta respuesta podría haber sido sacada del relato de la Torá sobre la búsqueda de Eliezer de una novia para Itzjak: Buscó una chica con buenos valores, bondad en particular, la cual evidenció Rivka cuando trajo agua tanto para él como para sus camellos. También se nos enseña la importancia del compromiso cuando la Torá describe que Itzjak primero se casó con Rivka y recién después la amó. Los matrimonios judíos siempre han sido construidos sobre valores y compromisos compartidos. “Nuevo” puede ser preferible en un detergente para lavar la ropa, pero para los matrimonios por lo general la “vieja” sabiduría es más confiable.

Mito #3: Las parejas que viven juntas antes de casarse pueden probar cuán compatibles son el uno con el otro y tener matrimonios más gratificantes y duraderos que las parejas que no lo hacen.

Muchos estudios han encontrado que precisamente lo opuesto es verdad. Puede que la gente que convive le tema mucho al compromiso, algo ya establecido como un elemento clave para un matrimonio exitoso. Esta actitud tiene otras implicaciones: sin compromiso, ¿qué tan duro vas a trabajar en los problemas que surjan? Y lo opuesto también es cierto: con compromiso ¿hay algún problema que no pueda ser enfrentado? (¡Estamos de acuerdo en que algunos son más difíciles que otros!)

“Pero ¿Cómo sabremos si somos compatibles?” es la acusación frecuente. Esto es ‘pensamiento mágico’; no hay ningún test de compatibilidad y no hay una cantidad de tiempo que les pueda asegurar algo. Lo único que funciona es el compromiso (y el trabajo duro).

Cuando doy clases sobre matrimonio la gente suele desilusionarse con lo que tengo para decir (¡puede que sea por mi habilidad para enseñar!). Todos quieren una idea profunda, una idea dramática que cambiará su experiencia marital; pero no existe. Construir un buen matrimonio es muy simple en su concepción, pero como muchas ideas simples, su ejecución es difícil. Es asumir el compromiso a mantenerse avanzando un pequeño paso a la vez, independiente de lo que pase. La convivencia no puede prepararte para eso; sólo un cambio de actitud, el apoyo de una comunidad y la ayuda de Dios pueden hacer que funcione.

Los beneficios y las oportunidades del matrimonio sólo se obtienen en la tranquilidad y la seguridad del compromiso.

Cuando el matrimonio está basado en crear juntos y en objetivos congruentes en vez de estar basado en compartir las últimas películas o los restaurantes de moda, sólo entonces estamos preparados para el largo camino que nos depara.

Mito #4: No se puede esperar que la gente siga casada de por vida como se hacía en el pasado, porque hoy vivimos mucho más.

Suena loco, ¿no? Pero las investigaciones muestran que este pensamiento es muy común.

Como apunta sabiamente el autor, ¡también nos casamos mucho más tarde! Y la mitad de los divorcios ocurre antes del séptimo año del matrimonio, una “oportunidad” que también estaba disponible para nuestros ancestros. De nuevo, nuestra poca voluntad para hacer un compromiso profundo y duradero asoma su horrible cabeza.

Es una racionalización fascinante –“no se puede esperar que la gente…”. ¿Quién puso tal limitación a nuestra capacidad? Abraham y Sara tuvieron su primer hijo a los 100 y 90 años respectivamente. ¿Quién vivió más? ¿De quién “no se puede esperar”? Como todo educador sabe, los chicos (y los adultos) se elevarán y caerán de acuerdo a las expectativas depositadas en ellos. Si esperas que tu matrimonio dure hay una posibilidad más grande de que realmente lo haga que si asumes que no podrás lograrlo.

Mito #5: El matrimonio me hará feliz.

Un soltero infeliz será un casado infeliz. El matrimonio no es una panacea. Llegamos a la relación con nuestra carga del pasado y nuestra pareja también trae su propia neurosis. Ésta no es una receta para la felicidad o la realización.

Tenemos que trabajar para ser felices y para alentar el espíritu de nuestro compañero, cosa de alcanzar la felicidad en el matrimonio. Todos los secretos para las buenas relaciones sobre los que hemos leído y que hemos aplicado con nuestros amigos por años deben entrar en juego ahora – pasar por alto, perdonar, ignorar faltas sin importar quién tiene razón. La felicidad está al alcance pero no viene automáticamente con el anillo.

El matrimonio puede ser una experiencia fascinante, un excitante paseo en una montaña rusa. Habrá alegría y risas, habrá tristeza y lágrimas. Pero debe ser abordado con seriedad y con expectativas razonables. Es una paradoja: Para tener “diversión” real en el matrimonio tenemos que abordarlo con absoluta seriedad. Los beneficios y las oportunidades del matrimonio sólo se obtienen en la tranquilidad y la seguridad del compromiso. Otras teorías ofrecen una entrada (o una salida) más fácil y tentadora, pero a la larga el matrimonio se consigue con el viejo y conocido trabajo.

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