Ciencia
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La infancia es un excelente momento para exponer a nuestros niños a la belleza del judaísmo.
La escuela preescolar es la primera decisión importante que tomamos como padres y puede ser una decisión sumamente difícil. Y si además agregamos la pregunta sobre si elegir una escuela preescolar judía o no, entonces la decisión se vuelve aún más complicada. ¿Cómo balanceamos nuestro deseo de que nuestros niños aprendan sobre su legado y al mismo tiempo aprendan sobre el mundo general? Algunos de nosotros tememos no ser lo suficientemente judíos para elegir una escuela preescolar judía.
Sin embargo, la Torá no tiene tales dudas. La infancia temprana es un momento excelente para exponer a nuestros niños a la educación judía. Los resultados pueden durar para toda la vida.
A continuación te presento 5 razones para que consideres mandar a tu hijo a una escuela preescolar judía, las cuales están respaldadas por más de 3.300 años de tradición judía y por la investigación moderna.
Las experiencias que tenemos de niños forman la base de lo que consideramos cómodo y seguro en los años venideros. Si queremos que nuestros hijos sientan que los rituales judíos son familiares y agradables, entonces la edad preescolar es el momento ideal para comenzar a compartirlos.
No hace falta que sea de forma intensa: cantar canciones judías y hablar sobre las festividades y los valores judíos crean impresiones duraderas en nuestros niños. Ayudan a crear recuerdos de sentirse en casa en un ambiente judío. Aprender sobre conceptos judíos como tzedaká (caridad), acciones de bondad y decir gracias les ayuda a ver que la tradición judía también tiene algo que decir sobre los temas y conflictos que enfrentan en la vida diaria.
Incluso los niños muy pequeños son capaces de aprender mucho. Para cuando llegan a la edad de jardín infantil, muchos niños preescolares ya dominan capacidades complejas como decir palabras, leer, contar y realizar tareas sofisticadas como cortar, verter y medir. Las escuelas preescolares judías tienen el beneficio agregado de enseñar canciones y plegarias en hebreo y de educar a los niños sobre las festividades judías.
Agregar este nivel adicional de educación puede tener también algunos beneficios adicionales que son menos obvios. En un famoso estudio, los investigadores observaron el número de palabras que los niños oían en sus primeros años y lo compararon con su éxito académico posterior. Se preguntaron por qué los niños provenientes de entornos más privilegiados a menudo tenían un mejor desempeño en la universidad que los otros y descubrieron que uno de los factores principales era que los niños de familias ricas estaban expuestos a muchas más palabras por día que los de familias pobres. En el transcurso de los primeros tres años, la diferencia fue la asombrosa cantidad de 30 millones de palabras. Esta “diferencia de treinta millones de palabras” explicaba buena parte del retraso de los niños más pobres en el ámbito académico, incluso años después.
En el ambiente judío, muchos de nosotros tenemos nuestra propia “diferencia de treinta millones de palabras”. Al elegir una escuela preescolar judía estaremos ayudando a que nuestros hijos no tengan esa diferencia, y además los estaremos ayudando a saber más sobre su legado.
Algunos de los objetos más importantes que llevan a casa los niños que asisten a escuelas preescolares judías son candelabros de arcilla para las velas de Shabat. En mi casa se unieron a los cobertores de matzá teñidos, a una menorá de madera (que me parecía ser peligrosamente incendiaria, pero la usamos igual) y jalot desprolijas todas las semanas.
Los objetos rituales que los niños llevan a casa por lo general ayudan a comenzar nuevas tradiciones familiares. Un padre que conozco me contó que cuando su hija comenzó a llevar cada viernes jalá de la escuela preescolar, él y su esposa comenzaron a decir la bendición por ellas. Para hacer que la ocasión fuese aún más especial, eventualmente comenzaron a encender las velas de Shabat y a decir la bendición por el vino antes de cenar. Antes de darse cuenta, estaban celebrando su propia cena semanal de Shabat.
Incluso cuando las familias no llegan tan lejos, los objetos rituales judíos que los niños fabrican pueden ayudar a comenzar un diálogo en la familia. Una amiga me contó que había tenido una larga charla con sus niños sobre conservación y naturaleza cuando aprendieron la importancia de los árboles en la festividad judía de Tu B’Shvat. Otra amiga me dijo que, junto a su marido, había comenzado a dar caridad regularmente cuando su hija llevó a casa una caja de tzedaká que había hecho en la escuela a partir de una lata.
La escuela preescolar abarca mucho más que las horas en el aula. Tiende a extenderse a visitas de unos niños a otros, a eventos sociales y, en muchos casos, a amistades que duran muchos años. Esto no sólo es cierto para los niños; dado que los niños requieren supervisión, la amistad a menudo se extiende también a los padres, que se conocen y se hacen amigos durante los intensos años preescolares.
Conocer otras familias que están interesadas en que sus niños reciban una educación judía y que están luchando con algunos de los temas con los que nosotros mismos estamos luchando nos ayuda a formarnos y nos da recursos a medida que continuamos creciendo y evolucionando, durante los años preescolares y más allá.
Estudios recientes descubrieron una inesperada fuente de resiliencia en los niños. Hace alrededor de una década Sarah Duke, una sicóloga que trabajó con niños con dificultades de aprendizaje, advirtió que los niños que conocían sus historias familiares tenían una mayor capacidad para enfrentar los desafíos y superar las dificultades. Intrigado, su esposo Marshall, un profesor de sicología de la Universidad Emery, eventualmente organizó y condujo un estudio académico a gran escala. El estudio apodado “¿Sabías que...?”, midió con la ayuda de un colega cuán familiarizados estaban los niños con las anécdotas familiares y vinculó este dato a la salud emocional y a la felicidad de los infantes.
“Nos sorprendimos muchísimo”, dijo el Dr. Duke. “Conocer la historia familiar fue el principal indicador de la salud emocional y la felicidad de los niños”.
Las escuelas preescolares judías les dan a los niños una clara imagen de su historia e identidad en el mundo. Aprender sobre historia judía ayuda a los niños a entender el mundo y el lugar que ellos tienen en él. Les ayuda a entender que no están solos, sino que son parte de una comunidad que ha superado la adversidad y que celebra la vida. Saber de dónde vienen ayuda a los niños a entender los desafíos que ven a su alrededor y les da la seguridad para saber que están conectados a otras personas.
A medida que nuestros niños crecen, ser capaces de decirles “¿Sabías que...?” puede ser uno de los mayores regalos que podemos darles para ayudarlos a transitar por la vida.
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