Perfiles
7 min de lectura
5 min de lectura
Tu mayor problema puede convertirse en tu mayor solución.
Isaac Lidsky es un empresario judío, graduado de Harvard, autor y actor infantil que interpretó a Weasel en la serie televisiva "Salvados por la campana: La nueva clase". Lidsky comenzó a perder la vista a los 13 años y quedó completamente ciego a los 24. Hoy en día está casado, tiene cuatro hijos (incluyendo trillizos) y ha construido ODC Construction, una compañía de construcción inmensamente exitosa en Orlando, Florida, de la cual es director ejecutivo.
Lidsky cree que su ceguera contribuyó a que su empresa fuera tan exitosa. Él va todavía más lejos y dice que su ceguera fue su mejor golpe de suerte.
¿Cómo puede ser que lo que se percibe como una discapacidad traiga tanto éxito?
Lidsky se graduó en Harvard y fue asistente jurídico de la Suprema Corte de los Estados Unidos.
Aquí hay cinco lecciones valiosas que Lidsky aprendió de su falta de visión y que puedes aplicar en tu vida.
Lidsky dice: “Dejemos de lado las excusas, las suposiciones y los miedos y aceptemos la increíble responsabilidad de ser los creadores de nuestra propia realidad”.
Muchas personas asumen que las celebridades tienen éxito de un día para el otro. Pero en la mayoría de los casos, en realidad hay años de esfuerzo que precedieron a la oportunidad que creó su momento de éxito. La gente se enfoca en el golpe de suerte, no en los largos y difíciles años de práctica y perfeccionamiento previos. No es que tuvieron un golpe de suerte, sino que ellos lo crearon.
“Creamos nuestro éxito y construimos nuestro futuro aprovechando el momento presente. Trabaja duro ahora, no después… El problema con 'siempre hay un mañana' es que es una mentira demostrable… Siempre hay un ahora y nada más”.
“Cuando diagnosticaron mi enfermedad, supe que la ceguera arruinaría mi vida. La ceguera era una sentencia de muerte para mi independencia. Era el fin de mis logros… Esta era una ficción que nació de mis miedos, pero yo la creí. Era una mentira, pero era mi realidad. Si no hubiera confrontado la realidad de mi miedo, lo hubiera vivido. Estoy seguro de eso”.
En la autobiografía de Lidsky, "Eyes Wide Open" (Con los ojos abiertos), él desafía la experiencia humana de la vista. Él aprendió que no siempre podemos creer lo que vemos.
“A medida que las células fotorreceptoras de mis retinas progresivamente iban deteriorando, tuve toda clase de extraños efectos visuales. Literalmente vi que, fuera de algunas verdades universales, la visión es una experiencia compleja y mágica que el cerebro crea para nosotros… no se trata sólo de confiar en la información que transmiten nuestros ojos. Tu experiencia de visión está conectada a toda clase de otras cosas en tu cerebro: el entendimiento conceptual del mundo, conocimiento, recuerdos, opiniones, emociones… todas esas cosas”.
Lidsky aprendió que en realidad no vemos con nuestros ojos, vemos con nuestro cerebro. Ese cambio de pensamiento le permitió aplicar su entendimiento en otras áreas de su vida, lo cual le ayudó a seguir adelante y alcanzar logros que la mayoría de las personas con dificultades de visión no pueden alcanzar.
La esposa de Lidsky anunció un día que el equipo de béisbol Miami Marlins había llamado y querían que él hiciera el primer lanzamiento en su partido.
Su primer pensamiento fue: yo no puedo lanzar la bola. Soy ciego. Es una idea terrible.
Después de un poco de aliento de su esposa y de entender que eso crearía conciencia y promovería una cura para la ceguera, accedió de mala gana. Entonces Isaac fue con su esposa a un parque local y comenzó a practicar.
El primer lanzamiento fue muy malo. Voló muy por encima de la cabeza de su esposa. Ella le describió el lanzamiento y él lo intentó una y otra y otra vez. Resultó que una persona ciega no necesita tanto tiempo para lograr hacer un lanzamiento exacto y consistente, apenas una media hora. Practicó unas cuantas veces más y el día del partido venció al bateador.
Lidsky en "Salvados por la campana"
Lidsky no puede ver ninguna de las casas o edificios que su compañía ha construido, pero afirma: “Tengo cuatro hijos hermosos y nunca he visto sus rostros. No es productivo pasar una tonelada de tiempo pensando en eso. Si vas a evaluar lo que te tocó en la vida o tus circunstancias, sólo puedes hacerlo contemplando todo el panorama… Y desde esa perspectiva, soy más que afortunado”.
Las personas tienen ciertas nociones preconcebidas que erróneamente piensan que son verdad. Para Lidsky, esto era asumir que su vida acabaría al quedar ciego. Para poder crecer debes reexaminar estas ideas.
La realidad es un producto derivado de nuestro cerebro. Tú creas tu propia realidad, de la misma forma que los productores crearon la realidad ficticia de "Salvados por la campana".
Similarmente, tú creas tu realidad personal. Si constantemente te dices a ti mismo no puedo o es muy difícil, entonces lo será y estás destinado al fracaso. De la misma forma, si realzas tus atributos favorables y usas un dialogo interno positivo como ¡Tú puedes! y ¡Soy más fuerte de lo que pienso!, entonces puedes triunfar.
“El drama es humo y espejos, una distracción. Lo que importa es si tú has aceptado la realidad que el miedo ha creado para ti. Entonces colaboras en la realidad infundada”.
Cuando Lidsky quedó completamente ciego, él describió este periodo como su época más oscura. Sintió que su vida estaba quebrada y nunca pensó que saldría adelante. Pero lo hizo. E increíblemente, en ciertos momentos cuidó sólo a tres bebes mientras su esposa se recuperaba.
Inicialmente, las reuniones de Lidsky con los ejecutivos de su compañía fueron un desastre. Se sentaban alrededor de la mesa, alguien proponía una idea y Lidsky respondía: “¿Quién está de acuerdo?”
Seguía un silencio completo.
Lidsky les recordaba: “Recuerden, soy ciego. No pueden limitarse a asentir. Díganme qué están pensando”.
El grupo no podía apoyarse en el lenguaje corporal; tenían que desarrollar los temas e ideas verbalmente, resolver problemas pequeños antes de que crecieran. El equipo desarrolló sólidas habilidades de comunicación y crearon una conexión tan profunda entre ellos que se volvieron imparables.
Isaac utiliza herramientas auditivas para ayudarlo durante su demandante día de trabajo. “Cuando uso mi computadora escucho documentos, sitios de internet y correos electrónicos… software de lectura de pantalla. Leo como 700 palabras por minuto… la persona promedio habla a una velocidad del 22 por ciento de lo que hace mi computadora… A veces escucho más de una cosa a la vez, como dos conversaciones en un restaurante o un libro y un periódico. ¿Tengo un oído más agudo porque soy ciego? No… no oigo mejor, aprendí a escuchar mejor”.
Bajo la retorcida lógica del miedo, cualquier cosa es mejor que lo incierto.
“La fuerza si no se ejercita se atrofia. La inactividad nos debilita. Con cada traición de tu potencial, disminuyes tu potencial”.
“Allí radica el mayor mal de esa voz dentro de tu cabeza. El crítico. Cada vez que lo escuchas, él adquiere credibilidad. Te mantiene afuera del escenario con la promesa de malas críticas y sin práctica olvidas cómo bailar y pierdes la alegría de hacerlo”.
Lidsky está perfeccionando el arte de acallar al crítico interno y constantemente empuja los límites para lograr lo mejor de sí mismo. Su vida es testimonio de que si sigues intentándolo, finalmente “verás” el éxito.
Nuestro newsletter está repleto de ideas interesantes y relevantes sobre historia judía, recetas judías, filosofía, actualidad, festividades y más.