Viendo al Elefante

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Es natural protegernos de la información que percibimos como amenazante. Pero puede ser muy difícil el ver al elefante y reconocer a Dios.

Cuatro hombres ciegos se encontraron con un elefante. Uno le agarró la pata y dijo que era el tronco de un árbol. Otro agarró la cola pensando que era un látigo. Otro toco la trompa del elefante y decidió que era una manguera para regar, y el cuarto hombre tocó uno de los costados del animal y dijo que para él era una pared.

 El sabio les dijo: “Todos ustedes tienen razón”.

La primera vez que escuché esta parábola pensé que quería ilustrar que la verdad es relativa. Cuatro personas diferentes, cada una sacando una conclusión distinta acerca de una misma cosa.

Años más tarde, me di cuenta de que la historia habla exactamente de lo contrario: la verdad es objetiva. Después de todo, ¿existe un elefante? ¡Claro que el elefante está ahí! Esa es la realidad objetiva, independiente del punto de vista de cada uno.

La verdad es compleja, multi-facética, y a veces muy difícil de entender. Pero no es relativa. Hay una verdad ahí afuera; y nosotros debemos darnos cuenta que pieza del rompecabezas estamos tomando.

Los cuatro ciegos cayeron en un error muy común: llegar a una conclusión errónea por falta de información. Teniendo conocimiento de una sola parte del elefante era muy improbable llegar a la conclusión correcta.

Los cuatro ciegos deberían haber hablado entre ellos, compartiendo la información que cada uno de ellos tenía. Al poner todas las piezas juntas, una imagen más clara hubiese comenzado a emerger y algunas conclusiones iniciales podrían haberse cambiado: Esto no es un mueble, es definitivamente un animal muy grande. Con más y más información la imagen eventualmente hubiese estado más clara y precisa, revelando finalmente que eso era un elefante.

La palabra en hebreo para "verdad" es "emet". Esta palabra está compuesta por tres letras - la primera, la del medio y la última letra del abecedario, porque la verdad está compuesta por el todo - el principio, el medio y el final. Para poder llegar a juzgar correctamente, un juez tiene que obtener la imagen más completa posible.

Ver al elefante no es nada fácil. Requiere que estemos abiertos a desafiar nuestros axiomas, presunciones y creencias.

Poniendo a Prueba Nuestras Presunciones

Vamos a tomar el ejemplo del hombre ciego que equivocadamente pensó que estaba agarrando una manguera en lugar de la trompa de un elefante. Le llamaremos Sr. Gray. Basado en su descubrimiento, Sr. Gray  escribe libros sobre la naturaleza de las “mangueras”, convirtiéndose en un autor famoso, exitoso e invitado frecuente a programas de televisión. Forma un departamento en una universidad de prestigio dedicada a la investigación de la naturaleza y los beneficios de la “manguera”.

Un día alguien toca a su puerta. "Perdóneme señor, ¿es usted el Sr. Gray, el autor de los '7 secretos de una manguera'?".

“Si, soy yo” - responde orgullosamente.

“Bueno, tengo información muy importante para usted Sr. Gray. No sé como decírselo pero... ¡se equivocó completamente! Usted no estaba agarrando una manguera sino ¡la trompa de un elefante!”.

¿Cómo reaccionará el Sr. Gray ante esta información?

Probablemente no dirá: “¿Me quieres decir que he vivido en un error todos estos años?  ¡Qué bueno que me has dicho! ¡¿Cómo puedo agradecerte?!”.

Todos queremos protegernos de información que percibimos como una amenaza

Lo normal sería que el Sr. Gray le cierre la puerta en las narices. Es una reacción natural. Queremos protegernos a nosotros mismos de información que percibimos como una amenaza, especialmente cuando sentimos que puede ser la verdad. El Sr. Gray instintivamente pone una barrera defensiva tratando de alejar la verdad que ha venido a opacar su reputación y su carrera.

Sólo las computadoras almacenan información sin emociones. Nuestro mundo emocional volátil comúnmente choca con nuestro intelecto racional. Cuando nos enfrentamos a consecuencias que pueden ser potencialmente dolorosas, ya sea un ego herido o un cambio difícil, el corazón lucha contra la mente. No importa si esas consecuencias negativas tienen algo que ver con la realidad. Cuando nos sentimos amenazados, nuestra reacción es cerrar todos nuestros sistemas, rechazar la información y sublimar nuestro deseo por la verdad.

Nadie Es Inmune a la Disonancia Cognitiva

Esta reacción es llamada disonancia cognitiva. Es uno de los obstáculos más grandes que nos impiden ver la verdad – y nadie es inmune a ella.

Al comienzo, el descubrimiento de que la tierra era redonda fue rechazado, inclusive en el siglo XVII cuando Galileo presentó pruebas inobjetables a través de la utilización de telescopios. Sin entender la ley de la gravedad, la gente no podía comprender por qué no se caían de la tierra. Aceptar esta noción extraña era demasiado inestable, y además ¿a quién le gusta admitir que está equivocado? Era más fácil para todos ignorar los hechos.

La Torá reconoce que todos estamos influenciados:

"No pervertirás la justicia, no mostrarás favoritismo, no tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y distorsiona las palabras justas" (Deuteronomio 16:19).

La Torá nos habla a todos. Cualquier momento en el cual tomamos una decisión estamos siendo jueces, y es por eso que necesitamos revisar constantemente si existen sobornos sutiles y no tan sutiles que nublan nuestro pensamiento.

La Disonancia Cognitiva y Dios

Cuando el hecho es reconocer la existencia de Dios, la disonancia cognitiva puede ser un tremendo obstáculo. Correcta o incorrectamente, muchos de nosotros vemos a Dios en formas que pueden transformarlo en una pesadilla. Algunas de las asociaciones negativas más comunes que la gente puede tener son:

1. Dios, el Asesino de la Alegría.

La existencia de Dios presenta un estandar de moralidad elevado que limita nuestra libertad y nuestra diversión.

2. Dios, el Tirano.

Con tanto dolor y sufrimiento en el mundo, parecería que Dios tiene que explicar muchas cosas.  Guerra, hambre, violencia doméstica, desastres naturales - ¿Qué clase de Dios es este?

3. Dios, el Incognoscible.

¡Hay algo ahí afuera que no puedo entender! ¿Se supone que debo relacionarme con una dimensión que está más allá de mí? ¿Tenemos libre albedrío e igual Dios sabe todo? ¿Cómo puedo vivir con una paradoja? ¡Me doy por vencido!

4. Dios, el Pasado de Moda

¿Tomar un camino de fe y hacer pensar a todos que me volví loco? En verdad, ¿rezar y tomarme esta religión como algo serio? No, gracias. La religión está pasada de moda y no es para mí.

Ya que la disonancia cognitiva puede ser fuerte cuando tratamos el tema de la existencia de Dios, es importante estar conscientes de su influencia.

Adquirir objetividad es una gran lucha. ¿Cómo nos sobreponemos a las influencias internas? ¿Estamos perdidos en nuestra propia subjetividad?

El Rab Eliahu Dessler escribe:

... el prejuicio nunca obscurece por completo la verdad.  Inclusive después de que los deseos del corazón de uno lo han persuadido de aceptar lo falso como verdad, todavía uno sabe en su corazón que el camino de la verdad es "más verdadero" que el otro. Uno acepta la falsedad como un sustituto de la verdad, no como la verdad misma... Cada ser humano tiene la facultad de determinar en su propio corazón dónde está la verdad real (Strive For Truth: The Truth Perspective).

Nunca perdemos nuestra parte objetiva. Inclusive en medio de una discusión, cuando nuestras emociones despiertan, sabemos que si realmente quisiéramos, podríamos forzarnos a nosotros mismos a ser objetivos y escuchar al otro lado. Podríamos admitir que estamos equivocados.

A pesar de la neblina, todavía podemos ser honestos. No es fácil, pero cuando decidimos que la verdad es siempre nuestro principal interés, estamos motivados a elevarnos por encima de nuestras emociones y trabajar fuertemente asegurándonos de que nuestra mente está al frente tomando las decisiones.

¡Vayamos en busca del elefante!

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