Rostro Divino

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¿Puede alguien estar a la altura de las modelos de la revista Vogue?

Mi familia afirma que si mis años de adolescencia hubieran sido fáciles la primera vez que los viví, no tendría que estar continuamente reviviendo la angustia adolescente. Pero sea como sea, hace alrededor de una década, la vida me trajo un grupo de adolescentes, niñas que por una u otra razón no tenían donde vivir.

De acuerdo a estudios recientes, hay más de 1.000 adolescentes judíos sin hogar en el área de Nueva York. Aunque mi apartamento no era lo suficientemente grande para acomodar a esos números, si pensé seriamente en el asunto. Y entonces, cuando mi idealismo había nublado suficientemente mi habilidad de razonar, tiré algunos colchones e invité a algunas adolescentes que habían sido referidas a mí para una intervención por crisis, a que se mudaran conmigo.

Ni pregunten como es estar rodeada de angustia adolescente, 24 horas al día y siete días a la semana. Y sí que era angustia, porque muchas de estas adolescentes eran increíblemente frágiles.

¿Cuántas cosas malas puedes encontrar en esta imagen?

En una generación plagada de baja autoestima, la gente se detiene horas frente a un gran espejo buscando fallas en su apariencia. Estas chicas hacían lo mismo. Mi nariz es demasiado larga, demasiado ancha, demasiado corta, demasiado torcida. Mi peso no está bien. Mi cutis es malo. Mi pelo es del color equivocado. ¿Has visto alguna vez a una chica en acción frente a un espejo? Es como si estuviera jugando un juego llamado, “¿Cuantas fallas puedes encontrar en esta imagen?”.

Yo estaba exenta de esta actividad, ya que no tenía la oportunidad de verme a mí misma en el espejo. Había demasiadas chicas agolpadas frente a mis espejos, estacionadas ahí hasta que encontraran la siguiente cosa mala acerca de su apariencia. Escuché acerca de algunas de mis fallas (las chicas adolescentes pueden ser brutalmente honestas), pero la mayoría de los días eran una interminable procesión de quejas acerca de lo que estaba terriblemente mal de sus cuerpos.

Lavado Matutino

La ley judía a veces desafía las convenciones. Habla de reacción externa, pero afecta a un profundo cambio interno. He descubierto que las leyes judías son una forma especial de terapia, una que implementa un profundo crecimiento espiritual. Por ejemplo, basado en el Talmud (Shabat 50b), se nos enseña que después de lavarse las manos en la mañana, una persona debe lavar su cara en honor a Dios, como dice la Torá “El hombre fue creado a la imagen de Dios” (Génesis 9:6). Por lo tanto, el lavarnos nuestra cara, es como limpiar una estatua de la imagen de Dios.

Esta ley parece ridículamente simple, incluso innecesaria de mencionar. Sin embargo se nos dice que lavarnos la cara es una rutina que no debemos omitir. Al comienzo de cada nuevo día, nos miramos en el espejo y decimos: Mi cara, con todos sus dientes torcidos y arrugas entre los ojos, fue creada por Dios a Su imagen. Es una pequeña estatua de Divinidad.

Las estatuillas de Swarovski destellan y brillan, porque están hechas de cristal brillante por artistas profesionales. Cada ser humano es creado por el Maestro de los artistas, cada uno con la huella del diseño de Dios. Igual como trataríamos con respeto a una bella estatua Swarovski, así también debemos tratar a nuestros cuerpos. Debemos limpiarlos bien y valorarlos bien, porque tienen mucho más valor que cualquier estatuilla tallada.

Sacado de Vogue

Seria útil para las chicas crecer con la frase, “Dios creó tu hermosa cara”. Desgraciadamente, la mayoría de nosotras no hemos sido expuestas a tales nociones. En vez de ello, se nos entregan imágenes de modelos con el cabello liso, y nos horrorizamos cuando los rostros naturales no están a la altura. La mayoría de nosotras deduce que somos deformadas si no nos vemos como salidas de las brillantes páginas de la revista Vogue.

Así que el judaísmo nos da una forma para salir de esta confusión: Sin importar tu edad – ya sea que tienes 15 y estás mirando tu acné o 80 y te estás lamentando por tus arrugas – no te mires con recelo. Toma acciones para respetar tu cara, lavándola cada mañana.

La mayoría de “mis” adolescentes han avanzado en la vida, casándose y formando hogares propios. Ahora tengo completo acceso a mis espejos. Mis defectos han aumentado después de tantos años sin notarlos. Sin embargo, defectos o no, lavo mi cara cada mañana. Esta rutina me enfoca al comienzo de cada nuevo día. Nada de excremento de pájaro se permite en esta estatua, nada de crítica interna que destroce mi estima, porque yo, tal como mis adolescentes, tal como tú, fui creada por Dios.

Me encuentro en el espejo y le devuelvo la sonrisa a otra gloriosa creación, una estatuilla Divina.

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