Espiritualidad Sin Dios

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Al fin hemos empezado a reconocer que la realidad incluye una dimensión espiritual. Pero de alguna forma Dios se ha perdido en el proceso.

Melody murió la semana pasada, a la edad de cuarenta y dos años. Exactamente hace doce meses recibió un diagnóstico sorpresivo: sus dolores de espalda eran causados por la metástasis de un cáncer de mamas.

Su pronóstico era de menos de dos meses de vida. Melody y su novio de muchos años, Kevin, pelearon valientemente, usando toda arma existente en el arsenal de las curas "new age" incluyendo cura con energía, acupuntura, renacimiento, visualización, dieta y contacto con la naturaleza, a parte de radiación y quimioterapia.

A pesar de no conocer bien a Melody, su situación me tocó profundamente. Ella había sido miembro del Ashram (lugar de meditación y enseñanza hinduista) donde yo había vivido 15 años antes de mudarme a Jerusalem y tomar el camino del judaísmo. La hija de un ministro neo-cristiano, Melody, practicaba una religión genérica new-age, que involucraba meditación, curación vibracional, pensamiento positivo y música. Tocaba la guitarra y cantaba canciones preciosas de su propia composición, canciones sobre amor y espiritualidad.

Kevin mandaba e-mails frecuentes sobre el progreso de Melody y eventual caída. En la primavera milagrosamente sobrepasó su pronóstico. Empezó a caminar de nuevo, ganó peso, y salió en un especial de la PBS sobre curaciones alternativas. Un eufórico Kevin escribió una carta para agradecer a todos los que habían enviado sus plegarias y a todos los que habían dirigido sus pensamientos de curación a Melody.

Algo me parecía extraño. Me pregunté por qué en esta larga carta, no le agradecía a Dios en ningún momento.

Ángeles, milagros, pero no Dios

Durante el año, Kevin escribió sobre ángeles, milagros, mundos espirituales, sueños y la importancia de mandarle a Melody energía positiva. Muchas veces le pedía a todos que rezaran, pero mientras más analizaba los mensajes, más me daba cuenta de algo que sólo puedo denominar "rezo horizontal" - mandar lo positivo, deseos de cura no a Dios, ¡sino a Melody! De hecho, en su primera carta, Kevin escribió:

"He pedido que todas las iglesias neo-cristianas en las que nos presentamos durante nuestro tour musical "rezo de paz", ofrezcan plegarias a Melody este domingo en la mañana".

Al principio pensé que el "a" era un error de escritura.

La última carta, escrita por Devipriya, una de nuestras amigas del Ashram, describió la muerte de Melody - estaba rodeada de flores fragantes, con cuatro miembros del Ashram cantando a sus Gurus, mandándola a completar su misión en el mundo espiritual. Durante la transición, devotamente siguieron las instrucciones de un Shamán y un Lama Budhista.

Devipriya escribió: "El cuarto estaba tan cargado de energía y tan pacífico al mismo tiempo, era como si ángeles hubieran venido y hubieran levantado su cuerpo".

Dios nunca fue mencionado.

Relación, no Religión

Al leer la carta, a pesar de mi tristeza, no pude más que pensar lo diferente que es el enfoque de la tradición judía, donde un anhelo de conexión con Dios está presente en cada acto consciente.

Al Rabino Leib Kelemen le gusta decir: "El judaísmo no es una religión, es una relación". Todos los elementos del judaísmo funcionan para profundizar la relación entre el ser humano y Dios. El rezo es vertical: una conversación uno a uno con Dios. Los mandamientos deben ser hechos de la misma forma que un amante lo hace para su amada. Por lo tanto, el judaísmo sin Dios es como Romeo y Julieta, sin Julieta.

Por lo tanto, el judaísmo sin Dios es como Romeo y Julieta, sin Julieta.

Es un hecho que cada día incrementa el número de personas que no se quieren casar por su inhabilidad de comprometerse a una relación. Uno se pregunta si el hecho de escoger espiritualidad sin Dios deriva del mismo síndrome: Valorar la libertad y la independencia sobre una relación que a veces exige dar todo.

Mi maestra, la Rebbetzin Tzipporah Heller, dice que inclusive cuando uno está lidiando con una situación de acuerdo a principios y técnicas elevadas, uno debe preguntarse, "¿está Dios en la escena?".

Por ejemplo, el mercado de ayuda personal ofrece docenas de libros para aprender cómo destruir el enojo destructivo. Todas estas técnicas podrán ser útiles. Sin embargo, el judaísmo agrega que cuando uno se enfrenta a una situación de enojo, uno debe reconocer que todo viene de Dios. Y esto incluye el sonido del teléfono en la mitad de la noche con el número equivocado, la salpicada de aderezo de ensalada sobre tu camisa nueva, el tren que perdiste por un minuto. No importa las técnicas que utilices para bajar tu presión sanguínea, si Dios no está presente en la escena, estás perdiendo la oportunidad perfectamente diseñada para conectarte con Dios.

Pero ¿qué tiene de malo una escena sin Dios? Muy simple: Dios es la realidad - tanto la realidad suprema y última como la inmediata. Vivir en este mundo siendo indiferente a Dios es como ser un pez indiferente al agua. Está bien para un pez, pero no para una persona que aspira tener una gran conciencia.

Perdido en el proceso

Después de dos siglos envueltos en una visión materialista del mundo, el mundo occidental está disfrutando de un renacimiento espiritual. La popularidad de los ángeles, fenómenos psíquicos, curaciones de fe, meditación, y experiencias cercanas a la muerte testifican un paradigma de cambio en nuestra concepción de la realidad. Hemos empezado a reconocer que la realidad incluye una dimensión espiritual, que no es susceptible a una medición científica.

Pero de alguna forma Dios se ha perdido en el proceso. Es como una fiesta de Bar-Mitzvá repleta, con una orquesta de 10 instrumentos, 14 mesas de buffette, seis mesas de postres vieneses, un grupo de acróbatas y bufones y ni rastro del niño del Bar-Mitzvá.

La visión materialista que predominó en los siglos 19 y 20, negaba la existencia de Dios. La cosmovisión espiritual que ha ganado popularidad en el siglo 21 está demasiado ocupada con fenómenos psíquicos y crecimiento personal como para preocuparse de la existencia de Dios.

No es coincidencia que los caminos Orientales más populares en el Occidente son derivados del budismo, una religión ateísta. Gautama Budda, el fundador del Budismo en el quinto siglo A.E.C., nunca mencionó a Dios en sus enseñanzas. Sus cuatro verdades nobles y su camino, hablan sobre escapar del inherente sufrimiento de este mundo al trascender el deseo y practicar pensamientos y acciones correctas. Todo el énfasis está en la consciencia humana, control mental y esfuerzo personal. Esto forma el prototipo de la mayoría de los movimientos de crecimiento que existen en Estados Unidos.

Y, si bien el hinduismo es totalmente una religión teísta, sus derivaciones en Estados Unidos enfatizan la línea de gurus en lugar de las deidades del panteón hindú (con la excepción del Krishna Consciousness movement).

Las ventajas de la espiritualidad sin Dios son obvias: Uno puede escoger su propia dirección, métodos y metas sin la intervención de lo Divino. La "voz interna", que funciona como el CEO de la mayoría de los movimientos new-age, raramente no le dice a uno lo que uno no quiere escuchar.

El judaísmo por otro lado, le ha dado al mundo un Dios que no sólo crea y sostiene al universo, sino que también ordena, como por ejemplo, "no robar" y "no cometer adulterio".

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