Aburrimiento en la oficina

2 min de lectura

Durante el tiempo inactivo hago crucigramas para no volverme loco. ¿Tengo que decírselo a mi jefe?

P. Soy vendedor en una tienda. Cuando hay ratos largos sin clientes, hago crucigramas para no volverme loco. ¿Tengo que decírselo a mi jefe?

R. Tu pregunta es muy amplia. Pese a que muchas personas tienen una actitud de 'sólo negocios', otras no encuentran que haya nada de malo en ocuparse con temas privados en los momentos inactivos. Algunos empleadores lo toleran; un ejemplo de esto es la política de Internet. Cuando los negocios comenzaron a otorgar acceso a Internet desde las computadoras de los empleados, generalmente adoptaban políticas muy estrictas de 'sólo negocios'. Pero con el pasar del tiempo las empresas adoptaron reglas más flexibles, y se dieron cuenta que si los empleados miraban las noticias de deportes ocasionalmente o si hacían una transferencia bancaria no sería el fin del mundo.

Habiendo dicho esto, los empleadores también tienen buenas razones para preocuparse por este tipo de conducta. Las principales son:

  1. Puede que los empleados sean cuidadosos de hacer crucigramas, leer novelas, etc. sólo durante el "tiempo de inactividad", pero esos pasatiempos tienen una tendencia a extender la cantidad de tiempo de inactividad que es percibida por los empleados. Quizás cuando no hay clientes tu jefe espera que dobles prendas o que hagas trabajo de oficina.
  2. Los pasatiempos pueden ser absorbentes; cuando entra un cliente quizás estés ocupado con una palabra difícil y no te dirijas a él de inmediato. Esto es extremadamente malo para el negocio y de seguro alejará clientes. Incluso si dejas el crucigrama inmediatamente, el cliente probablemente tendrá la impresión de que tu atención no está completamente en tu trabajo.
  3. Hacer otras cosas durante las horas laborales puede conducir a tener una mala actitud respecto al trabajo. Tal como los empleadores exigen un atuendo específico de trabajo, generalmente también exigen una conducta laboral específica.

Estas tres consideraciones no son nada nuevo, y los rabinos del Talmud trataron el tema. Aprendemos en la Tosefta (una colección de aforismos legales paralela a la Mishná):

Quien emplea a su prójimo en una tienda a cambio de la mitad de las ganancias, si él [el empleado] es un trabajador, no debería practicar su comercio, porque su atención está sobre su trabajo; y si [el dueño] está en la tienda con él, está permitido.

Quien emplea a su prójimo en la tienda por la mitad de las ganancias no puede comprar y vender otras cosas, y si lo hace la ganancia debe ser compartida.

La Tosefta está discutiendo sobre un empleado que es, en realidad, un socio y que tiene parte en los beneficios, teniendo así un incentivo para hacer que el negocio sea exitoso. Igualmente, los rabinos nos dicen que el socio tiene derecho a esperar que el empleado no se involucre en otras actividades que lo puedan distraer.

Y Maimónides escribe:

Al igual que se le advierte al empleador de no robar el salario del pobre [trabajador] o de [ni siquiera] demorarlo, asimismo al pobre [trabajador] se le advierte de no robar el [el esfuerzo del] trabajo al jefe, haraganeando un poco aquí y allí y [finalmente] pasando todo el día embaucando. En lugar de esto, debería ser estricto consigo mismo respecto al tiempo (2).

Es cierto que no estás "haraganeando", sino que sólo estás usando el tiempo que igualmente es inactivo; pero si bien es verdad que quizás este pasatiempo es inofensivo, deberías obtener permiso de tu empleador si deseas continuar.

FUENTES: (1) Tosefta Baba Metzía capítulo 4:12-13. (2) Código de Maimónides, Leyes de Contratación 13:7.

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