Abuso verbal

12/02/2023

2 min de lectura

Mishpatim (Éxodo 21-24 )

Palos y piedras pueden quebrar mis huesos, pero las palabras pueden quebrar mi autoestima, llevar a la depresión, ansiedad y a otros graves problemas de salud mental y física para toda la vida. El abuso verbal no es menos dañino que otras formas de abuso. El abuso, ya sea físico, sexual, emocional o verbal, es dañino y moralmente reprensible. Sin embargo, muchas personas subestiman el daño que se puede infligir "sólo" con palabras.

En la porción de la Torá de esta semana, la Torá delinea decenas de mandamientos interpersonales, reflejando el cuidado que debemos tener respecto a la propiedad de otras personas y cuánto debemos esforzarnos por protegerlos de sufrir un daño físico. Si bien ambas categorías de leyes son extremadamente importantes, la tercera categoría, la sensibilidad respecto a cómo nuestras palabras impactan sobre el espacio emocional de la otra persona, a menudo es descuidada. En un pasaje sorprendente, Dios nos ordena: "no provocarás dolor a la viuda ni al huérfano", y la consecuencia de transgredir esta ley es: "si les provocas dolor de cualquier modo y ellos claman a Mí, por cierto escucharé su clamor. Se encenderá Mi ira y los mataré con la espada y sus mujeres se convertirán en viudas y sus hijos en huérfanos". (Shemot 22:21:23).

De acuerdo con los comentaristas, el dolor descripto en estos versículos incluye el dolor físico y económico, así como la angustia emocional provocada por el abuso verbal (ver Ralbag). El duro castigo descripto refleja que están cometiendo un crimen grave y atroz. En la Torá, el huérfano y la viuda representan a personas que son vulnerables y no tienen familia que los proteja. A través del mandamiento y el castigo, Dios actúa como su protector.

Las ramificaciones de este concepto son mucho más amplias de lo que podemos llegar a pensar. Si bien los versículos especifican a la viuda y al huérfano, Rashi, citando la Mejilta, argumenta que está prohibido oprimir a cualquier persona. La Torá provee ejemplos habituales de personas que pueden ser vulnerables o sensibles, pero está prohibido oprimir a cualquiera. Además, basado en la expresión doble de "im anei teané" ("si le causas dolor"), la Mejilta también sugiere que la prohibición no sólo se transgrede cometiendo una gran aflicción, sino también con una pequeña aflicción.

Rav Abraham J. Twerski señala una parte diferente de la Parashat Mishpatim que transmite el mismo mensaje. Tanto quien golpea a sus padres como quien los maldice, es castigado con la muerte (Shemot 21:15 y 17). Sin embargo, como señala Rashi, la forma de la sentencia de muerte para quien maldice a sus padres es más severa que el castigo para la persona que pega a sus padres. Hay diferentes explicaciones para esto, pero en un nivel básico, Rav Twerski argumenta que esto demuestra la gravedad del daño que se puede provocar a través del abuso verbal. Tal vez porque, como explica Rav Iaakov Itzjak Ruderman, el abuso verbal es más prevalente y generalmente no se lo considera problemático, la Torá hace que la consecuencia sea más severa.

Si bien la parashat Mishpatim nos alienta a mantenernos alejados de cualquier clase de daño interpersonal, tal vez precisamente debido a que por lo general es ignorado, la Torá le garantiza un lugar más importante y da más énfasis al hecho de ser sensibles respecto al daño que podemos provocar con nuestras palabras.

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