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Disipemos los mitos alrededor de la positividad corporal y alentemos a más personas a aceptar este significativo movimiento.
Durante los últimos años, el movimiento de positividad corporal ha explotado. Modelos de todas las tallas agracian las portadas de revistas de moda y aparecen en publicidades de ropa. Las mujeres están aceptando las formas naturales del cuerpo y evaden las dietas extremas. El objetivo es estar satisfechas, no flacas.
Sin embargo, a pesar de tantos cambios sociales positivos, la positividad corporal a menudo tiene mala fama. Algunas personas dicen que no es sano ser positivo sobre tu cuerpo porque eso alienta hábitos negativos. Ellos creen que ser flaco debería ser la meta, porque eso significa que tienes una salud óptima. A algunos no les importa avergonzar a otras personas por su cuerpo si eso significa hacerles ver su punto.
Disipemos los mitos alrededor de la positividad corporal y alentemos a más personas a aceptar este significativo movimiento.
Antes de que surgiera la positividad corporal, la idea era que gordo=poco saludable y flaco=saludable. Pero la verdad es que ese no es siempre el caso. Alguien puede tener sobrepeso y tener una perfecta presión arterial y niveles de colesterol, y alguien que es flaco puede tener problemas con estos indicadores de salud. Alguien que es flaco puede estar negándole a su cuerpo los nutrientes que necesita, mientras que alguien con sobrepeso tiene una dieta bien balanceada. El índice de masa corporal no es una medición perfecta de salud, y la salud es mucho más holística que el número en la balanza.
La positividad corporal no aboga por “dejarte estar”. Se trata de aceptar tu cuerpo como es, sin intentar cambiarlo. Por ejemplo, puedes salir a correr sólo porque te gusta hacer ejercicio y no porque intentas reducir su tamaño. Comes ensalada porque es nutritiva y no porque quieres ser una talla pequeña. Está bien querer perder peso, pero está bien si no es tu meta. Personalmente, yo hago ejercicio porque es divertido y aprecio mi cuerpo por las increíbles cosas que puede hacer. Como frutas y verduras porque me gusta cómo se siente mi cuerpo cuando lo hago, no porque siento que necesito perder peso, y lo combino con muchas otras comidas.
Incluso las personas con positividad corporal tienen días malos y no se sienten bien respecto a cómo se ven. Los días malos son parte del proceso. Nadie se siente bien sobre sí mismo a cada segundo de cada día. Incluso las personas más hermosas del mundo no siempre creen eso sobre si mismas. Cada uno tiene una voz negativa por detrás y algunos días es más prominente que otros. Las personas con positividad corporal lo aceptan e intentan usar afirmaciones positivas para seguir adelante, esperando un mañana mejor.
A menudo, mujeres positivas corporalmente, especialmente las modelos, usan ropas reveladoras y declaran que se sienten excelente con respecto a sus curvas. Incluso si otras mujeres se visten así, eso no significa que ellas tienen el monopolio de buscar tener una mejor relación con su cuerpo. Puedes cultivar una mentalidad de positivismo corporal sin importar cómo te vistes. Como una mujer que viste con recato, aun así soy positiva corporalmente. Encuentro formas de verme bonita y sentirme maravillosa y cómoda en mi ropa y mi piel, probando que vestirse con recato y ser positiva corporalmente pueden absolutamente ir de la mano.
Si quieres tener más positividad corporal, hay algunos pasos fáciles que puedes seguir. Primero, usa esas afirmaciones positivas cada día. Dite a ti misma, “Soy hermosa”, “Merezco amor” y “Soy fuerte”.
En vez de enfocarte en intentar adelgazar, enfócate en intentar estar sana, con la guía de un médico. Ir a una revisión y checar tus signos vitales es clave, al igual que tu salud mental y emocional. Considera también hablar con un terapeuta si estás en un lugar negativo.
Tómate tiempo para aprender sobre lo que el judaísmo enseña respecto a cuidar tu cuerpo. La Torá nos ordena “cuidar nuestra salud” (Deuteronomio 4:9), lo que significa nuestra salud física, mental y emocional. Maimónides nos enseña a evitar hábitos que dañan el cuerpo. Cuando se trata de la imagen corporal, eso podría ser no alimentarte y posiblemente después darte un atracón, porque estás intentando alcanzar el cuerpo “perfecto”. Cuando estamos sanos, podemos servir mejor a Dios, que nos creó a Su imagen.
Rodéate de personas que te quieren por como eres y aléjate de aquellas que hacen comentarios peyorativos sobre tu cuerpo. Si un ser querido te dice cosas negativas, dile cómo te hace sentir. Quizás ni siquiera tiene consciencia de que lo está haciendo, porque lo hace también consigo mismo. Si no entienden el mensaje, no estés cerca de ellos durante situaciones difíciles (como en las comidas) y pídele ayuda a un terapeuta para enfrentar sus comentarios. Distanciarte podría ser el mejor plan de acción.
Es importante ver lo que te gusta sobre ti misma y enfatizar esas cosas. Por ejemplo, puedes ser alguien que realmente trabaja duro o se preocupa de sus amigos y familia. Cuando se trata de tu cuerpo, mira qué partes te gustan de ti misma. Empieza por esas cosas y esperemos que, con el tiempo, aprenderás a amar también todo tu cuerpo.
Recuerda: quererte a ti misma no siempre es fácil. Requiere práctica sentirse bien, especialmente si has sido muy negativa toda tu vida. La positividad corporal puede transformar tu vida para mejor y vale la pena darle una oportunidad.
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