Alzar la cabeza y los pies

04/12/2024

2 min de lectura

Vaietzé (Génesis 28:10-32:3 )

En la porción de la Torá de esta semana, Iaakov huye de Esav, su malvado hermano con intenciones asesinas, y se va a buscar esposa en lo de Laván, el hermano de su madre. Sin embargo, la casa de Laván no es necesariamente un refugio seguro, ya que también él es famoso por ser un malvado. La vida de Iaakov corre peligro y podemos entender que estuviera asustado.

Posteriormente, Iaakov duerme en el Monte Moriá y tiene un sueño en el cual Dios le dice: "Y he aquí que Yo estoy contigo; te protegeré donde sea que vayas y haré que regreses a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haga lo que hablé de ti" (28:15) Al despertarse, Iaakov entiende que está en un lugar sagrado, erige un pilar y le promete a Dios que va a separar el diezmo de todo lo que Él le dé.

Interesantemente, el siguiente versículo dice que "Iaakov alzó sus pies y marchó hacia la tierra de los hijos del oriente". La Torá usa esta interesante frase, "alzó sus pies", para decirnos que Iaakov fue hacia la casa de Laván. En la Torá no hay nada arbitrario ni adicional. La Torá hubiese podido decir simplemente "Iaakov fue". ¿Cuál es el significado más profundo de la frase "alzó sus pies"?

Lección:

Cuando pensamos en alguien que está emocionado por algo, lo imaginamos saltando para hacer la tarea necesaria. Cuando los niños escuchan que hay caramelos… ¡ninguno camina despacio! No arrastran los pies, sino que más bien van corriendo y saltando. ¿Qué fue lo que cambió para que de estar asustado Iaakov pasara a estar tan emocionado que prácticamente salió corriendo hacia la casa de Laván?

Rashi, un famoso comentarista de la Torá, nos dice que "desde que se le anunció la buena nueva de la profecía asegurándole que estaría protegido, su corazón 'levantó a sus pies' y se le hizo fácil viajar". Al escuchar que Dios lo acompañaría y lo protegería, el miedo que lo agobiaba desapareció y fue reemplazado por seguridad y emoción.

Todos tenemos cosas que nos agobian: preocupaciones, miedos, ansiedades, diversas situaciones… Pero, ¿qué pasaría si —al igual que a Iaakov— Dios se nos acercara y nos dijera: "Querido hijo, estoy contigo. Sé que tienes miedo, pero estoy aquí contigo. Voy a protegerte a ti y a tu familia y nunca los abandonaré. Te llevaré a destino sano y salvo, no tienes nada que temer". ¿Veríamos la situación de otra manera? ¿Cómo reaccionaríamos? ¿Pasarías tus días "levantando tus pies" para hacer lo que tuvieses adelante si supieras que Dios está contigo y que tendrás éxito?

Afortunadamente, Dios nos dice que Él siempre está con nosotros, siempre nos ama sin importar lo que hagamos, y siempre quiere lo que es mejor para nosotros. Cuando nos encontramos en situaciones en las que arrastramos los pies, podemos encontrar en nuestro corazón seguridad y fe en Dios, sabiendo que Él está con nosotros, tal como estuvo con Iaakov, lo que hará que nuestro corazón y nuestros pies se levanten con confianza, alegría y felicidad.

Ejercicio:

Cuando te encuentres en una situación en la que estés arrastrando los pies, encuentra en tu corazón fe y confianza en Dios. Escucha a Dios decirte que está a tu lado y que tendrás éxito.

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