Ama a tu hijo como a ti mismo

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El amor es la base de la paternidad.

"Ama a tu prójimo como a ti mismo, Yo Soy Hashem” (Levítico 19:18)

El amor es la base de la paternidad.

La relación que tenemos con nuestros hijos va principalmente en una dirección. Los padres les damos a nuestros niños amor, tiempo, educación, dinero y mucho más.

Piensa en todo lo que has hecho por tus hijos desde que nacieron:

Pasar por los dolores del parto,
tomarlos en brazos y acurrucarlos,
pasar noches sin dormir,
cambiar pañales sucios,
jugar con ellos,
compartir tu plato de comida,
aceptar que tu ropa favorita se manche repentinamente,
ordenar la casa 5 veces en un día,
convivir con ruidos molestos y con modales que no te gustan,
estar ahí cuando te necesitan
y convertirte en taxista llevando a tus hijos a todos lados

¡Y cuántas cosas más!

Todas estas acciones son expresiones de amor. Y esta relación de entrega es la que construirá la base de la confianza del niño.

Estos actos han permitido que tus hijos se sientan bienvenidos en este mundo y les han dado la seguridad de saber que cuentan contigo.

Un niño que vive esta relación de entrega desinteresada y altruista desarrolla una emuná (fe o creencia) natural e intuitiva. El niño comprende que así cómo sus padres lo aman, protegen y ayudan, así también Hashem lo ama, protege y ayuda.

Y así, el niño entiende que Hashem se encarga de que todo lo que él viva en su vida sea perfecto para él.

Este niño podrá comprender entonces que, aunque las cosas no siempre sean como él quiere, siempre serán para su bien.

Te invito a reflexionar sobre cuáles son las acciones concretas que has realizado y que realizas día a día por tus hijos. Te propongo que hagas una lista anotando todo lo que realizaste hoy por ellos, y así puedas valorar la entrega increíble que les das.

Y que tomes conciencia de que todo lo que les estás entregando a tu hijos hoy, construye la seguridad y emuná que los acompañará a lo largo de toda su vida.

Así de grande es lo que haces por tus hijos. Valórate, felicítate y abraza tu maternidad. Porque el impacto que tienen en el niño tus abrazos, la comida que le preparas y los pañales que has cambiado, es infinito.

Con mucho cariño, Lily
 

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