Amantes de la Comida

3 min de lectura

¿Estás viviendo para comer o comiendo para vivir?

El Rav Weinberg solía preguntar frecuentemente "¿Estás viviendo para comer o comiendo para vivir?".

Cualquiera sea la realidad de nuestras vidas, todos sabemos la respuesta correcta. Estamos comiendo para vivir. La comida es un medio, no un fin.

Eso no significa que no debería tener buen sabor. Eso no significa que no debería ser presentada atractivamente. Dios nos ha dado un rico mundo y deberíamos disfrutarlo. Pero con el enfoque correcto. Con disciplina. Con perspectiva.

Para Shabat y las fiestas, las cenas deberían ser extra especiales. Queremos que nuestros cuerpos suspiren de placer. Pero solamente porque la meta es aumentar nuestra apreciación del día y nuestra gratitud al Creador. Nunca se trata solamente de la comida.

No deberíamos perder de vista el hecho de que la comida es un medio para sostenernos, para que tengamos la fuerza de realizar actividades significativas y desarrollar nuestra relación con Dios.

Nuestro patriarca Abraham, solía invitar personas a su casa y servirles una cena. Él utilizaba la oportunidad para enseñarles a reconocer la fuente de estos alimentos a través de decir bendiciones. Nunca se trataba de la comida.

Los programas de cocina son extremadamente populares en esta época. Los niños sueñan con ser chefs famosos. Y la verdad es que, en comparación con otros programas de TV, los programas de cocina parecen relativamente inofensivos. Excepto porque siguen promoviendo el culto de comer (bueno, ¡no solamente de comer sino de llenarte!) y de llegar al límite de comer ítems cada vez más y más repugnantes.

Hoy en día existen eventos que podrían ser llamados “orgías de comida”, mientras más mejor. Aparte de las implicancias físicas de la gula, también tenemos un imperativo espiritual de no permitirnos comer de más, no dejar que nuestros cuerpos manden, no exhibir nuestros apetitos ante todo el mundo.

Los "amantes de la comida" han transformado la comida – el cultivo de ingredientes, la preparación y el hecho de comer en sí – en una filosofía, una religión. Ellos siempre están buscando la nueva experiencia de degustación, la nueva forma de cocinar (¿Gastronomía Molecular?), la cena perfecta…

Se gasta demasiado tiempo en satisfacer una simple necesidad física. Se nos enseña que la Torá se adquiere a través de “pan y agua”, que demasiada indulgencia nos distrae de nuestro propósito y nos lleva a descarriarnos.

Una confesión: sí, yo tengo un sitio en Internet de cocina (sitio en inglés). Pero me gusta pensar (eso espero) que se apega al ideal de crear lindas cenas para nuestras familias, particularmente para Shabat y las fiestas, que nos ayudarán a elevar la experiencia y a realzar lo espiritual – y no lo contrario. ¡Estoy segura de que ustedes me avisarán si es que me salgo del camino!

No necesitamos la galleta de chispas de chocolate perfecta aunque las personas caminan por el país buscándola. Yo estoy bien sin la hamburguesa perfecta, la sopa de cebolla perfecta o el sabor de helado perfecto (bueno, déjenme volver a pensar lo del helado). ¡Y yo definitivamente no transformaría esto en la labor de mi vida!

Otra confesión: me gusta cocinar. Me gusta comer. Me gusta probar nuevas recetas y presentar la comida linda. Pero en realidad no quiero pasar un montón de tiempo hablando sobre eso o obsesionándome con eso (¿Quién tiene tiempo?).

Creo que finalmente lo que es perturbador sobre los "amantes de la comida" no es la distorsión del propósito (vivir para comer), sino la falta de sensibilidad al respecto, el evidente culto al cuerpo.

El hambre es una necesidad física y satisfacerla en público es socialmente aceptable. Está bien. Pero no por eso cualquier indulgencia es apropiada. Los instintos corporales deben ser tapados lo máximo posible. Ellos deben ser satisfechos silenciosamente, sin fanfarria.

Disfruta tu cena, pide la receta, definitivamente alaba a la dueña de casa y expresa gratitud – ¡y después sigue adelante con tu vida! Hay tanto para hacer, tantas necesidades importantes con las que lidiar en este mundo. Yo me conformo con la “casi perfecta” galleta de chispas de chocolate.

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