Si no sabemos bien la razón por la cual queremos tener hijos, poco podremos decidir sobre cuáles objetivos sean importantes para su vida y qué clase de educación darles.
“¿Por qué justo yo?”, es la pregunta que se puede formular todo aquel que se molesta por una causa de bien, aún cuando no hay ni reconocimiento, ni honor, ni paga.
Si una persona no tiene en claro por qué se debe casar, pues tampoco tendrá impedimento en disolver el matrimonio que la unió a otra sin una razón importante.