Bram Rodrigues le confió su amado violín a su mejor amigo, Johnny De Haan. Trascendiendo el tiempo y el espacio, el violín regresó a la familia de su dueño.
Un ex corresponsal de "Los Angeles Times" dejó la lapicera y levantó un rifle, tomando una postura en lo que él define como "una batalla entre el bien y el mal".
Los padres de Sam Glaser perdieron todas sus posesiones en los incendios de Los Ángeles
