Borrando a los judíos de su propia historia

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La hostilidad palestina hacia la tierra patria judía es tan patológica que son capaces de inventar las mentiras más ridículas.

Esta semana, UNESCO ratificó su vergonzosa resolución de borrar la conexión histórica del judaísmo y el cristianismo con el Monte del Templo, el lugar más sagrado para el pueblo judío, definiéndolo en cambio como un “lugar sagrado islámico de adoración”.

En buena parte, la resolución original también condenó las“crecientes agresiones israelíes y medidas ilegales” en contra del departamento a cargo de los lugares sagrados para el islamismo en Jerusalem y deploró el “continuo hostigamiento de la mezquita de Al-Aksa/Al-Haram al-Sharif por extremistas derechistas israelíes y por fuerzas uniformadas”.

La edición de la historia judía y la creencia religiosa es equiparable a una yihad de la mentira. Las afirmaciones falsas sobre la agresión israelí, culpar a las víctimas judías por la violencia árabe incesante, el vandalismo cultural y el terrorismo sobre el Monte del Templo, son mentiras incendiarias que promueven ataques asesinos en contra de judíos, en los que, ahora, la UNESCO se hizo cómplice.

La distinción entre la verdad y la mentira está desapareciendo.

 

De todos los asuntos perturbadores de nuestra época, el más fundamental es el colapso de la distinción entre la verdad y la mentira.

Cuando la sociedad posmoderna decidió que la idea de ‘verdad objetiva’ es una tontería y que todo es relativo, también destruyó el concepto de ‘mentira’. Si la verdad no existe, entonces tampoco puede existir la mentira. Todo se convierte en una cuestión de opinión.

Los líderes palestinos mienten reflexiva e incesantemente sobre Israel y los judíos. Los libelos incendiarios que promulgan que Israel mata intencionadamente niños árabes o que realiza una limpieza étnica y un apartheid incitan a las patotas árabes a una ira asesina.

Esas mentiras también son creídas por muchos en occidente. Mientras que sólo algunos occidentales son consumidos por un fanatismo antijudío, la mayoría ya no es educada para distinguir las mentiras de la evidencia real. En cambio, se les enseña a respetar equitativamente las “narrativas contrapuestas”.

Profundamente ignorantes sobre Medio Oriente, muchos han creído la mentira tremendamente ridícula de que los judíos no tienen una conexión histórica con la tierra de Israel, sino que el pueblo indígena original era en realidad el pueblo palestino.

El año próximo marca el centenario de la Declaración Balfour, la carta escrita en 1917 por Arthur Balfour, entonces secretario de relaciones internacionales de Inglaterra. La declaración comprometió al gobierno británico a establecer un hogar nacional judío en lo que en ese momento llamaban “Palestina”.

Como último frente en su cruzada para deslegitimar y destruir a Israel, los palestinos han amenazado marcar este aniversario con una “campaña anual de mentiras y distorsión”.

El julio pasado, la Autoridad Palestina amenazó absurdamente con demandar al gobierno británico por la Declaración Balfour. El ministro de exteriores Riad al-Malki dijo que “le dio al pueblo que no pertenece allí algo que no era de ellos”.

Es una mentira. Israel siempre le ha pertenecido exclusivamente a los judíos, es el único pueblo indígena que existe de esa tierra. Esto fue reconocido por los árabes mismos.

En 1918, Sherif Hussein, el guardián de los lugares islámicos sagrados de Arabia, escribió que los judíos afluyendo a Palestina eran “exiliados volviendo a su sagrada y amada tierra patria”. En marzo de 1919 Emir Faisal escribió: “Les desearemos a los judíos una sincera bienvenida a casa”.

Hace unos pocos días, en la House of Lords de Londres, el Centro de Retorno a Palestina lanzó una campaña para que Inglaterra se disculpe por ‘sus crímenes coloniales ocurridos en Palestina’.

La reunión congregó a teoristas de la ‘conspiración judía’, negadores del Holocausto y otros que odian a los judíos en una muestra abierta de antisemitismo. Las mentiras del antisemitismo son alimentadas por —y se convierten en— mentiras sobre Israel.

Sameh Habeeb es el coordinador de la campaña en contra de la Declaración Balfour del Centro de Retorno a Palestina. Cuando Habeeb era editor del Palestine Telegraph, mostró un video del ex líder del Ku Klux Klan David Duke, en el que afirma que Israel es una amenaza terrorista para Estados Unidos.

Ahora, el CRP afirma que cuando se escribió la Declaración de Balfour “los palestinos indígenas sumaban el 90% de la población”.

El reclamo de que los ingleses le dieron un país palestino a los judíos es una mentira.

El 24 de julio de 1922, la Liga de las Naciones le dio unánimemente el reconocimiento a la “conexión histórica del pueblo judío con Palestina y a las bases para construir su hogar nacional en ese país”. Como resultado, le dio a Inglaterra una orden para que los judíos se asentaran allí por derecho.

En 1917, los árabes que vivían en Palestina no se identificaban como palestinos. Eran o nómades o se identificaban con países árabes como Siria. Cuando las personas se referían a los palestinos en la primera mitad del siglo pasado, se referían a los judíos.

Los judíos son el único pueblo para quienes la tierra de Israel fue su único reino nacional en la historia. Son los árabes quienes han cometido un crimen colonialista, buscando robarles a los judíos su tierra nuevamente.

Israel debe educar al mundo sobre lo desquiciadas que son estas mentiras.

 

Sin embargo y como siempre, el gobierno israelí con su aversión arrogante a lidiar estratégicamente con la guerra cognitiva que se libra en su contra; ha respondido simplemente con sarcasmo e ira.

En cambio, Israel necesita educar al mundo sobre lo desquiciadas que son estas mentiras.

Porque muchos en occidente no saben los hechos verdaderos y no entienden que los palestinos son motivados por una locura.

Estas mentiras prueban inequívocamente que el objetivo real de, incluso los denominados “palestinos moderados”, es erradicar a Israel. Su hostilidad a la tierra judía es tan patológica que son capaces de inventar las mentiras más ridículas para borrar a los judíos de su propia historia.

Los palestinos creen que su gran mentira histórica terminará definitivamente con Israel. En realidad, podría volverse en su contra y terminar su propia causa, pero sólo si Israel reconoce la oportunidad que ciertamente debería aprovechar ahora.

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