Brindemos por la libertad

10/04/2025

3 min de lectura

Pésaj conecta a los judíos a través de los tiempos y alrededor del mundo al narrar la historia continua del pueblo judío.

La historia de Pésaj no es simplemente un relato de acontecimientos históricos, sino una invitación a compartir una memoria colectiva. Este acto de narración vívida transforma a los oyentes en participantes, entrelazándolos en la narrativa en curso de su pueblo. A través de la narración de nuestra historia, los niños comprenden su lugar dentro de un drama que abarca generaciones, vinculándolos tanto con sus antepasados como con sus descendientes.

La diferencia entre historia y memoria es profunda. Rav Jonathan Sacks señala que en hebreo no existe una palabra para "historia", sino sólo para "memoria". La historia es "su historia", un relato de eventos que le sucedieron a otra persona. La memoria, en cambio, es personal y participativa; es "nuestra historia". Esta distinción enfatiza la naturaleza comunitaria e inclusiva de la narración judía, en la que el pasado no sólo se recuerda, sino que se revive y experimenta de nuevo en cada generación.

Rav Sacks utiliza la metáfora de encontrar un libro en una gran biblioteca con el apellido de tu familia en la portada. Al descubrirlo, comienzas a pasar sus páginas y, hacia el final, te encuentras con una página en blanco que sólo tiene tu nombre. En ese momento, comprendes que eres parte de esta historia en desarrollo y que el mundo espera que escribas tu capítulo.

La Hagadá de Pésaj no solo cuenta una historia, sino que crea un vínculo que trasciende el tiempo, conectando a los judíos de todas las épocas y lugares, no por la tierra, el idioma o la cultura, sino por una narrativa compartida.

"El mundo cuenta historias para que la gente se duerma. Nosotros contamos historias para despertarla".

Incluso antes del éxodo del pueblo judío de Egipto, Moshé, en lugar de centrarse en la libertad o en la Tierra Prometida que les esperaba, enfatizó cómo se contaría la historia de su liberación. Esta forma anticipada de enmarcar su experiencia subraya el poder de la narración para unir, inspirar y definir a un pueblo incluso antes de que su viaje realmente hubiera comenzado.

Hamilton brinda por la libertad 

Esto me recuerda a una escena memorable del innovador musical Hamilton de Lin-Manuel Miranda. En esa escena, ambientada en la Revolución Norteamericana, Alexander Hamilton y sus compañeros se reúnen para brindar por sus aspiraciones compartidas de libertad y autodeterminación. A pesar de los enormes desafíos que enfrentan y la incertidumbre respecto a su futuro, encuentran consuelo y unidad en la idea de cómo su lucha será contada a las generaciones futuras. Ellos cantan: "Brindemos por la libertad... Y cuando nuestros hijos cuenten nuestra historia... Contarán la historia de esta noche".

Hamilton y sus aliados ya están enmarcando sus esfuerzos revolucionarios como una historia que será contada. Esta narración anticipada actúa como una declaración de fe en su causa y como un reconocimiento de la importancia de sus acciones para las generaciones futuras, de la misma manera en que Moshé preparó a los israelitas para contar la historia de su éxodo de Egipto incluso antes de que hubieran partido.

Me pregunto si Miranda, un conocido amigo del pueblo judío, pudo haberse inspirado en la tradición judía de la narración como un medio para forjar identidad y comunidad, y en el poder universal de la narrativa para unir y dar sentido a las luchas colectivas. El acto de contar nuestra historia nutre un sentido de pertenencia y propósito.

Rabí Najman de Breslov dijo: "El mundo cuenta historias para dormir a la gente. Nosotros contamos historias para despertarla". Las historias están destinadas a agitar el alma, a despertar un sentido de anhelo, compromiso y propósito. Como lo expresó bellamente Patti Digh: "La distancia más corta entre dos personas es una historia". Las historias crean conexiones a través de emociones y experiencias compartidas. Dado que recordamos más lo que sentimos que lo que escuchamos, no es de extrañar que tengamos 22 veces más probabilidades de recordar una historia que un conjunto de hechos desconectados.

Al relatar la historia de nuestros orígenes nacionales, Pésaj se convierte en una memoria viva y en constante evolución que da forma a nuestra comprensión de nosotros mismos y de nuestro lugar en el mundo.


Imagen del título: Mark Seliger

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