Cada centímetro cuenta

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A veces un centímetro puede llevar a un kilometro. Purim nos muestra cómo.

Scott Jurek, un maratonista que gana carreras de 100 kilómetros, divulgó su secreto: enfócate en el centímetro que tienes por delante. Puede que no creamos ser capaces de correr el kilómetro siguiente, pero podemos avanzar un centímetro.

Cuando sentimos que estamos varados tenemos la sensación de que para alcanzar el objetivo hace falta un salto enorme. Sin embargo, esto no es así; de hecho, uno alcanza el éxito en cualquier deporte avanzando de a un centímetro a la vez.

Y lo mismo es cierto para la vida.

La grandeza se construye centímetro a centímetro. Muchos oradores brillantes que dan conferencias ante grandes audiencias en todo el mundo comenzaron con dos estudiantes en el salón de su casa. Yad Sará, la organización de equipamiento médico más grande de Jerusalem, comenzó con alguien prestando un humidificador desde su casa. Miles de personas pobres en Israel reciben paquetes de alimentos de Yad Eliezer porque, una tarde, una mujer hizo un poco más de comida para darle a una familia necesitada. Las leyes de segregación racial en Norteamérica cayeron porque una mujer, Rosa Parks, no se movió ni un centímetro de su asiento en un autobús.

Incluso una casa puede comenzar con algo muy pequeño, como un clip rojo. En junio de 2005 Kyle MacDonald, un blogger de Canadá, soñó con tener su casa propia. El problema: su trabajo apenas pagaba lo suficiente como para costear las cuentas. Todo siguió así hasta que una tarde vio un clip de papel rojo en su escritorio y tuvo una idea.

Él publicó en el sitio Craiglist una foto del clip rojo con este mensaje: Este clip rojo está en mi escritorio, junto a mi computadora. Quiero cambiar este clip por algo más grande o mejor, quizás una lapicera, una cuchara o una bota. Si prometes hacer el cambio, te visitaré en donde sea que estés para cambiar. ¡Espero verte pronto! PD: voy a hacer una cadena de cambios hasta conseguir una casa.

El 14 de julio de 2005, pocos días después de publicar la foto del clip rojo, alguien ofreció cambiárselo por una lapicera con forma de pescado. Kyle cambió la lapicera por un quemador para camping y el quemador por un generador. Cambió el generador por un cartel de neón y el cartel por una moto para la nieve. Cambió la moto por un viaje para dos personas a Yahk, Columbia Británica. Un año después, después de 13 transacciones, pudo hacer su último trueque por una casa de dos pisos.

Los centímetros marcan la diferencia entre la mediocridad y la grandeza.

Hoy, el clip rojo tiene su propio sitio web y un libro: How a small piece of stationery turned into a great, big adventure. Si MacDonald no hubiese advertido (y usado) lo que estaba a sólo unos centímetros de él, no hubiese sido un autor, un orador y el propietario de su casa. Hubiese sido sólo otro muchacho sentado frente a su computadora con un clip sobre su escritorio.

Purim es una época en la que se nos muestra la belleza de todos los centímetros y los clips ocultos en nuestras vidas. Esta es una de las razones por las que se nos obliga a escuchar cada palabra de la Meguilá. Si no escuchamos incluso una palabra, tenemos que escuchar todo de nuevo. Porque la historia de Purim no ocurrió de un gran salto, sino que se desarrolló centímetro a centímetro.

Mordejai tuvo que sentarse en las puertas del palacio día tras día; la diferencia entre las cabezas que se reverenciaban ante Hamán y el cuello erguido de Mordejai fue unos pocos centímetros, pero marcó la diferencia entre un héroe y un hombre ordinario. La reina Ester también se movió unos centímetros; cada paso que dio para acercarse al rey a pesar de su temor, cada fiesta que organizó con Hamán antes de revelar su plan.

Cuando escuchamos el Rollo de Ester, recordamos que cada momento de nuestra vida, cada clip, es una oportunidad en sí mismo y que a la grandeza se llega palabra por palabra, acción por acción, centímetro a centímetro. Los centímetros que necesitamos están en todos lados, rodeándonos y en nuestro interior. Tenemos que verlos, tenemos que estar dispuestos a luchar por ellos.

Porque los centímetros marcan la diferencia entre la ilusión y la verdad; entre perder y ganar; entre la mediocridad y la grandeza.

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