Camino #8: Pura alegría

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La alegría te da el poder, la motivación y la confianza para lograr cosas que de otra forma parecerían demasiado difíciles. La alegría es pura energía... ¡mejor que una barra de cereal!

¿Recuerdas la emoción de anotar un gol? ¿De salir de clases el último día de escuela? ¿De montar tu bicicleta nueva? Saltaste de alegría. ¡Fantástico!

La alegría te da energía y te hace sentir genial. Puedes lograr todo tipo de cosas que de otra forma parecerían demasiado difíciles de alcanzar. Con alegría, no tienes miedo de hablarle al tipo que está sentado al lado tuyo en el avión. ¡No hay problema! Tienes energía, dinamismo. ¡Estás vivo!

El Camino #8 es Be Simjá, 'con alegría'. Es posible que algunas personas tengan una alegría más “natural”. Pero la alegría puede ser estudiada y dominada como cualquier otra herramienta.

Cuando tienes alegría, puedes hacer lo que sea de mejor manera, más rápido y más fuerte. Tu memoria es mejor. Tu desempeño en el campo de golf es mejor. Vendes más. Todo es mejor.

No estarás utilizando todo tu potencial sino hasta que tengas alegría. No importa cuánta experiencia tenga un deportista de alto rendimiento, siempre necesita un aire nuevo, el apoyo del público, un poco de inspiración. De otra manera, su juego sería demasiado plano; estaría jugando de forma rutinaria.

Lo mismo ocurre en la vida. Cuando tienes alegría, tu vida tiene un ímpetu distinto. Las personas alegres son energéticas y ambiciosas. Nunca tienen suficiente tiempo para hacer todo lo que quieren hacer.

Así que independientemente de si estás estudiando, paseando, trabajando o relajándote, primero debes sumergirte en un estado de alegría. Eso te dará un gran impulso de poder y confianza.

Alegría falsa

¿Recuerdas cuando tu equipo favorito ganó el campeonato? La ciudad tuvo una erupción de energía y euforia, y miles de personas se tomaron las calles. Pero al final, todo terminó en violencia, destrucción y arrestos.

¿Es eso lo que se supone que debería generar la alegría? ¿Esa gente tenía realmente alegría? ¿Qué salio mal?

No era alegría. Era solamente histeria.

Hay que aprender a diferenciar entre la alegría real, la cual te da el poder de lograr cosas, y la alegría ilusoria, cuya explosión inicial se desvanece luego en un bajón.

Alegría ilusoria es celebrar toda la noche en año nuevo. “¡El mundo es perfecto y los amo a todos!”. Pero luego hay un bajón. Más que cualquier otro día, la noche de año nuevo tiene la tasa más alta de suicidios.

Una persona que gana 100 millones de dólares en la lotería salta de alegría. ¿Qué es lo que ellos esperan? Viajar por el mundo, ser importantes. “Ahora voy a hacer lo que yo quiera por el resto de mi vida. Soy libre, dueño de mi propio destino. No más trabajo, no más preocupaciones, no más de nada. ¡100 millones de dólares!”.

¿Cuánto dura esa sensación? Sabes muy bien que puedes tener mucho dinero y ser tremendamente miserable. Es posible que el ganador de la lotería no sepa qué es lo que quiere lograr con su vida. Entonces, la alegría es una ilusión. Luego de un año, él estará de vuelta en la universidad, será el estudiante universitario de los cien millones de dólares. ¿Por qué? “Quizás la filosofía me interese…”

Alegría no es sinónimo de embriagarse, jugar bromas, o burlarse de la gente. Alegría es la profunda felicidad que viene con el hecho de utilizar todo tu potencial.

Si sabes qué es lo que quieres en la vida, entonces podrás ir tras ello incluso si no tienes 100 millones de dólares. Un sorbo de alegría y estarás listo para partir. ¿Puedes ver cómo esto te da poder para vivir?

El placer de crecer

Antes, cuando querían retratar alegría eufórica en una película, filmaban una escena en donde le contaban a un hombre que sería papá. Éste bailaba de un lado a otro, delirante de alegría, y corría por la calle cuesta abajo poniendo cigarros en la boca de todo el mundo.

Hoy en día, cuando el doctor le dice a un hombre que va a tener un hijo, él comienza a pensar en todos los problemas: despertarse en las noches para alimentarlo, ahorrar para pagar sus estudios, etc. ¿Qué pasó con la alegría?

La verdadera alegría viene con el placer de crecer y la autorrealización; cuando superamos un desafío difícil, o cuando experimentamos un momento de claridad.

Cuando tu equipo favorito gana el campeonato o cuando ganas la lotería, la alegría es una falsa ilusión. ¿Por qué? Porque no cambiaste ni creciste.

La alegría no se encuentra en eventos fortuitos, en las “cosas buenas que te pasan”. La alegría es solamente un resultado de tu accionar en la vida, de tu compromiso con convertir cada momento en una experiencia positiva de crecimiento. Un nuevo bebé significa que deberás hacer cosas a toda hora, tanto de día como de noche. Eso no es algo fácil. Pero si te enfocas incluso a las 3 de la mañana te darás cuenta que ésa es una alegría verdadera.

Haz cosas significativas y obtendrás más alegría. Si estás peleando por una causa quiere decir que estás causando un impacto en el mundo. Eres intenso. Eres eterno.

Encuentra cuál es tu causa, sea cual sea, y trabaja por ella. Para el judaísmo, servir a Dios es la causa suprema.

Interno, externo

El judaísmo tiene un principio llamado jitzoniut meoreret pnimiut, 'lo externo despierta lo interno'. Esto significa que es posible desarrollar un estado emocional interno al actuar como si uno ya estuviera en ese estado.

Por ejemplo, los estudios muestran que sonreír cuando estás triste puede mejorar tu estado de ánimo. Hay una correlación directa entre activar los músculos físicos y tu estado emocional.

Haz cosas que fomenten la alegría, y serás más alegre. Por ejemplo:

  • Viste ropas lindas.
  • Come comida deliciosa.
  • Canta.
  • Da un paseo por la playa.
  • Pasa tiempo con tus amigos.
  • Haz actos de bondad por otros.
  • Reflexiona sobre cuán maravilloso es estar vivo.
  • Llama a tus padres y agradéceles por haberte dado la vida.

Una vez que sientas alegría, canalízala en una dirección productiva. No te sientes simplemente a disfrutar de esa alegría. Ahora tienes la energía para ir allá afuera y hacer algo fantástico. Ayuda a alguien necesitado. O ve por un trabajo que de otra forma no podrías afrontar.

La alegría del placer potencial

Una forma de incrementar la alegría es esperar con ansias el placer que vendrá. Cuando esperas con ansias algo hermoso, es más probable que lo veas como tal. Y la alegría que obtendrás será más electrizante, más excitante, más real.

“¡Hurra! Hoy vamos al circo. ¡Será un gran día!”.

Sientes alegría con el mero hecho de expresar tus ansias. ¿Lo ves?

La implicación es profunda. Si esperas con ansias los placeres, estarás constantemente en un estado de alegría. Por ejemplo, hoy es un nuevo día. ¿Qué es lo que esperas hoy? ¿A quién conocerás? ¿Qué encontrarás? ¿Qué lograrás? “Hoy va a ser un gran día”. Utiliza esas ansias para energizarte.

¿Vas al trabajo? No te enfoques en las cosas negativas: “Estoy cansado…”, “mi jefe es impaciente…”. En vez de eso, aférrate a las cosas positivas: “Voy a hacer algo productivo…”, “voy a ganar dinero para pagar mis cuentas…”.

Utiliza esta herramienta en todo. ¿Vas a un museo hoy? ¿Qué esperas obtener? Di en voz alta los beneficios y placeres de forma anticipada. Eso te va a dar un flujo constante de alegría.

Estado mental

Mucha gente no experimenta alegría porque toma la vida por sentado.

Eso es hasta que se encuentran cercanos a la muerte.

Alguien que sobrevive a un accidente automovilístico nunca vuelve a vivir de la misma manera. O alguien que tuvo cáncer y sale del hospital con su salud completamente renovada. Ellos van de un lado para otro diciéndole a la gente: “¿No es maravillosa la vida? ¡Estoy vivo!”.

La gente cree que está loco. ¡Nadie puede estar tan feliz si no es porque se ganó un millón de dólares!

Aprecia lo que tienes. Dios nos creó para que tengamos placer. ¿Cuál es el placer de estar vivos? ¡Tus manos! ¡Tus pies! ¡Tu mente! Aprende a sentir el placer. Estará contigo siempre, donde sea que estés.

La alegría no es algo que simplemente ocurre. La alegría es un estado mental. Puedes tener todo en el mundo e igualmente ser miserable. O puedes tener relativamente poco y desbordar de alegría.

Siente el placer de simplemente existir, la alegría de estar vivo. Así, tendrás una base para crecer más, y más y más. De otra forma, es sólo una sensación, un sueño, una ilusión. ¿Qué te dará un auto nuevo? ¿Qué te dará un millón de dólares? Sólo te darán una forma de escapar de la vida, de soñar, de sentirte cómodo…

El estado natural

La alegría es el estado natural del ser humano. Los niños la tienen y disfrutan de sus vidas en la más simple de sus formas. Una zanahoria, una pelota, la luna. Pero nosotros los adultos aprendemos a ser miserables. Las razones para ser felices no han desaparecido. Es simplemente que la carga de las responsabilidades diarias nos distrae.

Hazte conciente de la belleza de cada momento. Enfócate en tu estado subyacente natural de alegría, incluso en medio de los asuntos mundanos del día a día. Porque si no tienes el sentimiento de que la vida es buena, entonces en realidad no tienes nada.

Por eso las plegarias matutinas comienzan con una serie de bendiciones en las que agradecemos a Dios por lo simple y obvio:

  • Gracias Dios por darme vida.
  • Gracias Dios porque puedo ver.
  • Gracias Dios porque puedo usar mis manos y pies.
  • Gracias Dios porque puedo pensar.

Si logras dominar el arte de notar, apreciar y disfrutar conscientemente lo que tienes, entonces siempre vas a ser feliz.

Más allá de esto: Cuando nosotros somos felices, entonces Dios está alegre (por así decir) y nos llena de bendiciones. En otras palabras, si disfrutamos lo que Dios nos ha dado, Él nos dará más.

Es por esto que el Rey David dijo: “Sirve a Dios con alegría”. Él no quiere gente con caras melancólicas a su alrededor. Es nuestra obligación servirlo con alegría.

Es más, la Torá dice que seremos castigados “porque no servimos a Dios con alegría”. Puedes cumplir con todas las obligaciones que existen como honrar a tus padres y ayudar a la humanidad pero si no lo haces con alegría, entonces Dios te hará rendir cuentas. ¿Por qué? Porque Él quiere que tengamos el máximo placer posible.

¿No disfrutas de tus manos y de tus pies? ¿No crees que el mundo es hermoso? Entonces estás sirviendo al Dios equivocado. Él tomará de vuelta esas cosas de ti, ¡ten cuidado!

Toma las cosas con calma

Y no sólo eso, sino que debes aprender a relacionarte incluso con tus problemas de forma alegre. ¿Cómo es posible hacer esto? Míralos como oportunidades para crecer; desafíos que te ayudarán a desarrollar el carácter.

Por definición, la vida tiene sus desafíos. La pregunta es si estos desafíos van a hacer que aumente tu nivel de alegría o que disminuya. Si te dejas atrapar por pequeñeces, entonces tu alegría se verá disminuida. Cuando te encuentres preocupado por un problema, pregúntate a ti mismo: ¿vale la pena tener toda esta energía negativa? La decisión es tuya.

El libro Orjot Tzadikim (siglo XV) dice: “La alegría reside en el corazón de la persona cuando no se enfoca en las dificultades”. Si puedes alejar tu foco de las dificultades, entonces tu estado natural será de alegría.

Existe una diferencia entre prestar atención a un problema y preocuparse por él. “Preocuparse” significa que tus problemas te consumen, incluso cuando no tienes nada que hacer al respecto. “Prestar atención al problema” significa buscar soluciones para el problema, pero sin que éste te deprima.

No sufras por padres que te regañan, niños quejumbrosos, un jefe insoportable, malos empleados o profesores irracionales. Incluso en los momentos tristes o dolorosos, acéptalos como una realidad. No te rindas hasta que encuentres algo positivo en lo cuál puedas enfocarte. Cuenta las bendiciones que hay en tu vida. ¡¿Qué importa si tus hijos están llorando?! Es una buena señal, ¡significa que están vivos!

Cuando estás alegre, eres alguien que resuelve los problemas, y no alguien que los sufre. Imagina que eres el dueño de un negocio y un cliente va donde ti a quejarse. Si eres miserable, él también se irá siendo miserable, ¡y al día siguiente lo tendrás protestando frente a tu puerta!

¿Qué pasa cuando, Dios no lo quiera, alguien sufre una tragedia? El rezo del kadish, que es recitado luego de la muerte de un pariente cercano, no es un rezo por el muerto, sino una afirmación de que la vida es increíble, hermosa, fantástica. No se espera de ti que saltes a la tumba tras el muerto. La historia de Romeo y Julieta no representa la visión judía de la vida. El mayor tributo que le podemos dar a quien falleció es afirmar el sentido y la alegría que tiene la vida misma. Ese es el propósito de la muerte, hacer que el resto de nosotros apreciemos el sentido de la vida.

Incluso si no puedes resolver tus problemas, no vayas de un lado a otro contaminando al resto. “Yo soy miserable. ¿A quien puedo contagiar con mi miseria?”. Al menos no hagas que el resto de las personas también sean miserables.

La alegría de la sabiduría

La sabiduría es una gran fuente de alegría. Con sabiduría, podemos entender el mundo que nos rodea y nuestro rol en él.

El judaísmo dice que la esencia de la alegría es la Torá. ¿Por qué? Porque la Torá nos enseña cuál es el sentido de la vida. Nos enseña cómo conectarnos con Dios, cómo vivir de acuerdo a Su voluntad.

Por eso en Tishá B’Av, el día nacional de duelo del pueblo judío, no está permitido estudiar Torá. Porque Torá es alegría. El gran cabalista conocido como el Arizal (siglo XVI, Israel) dijo que “la alegría abre las puertas para alcanzar grandes niveles de sabiduría”. Mientras más sabiduría adquieras, más feliz serás.

Hay una alegría natural relativa a adquirir sabiduría, incluso si uno no aplica esta sabiduría, ya que habrás expandido tu existencia.

Cuando estudies una pieza de sabiduría, analiza cómo puedes mejorar tu vida desde un punto de vista práctico con ella. Si levantas una piedra y ves que es un diamante, bailarás por las calles hasta llegar donde el joyero. Pero si coges un diamante y comienzas a jugar a las canicas con él, probablemente terminarás perdiéndolo.

Nuestros sabios utilizan una cruda metáfora para esto. Dicen que estudiar Torá y olvidarla es como enterrar a tus propios hijos. Habrás perdido un pedazo de realidad, una conexión con la eternidad.

Haz una “lista de alegrías”

Haz el siguiente ejercicio: Tomate 10 minutos y escribe una lista de todos los momentos en los que danzaste de alegría. ¿Un impresionante logro atlético? ¿Reunirte con un amigo luego de muchos años de separación? ¿Lograr superar una difícil enfermedad? ¿El nacimiento de tu primer hijo?

Ahora estudia tu lista e identifica cuál es el factor común que gatilla tu alegría. Al lograr aislar la “causa” habrás obtenido el arma secreta que te permitirá salir de cualquier estado de humor negativo.

Examina tu lista y determina qué situaciones reflejan verdadera alegría, y cuáles reflejan solamente ilusión e histeria.

Busca una manera de expandir tu lista de alegrías. Pídele a otros que te describan sus más grandes alegrías.

¿Por qué la alegría es un camino a la sabiduría?

  • La alegría te da poder y energía.

  • Con alegría, lograrás anotar un gol.

  • Es natural sentir alegría, pero los humanos solemos pasarla por alto.

  • No sufras por tus problemas. Resuélvelos.

  • ¿Por qué esperar hasta estar cercano a la muerte para apreciar cuán buena es la vida?

  • Haz la voluntad de Dios y estarás conectado con la eternidad.

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