El mensaje de Pésaj para Irán, Hamás y para ti
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Comunidades judías de diversos rincones del mundo que se salvaron cuando estaban al borde de la destrucción.
Los judíos de la historia de Purim celebraron su salvación de la destrucción con una comida festiva, dándose mutuamente regalos de alimentos y leyendo un rollo especialmente escrito, la Meguilat Ester, para publicitar el milagro. A lo largo de los años, otras comunidades judías que también se salvaron a pesar de estar al borde de la destrucción, establecieron sus propias celebraciones de un "mini" Purim.
La ley judía enseña: "Cualquiera a quien le haya ocurrido un milagro, todavía más si ocurrió para todos los habitantes de una ciudad, puede establecer ese día para él y para sus descendientes como un 'Purim'". De hecho, Rav Abraham Danzig, el famoso rabino lituano del siglo XIX, incluyó una nota al pie en su obra halájica Jaiei Adam: la historia de su propio milagro de "Purim".
En 1804, de forma accidental explotó un depósito de pólvora en el corazón de Vilna. En el patio donde vivía Rav Danzig murieron 31 personas. Su casa colapsó porque dos murallas y el techo se derrumbaron, sin embargo, no murió nadie de su familia. Rav Danzig instituyó para su familia su propia festividad anual el 16 de nisán, la fecha en la que se salvaron.
Los judíos de Zaragoza, España, tenían la antigua costumbre de recibir al rey que llegaba de visita con una procesión de los rollos de la Torá de todas las sinagogas de la ciudad. Con el tiempo, por respeto a la Torá, los rabinos decidieron sacar los rollos de sus cajas antes de salir a bailar por las calles de la ciudad.
En el año 1420, antes de una visita del rey Alfonso V de Aragón, un conocido instigador llamado Marcos (un judío que se había convertido al cristianismo), le informó al rey que los judíos sacaban los rollos de sus cajas, argumentando que eso tenía la intención de ser un insulto al rey. El rey se enfureció y Marcos lo alentó a que ordenara que todas las cajas de los rollos de la Torá fueran abiertas durante la visita real.
Una Meguilá (rollo) de Zaragoza, escrita para detallar cómo se salvaron los judíos.
La noche previa a la visita, uno de los líderes de la comunidad se enteró del complot de Marcos, y los rollos de la Torá quedaron dentro de sus cajas. Cuando el rey llegó y les ordenó a sus guardias abrir las cajas, se sorprendió al ver que los rollos estaban adentro. En vez de castigar a los judíos, el rey descargó su ira en Marcos, quien fue ejecutado.
El 17 del mes de shvat fue decretado como "Purim Zaragoza", con celebraciones y una Meguilá (un rollo) escrito para preservar la historia. La sensación de redención en Zaragoza fue tan grande que incluso después de la expulsión de España en 1492, la tradición de celebrar Purim Zaragoza continuó durante varias generaciones en Constantinopla, Magnesia, Smyrna, Salónica y Jerusalem.
En 1616 los judíos de Frankfurt fueron víctimas de un ataque de los gremios de la ciudad. Dirigidos por Vincent Fettmilch, posteriormente apodado Vinz, el gueto Judengasse fue atacado ferozmente. Coronándose como el "nuevo Hamán", los ataques de Fettmilch llevaron a la expulsión total de los judíos de Frankfurt, y sus propiedades fueron confiscadas.
Varios meses después, el emperador alemán, furioso por el ataque a los judíos (a quienes consideraba como su propiedad), ordenó que Fettmilch fuera ejecutado por la injusticia, y que su cuerpo fuera colgado en la entrada de la ciudad. También arrasaron la casa de Fettmilch, y grabaron en alemán y en latín un relato de sus crímenes y de su castigo en un pilar en el sitio.
El primer acto de los judíos fue reconstruir su sinagoga, la cual había sido destruida. Los nativos de Frankfurt también compusieron en hebreo y en ídish una "Meguilá Vincent". Rav Moshé Sofer (el Jatam Sofer, 1762-1839), era famoso por observar el Purim Vinz incluso después de haber partido de la ciudad.
Una representación de la ejecución de Vincent Fettmilch en 1616
En 1731, David Brandeis, el dueño de un almacén en el pueblo de Jungbunzlau, Bohemia, fue llevado a prisión junto con su esposa y su hijo, después de que la hija de un encuadernador cristiano comprara un frasco de mermelada de ciruela en su tienda y se enfermara. También su padre comió de la mermelada y murió poco después. Brandeis y su esposa fueron acusados de envenenar a los cristianos y los obligaron a cerrar su tienda.
Jungbunzlau, Bohemia, donde David Brandeis y su familia se salvaron de una muerte casi segura en 1731
Tras una cuidadosa investigación por parte de las autoridades municipales, descubrieron que la muerte del encuadernador se debió a la tuberculosis y no a la mermelada de ciruela. Brandeis fue indultado y él registró el evento en un pergamino en hebreo, al que llamó "Cántico de las Ascensiones de David". Él les ordenó a sus descendientes leer ese pergamino todos los años el 10 de adar, y convertirlo en un día de alegría y regocijo. El festival fue observado por los descendientes de la familia Brandeis hasta bien entrado el siglo XIX.
La comunidad judía en Rodas tenía éxito en el comercio de esponjas que se utilizaban especialmente para bañarse. Rodas contaba con el mayor comercio de esponjas en todo el Mediterráneo, y este era un negocio lucrativo. En 1841, los competidores griegos acusaron a los judíos de Rodas de asesinar a un niño cristiano que había desaparecido. El pueblo aceptó el líbelo y el gobernador de Rodas ordenó encarcelarlos y asesinarlos. Posteriormente, el niño desaparecido fue encontrado con vida cerca de la isla vecina de Syra.
La Meguilat Ester de Rodas, del año 1864, expuesta en el Museo Judío de Rodas.
El sultán otomano, Abd al-Majd, se enfureció con el gobernador y emitió una declaración respecto a que las acusaciones eran falsas. La fecha de esta intervención coincide con la fecha de Purim mismo, 14 de adar, por lo que los judíos de Rodas celebraron ese día una festividad doble. Además de las observancias habituales de Purim, este día recitaban plegarias especiales
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