Sociedad
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Al posponer regularmente nuestro frenético ascenso en una supuesta escalera de éxito, llegamos a ver la vida desde una perspectiva más amplia y rica.
Con el ritmo de la tecnología y su demanda por nuestra atención creciendo constantemente, viene el desafío de dejarla ocasionalmente de lado. Encontré algunas soluciones para esto en la observancia del Shabat, un tiempo en el que está prohibido usar tecnología, incluyendo teléfonos celulares, computadoras y televisores.
Estuve hace un tiempo en una conferencia sobre creatividad en San Francisco. Entre los oradores estaba un ex editor de una reconocida publicación sobre tecnología. Tuve la oportunidad de hablar con él sobre la idea de alejarse de la tecnología y de cómo los rituales del Shabat resaltan una muy importante, y a menudo faltante, dimensión de la tecnología: nuestra habilidad de apagarla. Él comentó que el Shabat parecía apuntar no a un pasado antiguo e irrelevante, sino a una visión sin duda postmoderna de nuestra integración con la tecnología.
El Shabat trae consigo la oportunidad de dar un paso atrás y ver mejor la vida, no como una serie de acciones compartimentadas, sino como un todo unificado.
Cualquier buen compositor o pintor sabe que tan importante como es estar inmerso en el sonido de la sinfonía en la que está trabajando, o estar absorto en las imágenes que pone en un lienzo, es igualmente importante alejarse del trabajo creativo para observar con claridad qué es lo que ha sido creado. El Shabat trae consigo la oportunidad de dar un paso atrás y ver mejor la vida, no como una serie de acciones compartimentadas, sino como un todo unificado.
Aquí hay algunas formas en que las bases del Shabat pueden ayudarte en tu vida:
Es un axioma de física que dos cosas no pueden ocupar el mismo espacio. Tal como esto aplica a las cosas, también aplica a las ideas. Para estar en nuestro mejor estado de creatividad tenemos que dejar un espacio vacío cesando nuestros esfuerzos creativos. Sólo deteniendo nuestra producción constante puede llegar nueva inspiración.
Así como aprendemos a respirar más lento al practicar meditación, adoptar en nuestra vida los ritmos de las horas de Shabat tiene la misma tendencia beneficiosa. Para muchas personas el mundo parece caótico, fuera de control. A menudo parece que somos guiados por las demandas y las situaciones, y no por nuestra propia voluntad. El Shabat es la roca firme que no puede dejarse a un costado por nada, salvo por situaciones de peligro de vida.
Cuando recibí mi primer contrato de grabación en 1986, decidí que trabajaría para proteger mi recurso más valioso. No era el control artístico sobre qué canciones grabar o poder decidir cómo se verían las portadas de mis discos. Mi recurso más valioso era mi tiempo.
Dejé claro que no haría presentaciones en Shabat por ningún motivo. No piensen que mis convicciones no fueron puestas a prueba. Tuve que rechazar espacios en el Tonight Show, ignoré oportunidades para presentarme antes de grandes artistas como Sting… Todo porque esas oportunidades, aunque eran buenas para mi carrera, hubieran violado mi observancia del Shabat y como consecuencia mi entendimiento del tiempo como algo preciado, algo que me pertenece sólo a mí (y más adelante a mi familia).
Shabat es un tiempo lejos de los iPhones, computadoras, trámites, compras y cualquier distracción. Los humanos estamos ansiosos por ser escuchados, vistos y conocidos, pero sufrimos de una escasez de entrega y recepción de atención. Así como es imposible hacer música sin un instrumento, es imposible crear relaciones exitosas sin hacer espacio y tiempo para que ellas florezcan.
De niños no podíamos evitar sentirnos agobiados por nuestros deseos no cumplidos. Queríamos las cosas que deseábamos… y de inmediato. Esperar cualquier cantidad de tiempo no servía. Nuestras mentes inmaduras aún no eran suficientemente sofisticadas como para darse cuenta de que no obtener un placer momentáneo por una ganancia a largo plazo finalmente nos traería mucho más placer. El Shabat se trata de agudizar nuestro sentido de gratitud.
Al insistir –de la forma en que sólo Dios puede hacerlo– que yo observe el Shabat, Él está demostrando una cualidad que es inexplicable incluso entre los seres humanos: la cualidad de la voluntad, los sentimientos del deseo. ¿Quién puede explicar adecuadamente aquello que nosotros mismos, ni hablar otras personas, desean? Entonces, ¿está mal que yo sienta y actúe por los deseos de un Dios que crea el mundo nuevamente cada día, Quien ha puesto en movimiento una inexpresablemente compleja red de eventos que me llevaron a casarme con mi alma gemela, a ser padre de cuatro hijos y a ponerme en tal cercanía a la calidez y el amor incondicional y el potencial para una creatividad inagotable?
Si Dios me pide que deje de trabajar los viernes en la noche, ¿no está también enseñándome que hay cosas más importantes en las que concentrarse, aspiraciones más importantes que la fama o la adquisición de riqueza y poder? Al desear que yo cumpla el Shabat, llegué a creer que Dios me está mostrando, con amor e infinita sabiduría, que el tiempo lo es todo. El tiempo, como el agua para un pez; como el aire para un ser humano, es en lo que existimos. El tiempo es donde nuestra vida se desarrolla.
Al desear que yo observe el Shabat, Dios me está diciendo que debo estar consciente del tiempo y ponerlo en el ámbito de la santidad. Sólo siendo sensible a la idea de que el tiempo mismo es sagrado es posible traer santidad a mi vida y a las vidas de otros. En definitiva, deseaba abrazar, aunque fuera un poco de esa santidad que me llevaba a tomar la decisión de no trabajar durante el Shabat judío.
La mayoría nos ganamos la vida y nos esforzamos por lograr las cosas que deseamos, pero también necesitamos sentir que hemos regresado a casa, regresar a cierto punto medio. Al posponer regularmente nuestro frenético ascenso en una supuesta escalera del éxito, llegamos a ver la vida desde una perspectiva más amplia y rica.
Primero al encontrar y luego al ser suficientemente valientes para usar el “interruptor” ganamos el dulce y poco común sentido de haber llegado finalmente a nuestro destino.
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Hace 24 años, mi rabino me dijo prueba que te gustara cuidar shabat!! Entre Si y No, lo probe, el primer shabat dije, es como Kipur con comida, pero no pude tomar cafe!!! Next Shabat llego a mi casa el tanque de agua y debo reconocer, que me encantó!! Parar, desconectar, y regresar!!
Entender que Ds creo el mundo en 6 dias y el séptimo descanso, así mismo nosotros podemos dar una pausa a este correr de la vida!!!
Prueba que te gustara!!!