Resiliencia espiritual: Qué es y cómo cultivarla

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Estrategias para alentarnos a creer en un propósito superior, a tener esperanzas para el futuro, gratitud por nuestras vidas y construir significado a partir de nuestro sufrimiento.

La historia judía ejemplifica la resiliencia espiritual. Innumerables veces, el pueblo judío enfrentó circunstancias insuperables. Sin embargo, sobrevivió e incluso prosperó. Janucá representa el epitome espiritual de la resiliencia. Cuando los macabeos enfrentaron al ejército sirio griego que los superaba con creces, todas las probabilidades estaban en su contra. Sin embargo, su resiliencia espiritual nunca decayó. El milagro de la victoria de los macabeos sobre los griegos representa no un triunfo físico, sino uno trascendental. Se trata de la resiliencia espiritual que nunca puede ser extinguida, simbolizada por la luz de la menorá.

La resiliencia es multifacética: diferentes aspectos de nuestra vida dan forma a nuestra capacidad para superar y crecer a partir de la adversidad. En mi libro Resilience: A Jewish Guide to Facing Adversity, Fostering Strength, and Living your Best Life (Resiliencia: una guía judía para enfrentar la adversidad, fomentar la fuerza y vivir tu mejor vida), me refiero a decenas de formas en las que podemos cultivar nuestra resiliencia. La resiliencia espiritual es una de ellas. La resiliencia espiritual implica creer en un propósito superior, tener esperanzas para el futuro, gratitud por nuestra vida y el significado que construimos a partir de nuestro sufrimiento.

Alentar la fe

Una parte importante de la resiliencia es la fe religiosa.1,2 Los investigadores revelaron que la religión alienta a las personas a reevaluar los eventos bajo una óptica positiva, lo que a la vez cultiva el bienestar emocional.3 (Ver mi artículo previo en el que expliqué una estrategia para fomentar un estado mental positivo). Para el pueblo judío, el factor de protección más destacado es la emuná, nuestra fe en Dios. Nuestros Sabios enseñan que podemos elevarnos haciendo "como si" estuviéramos en un nivel superior, lo cual a la vez influirá positivamente sobre nuestros pensamientos y sentimientos.4 Esto es paralelo a lo que muestran las investigaciones de las ciencias sociales respecto a que podemos cambiar nuestras emociones y actitudes al cambiar nuestro comportamiento.

Con esto en mente, hay algunos actos que podemos poner en práctica para tener una vida con más fe (y esperanzas, gratitud y significado).

  • Plegaria. Esta es una forma activa de recordarnos a nosotros mismos nuestras bendiciones, enfocarnos en nuestros objetivos, y observar cuál es nuestro rol en este mundo y nuestra relación con Dios.
  • Actos. Elige un nuevo acto positivo (mitzvá) que aspiras a hacer de forma consistente. Por ejemplo, puedes elegir sonreírle a una nueva persona cada día. Puedes dedicar este acto positivo en honor a un ser amado o a un resultado que esperas lograr.
  • Propósito. Escribe una lista de tus fuerzas singulares. Luego escribe actos específicos que puedes realizar para utilizar esas potencialidades y hacer que el mundo sea un lugar mejor.

Cultivar la esperanza

La esperanza va de la mano de la fe. Esperanza es tener expectativas y mirar hacia adelante. La esperanza inspira, da vitalidad y alimenta nuestra pasión por vivir. Las investigaciones revelan que la esperanza es un aspecto importante de la resiliencia, que le permite al individuo mantener la fe frente a las adversidades. En el judaísmo, la esperanza se asemeja al bitajón, lo que se traduce como confiar en Dios.5 Confiar en Dios implica una poderosa sensación de optimismo y confianza en que todo lo que Dios hace es lo mejor. Aquí hay una serie de estrategias para mejorar la esperanza.6 Escribir estos pasos los vuelve más concretos.

  • Objetivos: identifica un objetivo personal sobre el cual puedas trabajar en el futuro, un área de tu vida como la familia, los amigos, la comunidad, la escuela o el trabajo.
  • Caminos: genera múltiples caminos que puedan llevarte a lograr ese objetivo. Divide estos caminos en porciones más maleables, anticipando las barreras y planificando rutas alternativas si se presentan contratiempos.
  • Motivación: Usa el dialogo interno positivo para optimizar tu motivación por lograr tu objetivo. Reserva 5 minutos cada día para pararte frente a un espejo y decir en voz alta las frases motivadoras que precisas escuchar para alentarte a esforzarte por lograr ese objetivo.

Contar tus bendiciones

Hay evidencia clara respecto a que practicar la gratitud puede mejorar tu salud mental.7 Las investigaciones también revelaron que las emociones positivas, como la gratitud, debilitan el control que las emociones negativas tienen sobre la mente y el cuerpo de la persona, y aceleran su recuperación tras eventos estresantes.8 La evidencia también sugiere que practicar la gratitud puede acostumbrar al cerebro a ser más sensible posteriormente a la experiencia de la gratitud, lo cual con el tiempo contribuye a mejorar la salud mental.9 Aquí hay algunas ideas respecto a cómo aprovechar la gratuitud para nutrir nuestra resiliencia.

  • Acción: Convierte tu gratitud en un comportamiento concreto, como por ejemplo escribir un diario o usar una aplicación de gratitud.
  • Formato: Usa el formato más adecuado para ti. Esto puede involucrar escribir tres cosas que salieron bien en el día y por qué eso ocurrió. Otros prefieren escribir respecto a las cosas por las que se sienten agradecidos de forma libre (sin pensar en ello).
  • Cronograma: Haz este ejercicio todos los días a la misma hora
  • Tiempo: Decide un tiempo límite de 5-10 minutos.
  • Efecto: Date por lo menos cuatro semanas para llegar a experimentar los beneficios
  • Reflexión: Tras un período de tiempo, lee lo que has escrito y reflexiona respecto a cómo has crecido espiritual y mentalmente.

Encontrar significado

Esto implica entender y encontrar sentido a los eventos de la vida, a las relaciones y a nosotros mismos. Tener un fuerte sentido de significado y propósito en la vida y atribuir a las situaciones difíciles razones religiosas benevolentes (por ejemplo, la voluntad de Dios), en vez de creer que se debió a nuestros propios errores humanos, fortalece nuestra resiliencia en respuesta a los desafíos.10

Encontrar significado muchas veces no es un proceso sencillo, especialmente cuando enfrentamos dificultades que nos llevan a cuestionarnos el propósito de la vida. Aquí hay un ejercicio que refleja la Logoterapia de Víctor Frankel, que se basa en la creencia de que lo que nos motiva es la búsqueda de sentido. La logoterapia se basa en las experiencias personales de Frankl de pérdida y sufrimiento en los campos de concentración nazis.

Escribe tus pensamientos en respuesta a las siguientes preguntas:

  • Creatividad: ¿Qué es lo que tú le das al mundo a través de tus buenos actos, tus relaciones con otros, tu creatividad, tu trabajo, tu trabajo voluntario y tus hobbies?
  • Experiencias: Reflexiona sobre una situación desafiante que enfrentas. ¿Cómo cambió tu perspectiva de vida debido a esa situación? ¿Cómo puede ver otra persona esa situación? ¿Qué consejo puedes dar para ayudar a otros en esa situación? ¿Cuál es la forma más útil de responder a esa situación? ¿Qué has aprendido de esta situación que alienta tu crecimiento positivo y tu transformación?

La resiliencia espiritual implica reconocer y aspirar a cumplir nuestra misión en la vida y a contribuir al mundo de una forma positiva, a menudo en medio de contratiempos y a veces incluso con sufrimiento. Es necesario trabajar mucho, empujarnos más allá de nuestra zona de confort, reflexionar sobre nuestra vida y su significado y desear desarrollar al máximo nuestro potencial espiritual.


Crédito de la foto: Thom Holmes, Unsplash.com

NOTAS:

  1. Bridges, L.J., & Moore. K.A. (2002). Religious Involvement and children’s well-being: What research tells us (and what it doesn’t). Child Trends Research Brief. Washington, DC: Child Trends, Inc.
  2. McCullough, M. E., & Willoughby, B. L. (2009). Religion, self-regulation, and self-control: Associations, explanations, and implications. Psychological Bulletin, 135(1), 69.
  3. Vishkin, A., Ben-Nun Bloom, P., Schwartz, S. H., Solak, N., & Tamir, M. (2019). Religiosity and Emotion Regulation. Journal of Cross-Cultural Psychology, 50(9), 1050-1074.
  4. Pliskin, Zelig. Consulting the Wise. page 218.
  5. Jovot HaLevavot, Shaar HaBitajón
  6. Snyder, C. R., Ilardi, S. S., Cheavens, J., Michael, S. T., Yamhure, L., & Sympson, S. (2000). The role of hope in cognitive-behavior therapies. Cognitive Therapy and Research24(6), 747-762.
  7. Seligman, M. E., Steen, T. A., Park, N., & Peterson, C. (2005). Positive psychology progress: empirical validation of interventions. American Psychologist60(5), 410.
  8. Fredrickson, B.L., & Levenson, R. W. (1998). Las emociones positivas aceleran la recuperación de las secuelas cardiovasculares de las emociones negativas. Cognition & Emotion12(2), 191-220.
  9. Kini, P., Wong, J., McInnis, S., Gabana, N., & Brown, J. W. (2016). The effects of gratitude expression on neural activity. NeuroImage128, 1-10.
  10. Park, C. L. (2016). Meaning making and resilience. The Routledge International Handbook of Psychosocial Resilience, 162- 172.
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