¿Cómo dejar de tener preocupaciones?

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El problema es que preocuparse es inevitable, ¿o no?

¿Estás preocupado en este momento? ¿No? ¡Deberías! Puede que los bandidos cibernéticos estén clonando tu tarjeta de crédito en este preciso instante y compren un Ferrari… ¿estás preparado para recibir una factura de 30 mil dólares? O quizás hay algún asaltante esperándote en la esquina de tu casa. ¿Y qué hay del tsunami que quizás se avecina? ¿Tienes un seguro que te proteja de todo? ¿¡Y qué pasa si hay una plaga de osos en la ciudad!? ¡Dios nos libre!

En la vida, hay muchas razones para estar preocupados, pero no lo estamos. No vivimos nuestra vida preocupados por todo lo que podría alguna vez quizás llegar eventualmente a pasar. ¿Por qué? Quizás es por negligencia y sí deberíamos estar preocupados realmente. Tal vez es porque realmente no creemos que las probabilidades sean suficientes como para dedicar nuestro tiempo a dicha preocupación. O quizás no somos lo suficientemente creativos para pensar en todas las calamidades que podrían ocurrirnos.

De todas formas, hay muchas cosas de las que sí vivimos preocupados. Quizás no voy a encontrar trabajo. Quizás no voy a encontrar pareja. Quizás habrá una guerra…. Y las preocupaciones nos distraen. Nos hacen perder el foco. Nos hacen sufrir en vano.

¿No te gustaría tener una vida sin preocupaciones? No estoy diciendo que uno no debería tomar medidas preventivas. No estoy diciendo que uno debería ser negligente y andar por la vida con los ojos cerrados ante lo que podría pasar. Nada de eso. El punto es que si hago lo que tengo que hacer, por ejemplo, si trabajo diligentemente, llego a la hora, cumplo con mi jefe, soy proactivo y me capacito… ¿acaso gano algo preocupándome? ¡Es simplemente sufrimiento en vano!

El problema es que es inevitable. ¿O no?

Rav Dessler, un famoso sabio del siglo XX, explica en su obra Mijtav MiEliahu cuál es el secreto para no tener preocupaciones. Explica así:

¿Qué tipo de cosas preocupan a la gente? La gente se preocupa de las cosas que no ocurrirán con certeza. No sé si me van a despedir o no, por lo tanto, me preocupo. No sé si voy a lograr cerrar el negocio o no, por lo tanto, me preocupo. No sé si las acciones van a subir o si van a bajar, por lo tanto, me preocupo. ¿Qué pasaría si yo supiera algo con certeza? Por ejemplo, ¿qué pasaría si supiera que me van a despedir del trabajo? ¿Estaría preocupado? Sí, estaría preocupado, pero no porque me van a despedir. Estaría preocupado porque no sé si voy a encontrar otro trabajo, no sé si voy a poder pagar las cuentas. ¿Pero de que me despidan? De eso no estaría preocupado, ya que es algo seguro.

Rav Dessler dice que nadie se preocupa de la muerte. Quizás hay gente que se preocupa sobre qué pasa después de la muerte, si la muerte es dolorosa, o sobre cuándo van a morir. Pero no del hecho mismo de morir, porque es algo seguro.

Dios creó los cielos y la tierra. Y no sólo eso, sino que sigue recreándolos a cada instante. Como una ampolleta, que genera su luz constantemente para iluminar este cuarto. Todo lo que pasa en este mundo, es generado por Dios. No existe nada fuera de Él.

Nosotros tenemos la falsa ilusión de que tenemos control sobre este mundo. Creemos que existe lo que se llama “acción y reacción”. Yo suelto la piedra, y la piedra cae. Lo hago de nuevo, y vuelve a caer. Entonces, pienso que la piedra cae porque yo la solté. Sin embargo esto no es correcto. Yo suelto la piedra, y Dios decide que caiga. Lo vuelvo a hacer, y Dios vuelve a decidir que caiga. Pero podría decidir que no fuera así, pese a que, según hemos observado, por alguna razón a Dios le gusta que las piedras caigan cuando yo las suelto. Pero no es nuestro tema aquí.

Uno tiende a creer que si trabaja, entonces como consecuencia recibe su sueldo. Pero eso no es cierto. Yo trabajo porque Dios me dijo que tengo que hacer mi hishtadlut, mi esfuerzo, para ganar mi sustento. Pero el dinero que reciba no es una consecuencia de mi trabajo. Es una variable independiente. ¿O acaso no conoces gente que trabaja y no gana dinero, y gente que no trabaja y sí lo gana? ¿O acaso no puede pasar qué la empresa quiebre y te quedes sin tu cheque de paga?

Este es el secreto para no tener más preocupaciones. Debemos entender que las consecuencias no están en nuestras manos.

Dios nos dijo que nosotros tenemos que encargarnos de hacer nuestra hishtadlut. Tenemos que buscar pareja, y no quedarnos sentados. Pero eso no quiere decir que nuestra búsqueda será la causante de que encontremos pareja o no. Nosotros nos preocupamos de buscar, y Dios se preocupa de que encontremos en el momento adecuado, sea cuál sea.

Este es el secreto para no tener más preocupaciones. Debemos entender que las consecuencias no están en nuestras manos. Sólo está en nuestras manos hacer nuestra hishtadlut, y por lo tanto las cosas que van a pasar, pese a que las desconocemos, ya están dadas. ¿Por qué habría de preocuparme?

¿Sabías que ya fue decretado en Rosh Hashaná cuánto dinero vas a tener este año, o si vas a vivir o morir? Y no sólo eso, sino que ¿sabías que quien lo decretó fue el Creador del universo, quien te ama como nadie y quien quiere lo mejor para ti? Si lográramos interiorizar esta idea en nuestros corazones, nunca más tendríamos preocupaciones; sólo tendríamos que encargarnos de hacer lo que está en nuestras manos, de hacer nuestra hishtadlut.

Esta es una idea muy interesante desde el punto de vista intelectual. Pero, ¿cómo podemos bajarla a nuestros corazones? ¿Cómo podemos ir más allá de nuestro intelecto y comenzar a sentirlo?

Rav Dessler nos dice que la clave está en Shabat.

"Seis días trabajarás y harás toda tu melajá, y el séptimo día será Shabat para el Eterno tu Dios..." (Éxodo 20:9-10).

¿Qué es una melajá? Es una de las 39 categorías de labores creativas que se utilizaron para crear el Tabernáculo. Todas estas labores, como escribir, plantar o cocinar entre otras, están prohibidas en Shabat junto con sus derivadas. ¿Por qué?

Dios es el creador del mundo, pero a veces lo olvidamos. A veces creemos que son nuestras acciones las que ayudan a que el mundo siga funcionando. Pero una vez a la semana, Dios nos dice que nos detengamos. Que dejemos de hacer nuestro aporte creativo. Que dejemos de hacer cosas y veamos Quién es realmente el que maneja el mundo. Una vez a la semana debemos dejar de hacer toda melajá y debemos interiorizar en nuestros corazones que en realidad todo está en Sus manos; de nosotros sólo depende hacer nuestra hishtadlut, pero no las consecuencias.

Así, una vez a la semana, entramos a Shabat y recordamos que Dios es quién determina lo que pasará en todo ámbito de nuestras vidas, que no depende de nosotros… y este sentimiento de Shabat nos ayuda a recordar durante todo el resto de la semana que en realidad no tenemos de qué preocuparnos. Por eso decimos que Shabat es el mekor habrajá, la fuente de toda bendición.

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