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A raíz de más contagios y las nuevas restricciones por COVID-19, encontrar un rayito de fe cambia la actitud y fortalece el carácter para sobrevivir esta situación.
“El sol saldrá mañana, y para que sea mañana, sólo falta un día”. Estas son palabras alentadoras de la pequeña Anita, en la obra de Anita la huerfanita. Esta niña encontraba una manera simple y positiva de darse esperanza para no caer en la angustia o el desamparo, aún cuando la situación no era muy alentadora.
En días difíciles, esta canción ofrece la esperanza necesaria para encontrar una razón para no caer en el desaliento y para mantener la fe, al ver que mañana será un nuevo día y habrá una nueva oportunidad.
Estamos viviendo tiempos complicados e inseguros. La economía está deshecha. La incertidumbre y el dolor por las pérdidas han creado un clima tenso. Cada uno tiene su historia en esta pandemia.
Sin embargo, dentro de estas historias que conllevan dolor y desesperación también se encuentra un rayito de luz. Los científicos ya hablan de la vacuna que está por salir. Los tratamientos médicos avanzaron en pocos meses y ya se cuenta con tratamientos para la mayoría de los casos. Las personas ya aprendimos a ser más conscientes, más precavidas y a vivir con una sana distancia.
El espíritu humano no se quebrantó del todo. Hay cuentos de resiliencia extraordinaria. Matrimonios que encontraron una nueva forma de comunicarse y apoyarse. Niños que dejaron de sufrir por el maltrato de sus compañeros y se fortalecieron estando en casa con sus familias. El hogar revivió, se convirtió nuevamente en el centro de la vida familiar.
Así, esta pandemia no ha sido tan mala en algunos aspectos como ha parecido. Muchas familias se unieron y aprendieron a convivir en un mismo techo sin tener que buscar salidas o escapes.
El espíritu humano se fortaleció. Se formaron sociedades que ayudan a los enfermos o que cuidan a los necesitados, se regalan cubrebocas, se hornean pasteles, se regalan comidas y hasta se busca la manera de encontrar techo para las personas que han perdido todo.
Poder sentir que en este tiempo de inestabilidad surge un rayito de luz es un avance. Paciencia, resistencia y esperanza son ingredientes que ayudan a luchar.
En estos días, tener fe y esperanza es una necesidad que no se debe negociar, ya que, de lo contrario, uno puede perder todo. Es la decisión propia de querer sobrevivir y de ver el sol mañana, la fuerza que se recrea cada minuto y que hace que el espíritu humano se fortalezca, aún hoy, que la vacuna está por salir, pero no tenemos nada concreto todavía.
El compromiso personal de seguir, día tras día, es la luz que ilumina el camino de aquellos que no encuentran su camino. Ser la antorcha que alumbra a los demás es una responsabilidad ya que, no se sabe cuándo nosotros también necesitaremos esa luz.
Ingredientes:
Afirmación positiva para recuperar la fe y esperanza:
Elijo tener fe y encontrar esperanza para salir adelante. Cuando me lo propongo, puedo encontrar una razón que me ayuda a visualizar un mejor futuro. Cultivo diariamente mi paz interior. Agradeciendo lo que tengo, aún cuando mis carencias y mis miedos me quieran dominar. Tener esperanza me reanima y me fortalece.
Encontrando esperanza en tiempos inciertos:
“La fe no es una palabra que da ánimo, es la luz que alumbra al alma cuando la razón no tiene buenas explicaciones”.
Extraído de recetasparalavida.com
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