Cómo enseñarles a los niños a pensar en los demás

26/12/2022

3 min de lectura

Por qué los niños se comportan de la forma en que lo hacen y cómo enseñarles las habilidades que necesitan.

Todos experimentamos estas conductas en nuestros hijos:

  • El niño que hace berrinches cuando no recibe el juguete que quiere.
  • El niño que no corre a ayudarte cuando cargas las bolsas del supermercado.
  • El niño que siempre se queja porque no tiene nada que ponerse.

Etiquetar esta clase de conducta como egoísta no es de mucha ayuda. Podemos ver este comportamiento de una forma más positiva y enseñarles a revertir su conducta.

Aquí hay algunas indicaciones para relacionarnos con los niños “egoístas”:

Entiende qué es realmente lo que ocurre con tu hijo.

La conducta egoísta a menudo es apropiada en términos de desarrollo. Aún no han aprendido a ver el mundo a través de los ojos de otra persona. Son realmente egocéntricos. Les resulta difícil imaginar cómo se siente o qué piensa la otra persona. Apenas han comenzado a entender sus propios pensamientos y sentimientos. Y los adolescentes todavía no han madurado lo suficiente como para “ponerse en los zapatos” de otra persona.

A menudo es un problema de desarrollo y no de conducta.

Todavía más, pueden existir otras buenas razones para su “mala” conducta. Por ejemplo, un niño que hace berrinches porque no recibió el regalo que quería puede estar demasiado cansado o hambriento, y encima de todo eso no puede con la decepción. Una niña que se queja que “no tiene nada que ponerse” puede sentirse insegura y tener dificultades para encajar con sus amigas. Un niño que no ayuda a su madre a cargar las bolsas de las compras, puede estar concentrado en un juego y temer perderse algo.

No etiquetes rápidamente su conducta de la forma más negativa.

Enseña, no acuses:

Los niños necesitan aprender cómo ver el punto de vista de otra persona y ser capaces de ponerse en los zapatos de otro. Tienen que aprender a actuar con compasión y empatía.

Estas son lecciones que pueden enseñarse. Pero lo más importante, no necesitamos castigarlos para hacerlo.

Comienza por tener empatía:

La mejor forma de enseñarles a nuestros hijos a ver la perspectiva de otro es empatizar con ellos y respetar sus sentimientos negativos. Cuando empatizamos y reflejamos sus sentimientos, ellos aprenden a nombrar sus emociones. Irónicamente, este es el primer paso para ayudarlos a entender y percibir los sentimientos de otros.

“Estás decepcionada con tu regalo. Te gustaría haber recibido otra cosa…”

“Te cuesta compartir tu juguete… no es fácil compartir…”

“Estás realmente frustrada y no sabes qué ponerte hoy…”

Nombrar sus sentimientos los ayuda a adquirir inteligencia emocional y a sentirse cómodos con su amplia gama de sentimientos. Esto les da el lenguaje que necesitan para ser comprensivos y compasivos con otros.

Prepárate con anticipación:

Informa a tus hijos con antelación lo que se espera de ellos:

“Cuando recibes un regalo, tienes que decir ‘gracias’, incluso si estás decepcionado con el regalo. Si la decepción es muy grande, puedes susurrarme al oído lo triste que estás. Pero no puedes decirlo en voz alta”.

“Cuando me veas cargar las bolsas de las compras, asegúrate de venir y ayudar”.

Si entiendes que a tu hijo realmente le cuesta darse cuenta que necesitas ayuda, puedes decirle: “Eli, me voy l supermercado y regresaré a casa como en media hora. Voy a necesitar ayuda para bajar las bolsas del auto. Te agradecería si puedes venir cuando te llame…”

Enséñales a ver:

También queremos que los niños nos presten atención a nosotros y a nuestras necesidades. Cuando estoy haciendo múltiples tareas a la vez, preparando la cena, coordinando una cita para jugar por teléfono, y en 5 minutos tengo que salir corriendo a buscar a los niños a la escuela, lo último que quiero escuchar de mi hijo es: “Mami, me gusta este suéter del catálogo, ¿lo puedes encargar?”

En ese momento podemos decirle amablemente: “Cariño, mírame un segundo. ¿Qué ves? Estoy preparando la cena, ordenando y tengo que salir en 5 minutos a recoger a los niños. No puedo ayudarte ahora. En realidad, tú me podrías ayudar. Aquí hay una zanahoria que hay que pelar. Me encantaría mirar ese catálogo, más tarde esta noche".

Un modelo a seguir:

Otra forma en que podemos enseñarles a nuestros hijos a ponerse en los zapatos de otro es siendo un modelo de compasión hacia los demás.

Podemos decir: “Parece que papi tuvo un día difícil. Creo que le gustaría un beso y un abrazo. Esta noche tenemos que dejarlo relajarse…”

“La abuela se siente un poco triste hoy. Su amiga no está bien. Veamos si podemos alegrarla…”

Elogia a los niños cuando actúen de forma compasiva:

Lo que mencionamos, reforzamos. Por lo tanto, elogia a los niños cuando actúan con compasión y empatía. Puedes decirles:

“¡Compartiste tu muñeca!”

“¡Muchas gracias por ayudarme con las compras! ¡Lo aprecio mucho!”

“¡Esperaste hasta que colgara el teléfono para formularme tu pregunta!”

Estos pueden parecer actos pequeños e insignificantes que no requieren alabanza, pero ayuda a reforzar esos pequeños actos positivos y asegura que se repitan.

Podemos enseñarles a nuestros hijos a comportarse apropiadamente. Tenemos que entender por qué se comportan de la forma en que lo hacen, enseñarles las habilidades que necesitan y finalmente felicitarlos por sus actos más apropiados.

Crédito de la foto: Annie Spratt, Unsplash.com

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