Cómo hablarle a una mujer embarazada

3 min de lectura

Lamentablemente, basado en experiencias personales.

Tengo tres niños y estoy esperando el número cuatro. El tiempo vuela, los niños crecen, pero, desafortunadamente, algunos adultos se niegan a hacer lo mismo. Mis preciosos hijos, que tienen entre 4 y 8 años, tienen más tacto y más modales que algunos de los adultos con los que he tenido el “placer” de conversar durante mi embarazo. No pasa un día sin que mis hijos traten de hacerme sentir mejor ayudándome, limpiando, haciendo proyectos de la escuela para mí o diciéndome, “¡Mami, te ves hermosa!”.

Por otro lado, algunos adultos que se cruzan en mi camino me dejan tirándome de lo pelos y pensando “¡¿Cómo se te puede ocurrir decir algo así?!”. Yo no me enojo fácilmente ni me deprimo cuando escucho ese tipo de comentarios. Soy una persona grande, soy fuerte emocionalmente y he aprendido que la mayoría de los comentarios insensibles no provienen de mis imperfecciones sino de la falta de tacto de ellos.

Escribí esta guía para ayudar a otras mujeres embarazadas y también a aquellas que algún día lo estarán. Espero que les ayude. Todo viene de mi experiencia personal.

Lo que NO hay que hacer o decir.

1. NUNCA le preguntes a una mujer si está embarazada. Esto debe ser algo que se sobreentiende. Cuando llegue el momento, ella te lo hará saber. La última respuesta que quieres escuchar es, “No, solamente subí un par de kilos”.

2. NO muestres una expresión confusa o alarmada en tu rostro cuando una mujer con una gran y feliz sonrisa te dice que está embarazada. Tú no tienes idea qué tipo de reacciones he recibido en el pasado y todavía recibo, “¿¡Qué!? ¿¡TÚ quieres OTRO bebé!?” o “Pensé que ya habías dejado de tener hijos”.

3. NO digas, “¡Estás que explotas!”. Me hace sentir como un animal de granja.

4. NO digas, “¡Wow! ¡Estás enorme!”. Sí. Estoy ¡EMBARAZADA! ¿Qué esperabas?

5. NO digas, “¡Wow! ¡Tan sólo 3 meses! ¡Se te nota tan pronto!”. Puede ser algo que estoy usando, o algo que comí. Eso no justifica tu comentario.

6. NO preguntes, “¿Estabas tan grande en tus otros embarazos también?”.

Primero que nada, es simplemente insensibilidad porque de todas maneras ya me siento como un pingüino. Segundo, mi esposo y yo, ambos somos altos. ¿Qué tipo de bebé crees que vamos a tener? E incluso si efectivamente gané unos kilos de más debido a los antojos, no es tu misión señalarlo.

7. NO preguntes, “¿Qué vas a tener?”, puede que te sorprenda pero voy a tener ¡un bebé!, y no es un bebé cocodrilo, un bebé jirafa, o un bebé gorila. Es de hecho ¡un bebé humano real! Te enterarás si es niño o niña lo suficientemente rápido (el tiempo suele volar cuando te mantienes ocupada en tus asuntos y no en los asuntos de los demás).

8. NO me digas que soy una madre egoísta simplemente porque tuve a todos mis hijos con la ayuda de la epidural y estoy planeando hacer lo mismo con éste. La paternidad va mucho más allá de un par de horas de parto; son años de auto-sacrificio, dedicación, noches sin dormir, y trabajo arduo.

9. NO me aconsejes que cuide mi figura o mi peso. No tengo figura ahora y mi peso no es una prioridad. Por otro lado, ¡mi sanidad sí lo es!

10. NO me preguntes cómo me siento cada vez que me ves, a menos que estés realmente interesada en escuchar sobre mis nauseas, mis problemas para dormir, antojos, sentimientos de enormidad, estar limitada físicamente, agotamiento y turbulencia emocional, etc. No puedo decir “estoy bien” porque no lo estoy, pero cuando empiezo a hablar contigo, te vas a la mitad de mi oración mientras yo me quedo con la necesidad de compartir mi miseria con alguien a quien sí le importe. Entonces si realmente no te importa, satisfácete con mi respuesta de “Gracias a Dios” y no pidas más detalles.

11. NO preguntes “¿Cuántos hijos quieres o planeas tener?”. Eso es entre Dios, mi esposo y yo. Si necesito tu opinión sobre cómo y cuántos, la voy a pedir. (No tengas muchas esperanzas)

12. NO TOQUES MI VIENTRE. No es propiedad pública. Y yo no soy Buda, así que frotar mi vientre no te traerá buena suerte.

La lista de lo que SÍ hay que hacer es mucho más corta y fácil de seguir:

1. SÍ debes decir “¡Mazal Tov!” “¡Beshaá Tová!” “Felicidades” “Qué emoción” “¡Estoy muy contenta por ti!” cuando te enteres de la gran noticia.

2. SÍ puedes ofrecer tu ayuda (sólo no la impongas).

3. SÍ debes decir cumplidos, incluso si no son verdad. Cada pizca de aliento cuenta. Algunas personas agradables me han dicho “Lo llevas tan lindo”. “Te ves tan bien/linda, etc.” “Te ves radiante”. ¡Cosas como esas le hacen el día a una mujer embarazada!

En resumen, tal como dijo Hillel, “no le hagas a otros le que no te gusta que te hagan a ti”; traduce esto a “piensa antes de hablar”: ¿Te gustaría a ti ser el recipiente de tu propio comentario?

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