Cómo llenar el vacío interior

15/01/2025

4 min de lectura

Las adicciones a menudo se desarrollan para llenar el vacío interior. Pero hay un camino mejor.

La consciencia de que algo faltaba en mi vida comenzó en la adolescencia. Pero no sabía qué era lo que me faltaba.

Crecí en una familia cálida y modesta, con muchas de mis necesidades físicas básicas satisfechas. Sin embargo, sentía que algo estaba faltando.

A medida que pasaron los años, comencé a buscar cada vez con más desesperación, intentando encontrar lo que me faltaba. Busqué en varias religiones, en el ambientalismo, en movimientos de justicia social, en estudios académicos de alto nivel, en relaciones… Y cada uno me entregó algunas pistas fascinantes, pero mi alma deseaba todavía más.

En el camino desarrollé adicciones a la comida, pero no entendía que eran mensajes llamando mi atención. Sólo cuando empecé a estudiar en profundidad sobre la antigua sabiduría mística de mi propia herencia y sus pautas para vivir la vida con el mayor placer posible, mi alma comenzó a sentirse nutrida.

Escucha a tu alma

Se habla mucho de aprender a escuchar a nuestros cuerpos, lo cual es excelente. Se habla de tomar consciencia cuando comemos emocionalmente y eso también es útil. Pero lo que se conecta directo con el eje de las adicciones es tomar consciencia de nuestras almas y escucharlas.

Cada vez se reconoce más que las adicciones resultan de un ansia espiritual. Creo que es la razón por la que, incluso después de años de abuso y a veces con gran dificultad, la resiliencia puede lograr superarlo. A menudo se necesita intervención terapéutica para que la nutrición espiritual pueda integrarse al alma si la persona experimentó un trauma significativo. Pero es vital reconocer que los mayores niveles del alma aún se mantienen puros, porque son los únicos lugares dentro nuestro donde el trauma no puede llegar.

Cuando nuestra verdadera esencia recibe la nutrición que necesita, puede emerger una profunda curación. Tal como necesitamos nutrir a nuestro cuerpo físico a lo largo del día, también tenemos que nutrir nuestras almas.

Las adicciones se han difundido y las adicciones a la comida son las más comunes de todas. La próxima vez que sientas ganas de comer en exceso, pregúntate: “¿El que tiene hambre, es mi cuerpo o mi alma?” Entonces descubre la abundancia de placeres mayores y más duraderos fueron creados para que los disfrutemos. Así es como nuestras almas hambrientas pueden encontrar la plenitud que realmente anhelan.

Cuando nos sentimos profundamente decepcionados con nuestras vidas, a menudo surgen adicciones para llenar el vacío que nos corroe por dentro. Lo que buscamos desesperadamente es un placer más duradero. Eso es lo que llena el vacío interno.

Los 5 niveles de placer

Para tener una idea de la abundancia de placeres fácilmente disponibles en cualquier momento, podemos aprender sobre los cinco peldaños en la escalera del placer, presentados por Rav Nóaj Weinberg, el fundador de Aish HaTorá. Estos corresponden a los cinco niveles en el alma humana de acuerdo con la antigua sabiduría mística de la Cábala.

¿Qué está en el nivel más bajo de la escalera de placer? Todos los placeres físicos naturales. Alimentos integrales, la naturaleza, música, movimiento como baile, natación, jardinería… Estos son tan sólo algunos ejemplos. Este nivel más bajo del alma está conectado a nuestro cuerpo, entonces cuando experimentamos estos regalos naturales con nuestros cinco sentidos con gratitud, eso nos nutre y eleva tanto nuestros cuerpos como nuestras almas.

El siguiente nivel en la escalera del placer es el amor. ¿Cómo podemos traer amor a nuestras vidas en cualquier momento? ¿El amor no depende de otras personas? Nuestra antigua sabiduría enseña que el amor es enfocarse en las virtudes de otro, apreciar genuinamente a otra persona. Este es un entendimiento poderoso del amor, porque incluso en completa soledad, se puede sentir la calidez del amor al recordar un acto de bondad que alguien hizo por ti alguna vez.

El tercer peldaño de la escalera del placer es el significado. Participar en actividades significativas que marcan una diferencia positiva trae un nivel de placer incluso mayor a nuestras vidas. Alguien me contó que se estaba comiendo solo una pizza entera hasta que un vecino le pidió su ayuda por unos minutos. Cuando regresó a su departamento, ya no “necesitaba” seguir comiendo pizza. Satisfecho, guardó el resto de la pizza en el refrigerador para otro momento.

En el segundo nivel más alto de la escalera encontramos el placer que trae la creatividad. Experimentamos esto cuando ponemos una parte única de nosotros mismos en el mundo, accediendo al flujo creativo del universo. No sentimos ganas de comer y a veces ni siquiera de dormir cuando estamos en medio de esta zona.

El nivel más alto de placer es la trascendencia, ese estado de asombro y maravilla. Es cuando tomamos consciencia de cómo estamos todos conectados los unos con los otros y a la Fuente de todo. La ilusión de distanciamiento claramente se disuelve en un sentido de unidad. También experimentamos esto cuando damos el primer paso para romper un mal hábito, trascendiendo nuestras propias limitaciones previas, liberándonos para ser más parte del mundo que nos rodea.

Cada nivel subiendo la escalera del placer trae campos más extensos de conexión a nuestra vida, alejándonos de los sentimientos de aislamiento, decepción, ansiedad y depresión que llevan a las adicciones, incluyendo la de la comida. Cuando comemos en exceso, intentamos llenar el vacío interno al seguir comiendo, lo cual trae una gratificación inmediata, aunque pasajera. Pero el vacío interno es espiritual, así que ninguna cantidad de comida puede llenarlo.

A través de una variedad de adicciones intentamos desesperadamente reparar el déficit espiritual con medios físicos, pero sólo la nutrición espiritual da en el clavo.

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Débora
Débora
23 días hace

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